Yo Soy Siervo de Dios
Soy siervo de Dios. Cristo es mi Señor. Y deseo, en toda circunstancia, hacer la voluntad de Dios y no la mía.
Los modernos, sin embargo, proclaman una libertad ilimitada. Y no quieren someterse ni obedecer a nadie: ni siquiera a Dios. Su libertad es una libertad igual para el bien que para el mal; lo mismo para la verdad que para el error. Y cada uno puede elegir si cree en Buda, en Cristo, en Alá o en nada en absoluto. Su libertad religiosa les pone ante el escaparate de las diversas ofertas y cada cual elige la religión que más le interesa. O, tal vez, ninguna.
Creyéndose listos, se han convertido en unos necios redomados: no creen que Dios les dio la vida. No creen que hayamos sido creados por Él y para Él y que nuestro fin último sea la bienaventuranza en la Patria Celestial.
Ellos creen que son fruto del azar, de la casualidad. Estamos aquí por un conjunto de carambolas que nos ha dado la existencia aquí y ahora. Y a partir de ahí, cada uno se apaña como puede para tratar de ser feliz. Y si no hay Dios, tampoco hay moral y, ante la realidad irremediable de la muerte, lo único que le queda al hombre es disfrutar de los placeres de esta vida mezquina: disfrutar de experiencias, de descargas de adrenalina que nos hagan sentirnos vivos… Disfrutar de la buena vida, del buen vino, de la buena comida, de sexo sin compromisos… A fin de cuentas, ¿qué felicidad se puede esperar aquí, si no es un orgasmo, una bacanal o un buen banquete?
Y quien no pueda disfrutar de la vida, sobra. Sobran los pobres, los mendigos, los harapientos, los mugrientos que viven en la calle y no tienen dónde caerse muertos. Hay que reducir drásticamente la población para acabar con la pobreza lo antes posible: con la pobreza y con los pobres. Hay demasiada población y sobran seis o siete mil millones de habitantes. Si no, la vida del planeta estaría en peligro.
Hay que acabar con los pobres, con los tullidos, con los enfermos crónicos, con los impedidos, con los borrachos y drogadictos, con los ancianos dependientes… ¿Saben ustedes lo que le supone a la economía global mantener a toda esa rémora de seres improductivos, que precisan atención sanitaria, servicios sociales y hospitalizaciones periódicas? Si acabáramos con ellos, el dinero que nos ahorraríamos podría invertirse en proyectos de innovación científica sostenibles, en la transición ecológica y en evitar el cambio climático antropogénico y su puta madre.
Escribe Nietzsche en El Anticristo:
¿Qué es lo bueno? Todo lo que eleva en el hombre el sentimiento de poder, la voluntad de poder, el poder mismo.
¿Qué es lo malo? Todo lo que proviene de la debilidad.
¿Qué es la felicidad? El sentimiento de lo que acrece el poder; el sentimiento de haber superado una resistencia.
No contento, sino mayor poderío; no paz en general, sino guerra; no virtud, sino habilidad (virtud en el estilo del Renacimiento. Virtud libre de moralina).
Los débiles y los fracasados deben perecer; ésta es la primera proposición de nuestro amor a los hombres. Y hay que ayudarlos a perecer.
¿Qué es lo más perjudicial que cualquier vicio? La acción compasiva hacía todos los fracasados y los débiles: el cristianismo.
La religión de la compasión – en palabras de Nietzsche – es el cristianismo. Suponiendo que se considera la compasión por el valor de las reacciones que suele provocar, su carácter peligroso para la vida aparece a una luz bastante más clara. La compasión dificulta en gran medida la ley de la evolución, que es la ley de la selección. Conserva lo que está pronto a perecer; combate a favor de los desheredados y de los condenados de la vida, y manteniendo en vida una cantidad de fracasados de todo linaje, da a la vida misma una aspecto hosco y enigmático.
Los débiles y los fracasados deben perecer. La ley de la evolución y de la selección natural deben seguir su curso. A esto se le llama darwinismo social. Sólo deben sobrevivir los más fuertes, los mejor dotados. Y los tarados deben perecer.
Si no hay Dios, ¿qué nos impide matar a los niños no nacidos cuando vienen con una malformación, con un síndrome de Down o cuando, simple y llanamente no son deseados? La mujer es «un fin en sí mismo» y tiene derecho a decidir. Tiene derecho a la autodeterminación, de tal modo que cuando el niño es deseado, se le reconoce y agasaja como hijo desde el primer momento de su concepción. Pero, si el bebé no es deseado, se le niega su condición, no solo de hijo, sino incluso de ser humano con derecho simplemente a nacer y a ser. Es el deseo de la madre el que determina la vida o la muerte del embrión o del feto. Porque la voluntad del hombre y de la mujer, sus derechos, no se discuten. El fin del hombre ya no es Dios, sino que cada uno es un fin en sí mismo y no tiene obligación de obedecer ni a Dios ni a nadie. Nadie le puede imponer una ley que el hombre mismo no se haya dado a sí mismo. La Ley de Dios queda derogada como Dios mismo.
La modernidad ha implantado la Ley del Deseo como derecho humano inalienable. Y, así, si uno quiere ser pez, tiene derecho a que todos le reconozcan su condición de animal acuático. Y si un hombre quiere ser una mujer, todos hemos de dirigirnos a ella en términos femeninos, so pena de homofobia y linchamiento social. El cenit del liberalismo, del endiosamiento del hombre (antropocentrismo) y de la rebelión contra Dios es lo que hoy llamamos ideología de género o cultura woke.
Los católicos liberales aplican la Ley del Deseo a la propia fe. Y así, fundamentan su fe, no en la autoridad de Dios, infinitamente veraz e infalible, que se ha dignado revelarnos el camino único que nos ha de conducir a la bienaventuranza sobrenatural, sino en la libre apreciación de su juicio individual que le dicta al hombre ser mejor esta creencia que otra cualquiera; es decir, en la ley del deseo. Juzgan su inteligencia libre de creer o de no creer y juzgan asimismo libre la de todos los demás. En la incredulidad, pues, no ven un vicio, enfermedad o ceguera voluntaria del entendimiento o del corazón, sino un acto lícito de la jurisdicción interna de cada uno, tan dueño en eso de creer, como en no admitir creencia alguna.
La libertad sin límites morales implica la muerte de la razón, del sentido común y el imperio de la locura, de la arbitrariedad, de la demencia; del trastorno mental, la vesania y el disparate.
Y así, vivimos en un mundo de gilipollos, gilipollas y gilipolles; de seres solos y perdidos, sin rumbo; vidas absurdas de gentes con vestimentas absurdas. Si los gilipollas (con toda su amplia gama de identidades sexuales) y los hijos de puta criaran alas y pudieran volar, no veríamos la luz de sol.
La libertad sin límites morales, la libertad sin Dios, conduce a la locura, a la demencia, al desvarío; y la sociedad se convierte en una casa de orates peligrosos, de borrachos, fornicarios y degenerados que se pasean una vez al año por las calles, orgullosos de sus vicios.
Pero el mal, tendrá su castigo. Dios es justo y premia a los justos y castiga a los malos.
Jesús dijo a sus discípulos:
“En los días del Hijo del hombre sucederá como en tiempos de Noé.
La gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca y llegó el diluvio, que los hizo morir a todos.
Sucederá como en tiempos de Lot: se comía y se bebía, se compraba y se vendía, se plantaba y se construía.
Pero el día en que Lot salió de Sodoma, cayó del cielo una lluvia de fuego y de azufre que los hizo morir a todos.
Lo mismo sucederá el Día en que se manifieste el Hijo del hombre.
En ese Día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en la casa, no baje a buscarlas. Igualmente, el que esté en el campo, no vuelva atrás.
Acuérdense de la mujer de Lot.
El que trate de salvar su vida, la perderá; y el que la pierda, la conservará.
La Ciudad de Dios combatirá hasta el final de los tiempos con la ciudad del hombre.
Dos amores fundaron, pues, dos ciudades, a saber: el amor propio hasta el desprecio de Dios, la terrena, y el amor de Dios hasta el desprecio de sí propio, la celestial. La primera se gloría en sí misma, y la segunda, en Dios, porque aquélla busca la gloria de los hombres, y ésta tiene por máxima gloria a Dios, testigo de su conciencia. Aquélla se engríe en su gloria […]. En aquélla, sus príncipes y las naciones avasalladas se ven bajo el yugo de la concupiscencia de dominio; y en ésta, sirven en mutua caridad, los gobernantes aconsejando y los súbditos obedeciendo. Aquélla ama su propia fuerza en sus potentados, y ésta dice a su Dios: A ti he de amarte, Señor, que eres mi fortaleza (Sal 17,2). Por eso, en aquélla, sus sabios, que viven según el hombre, no han buscado más que o los bienes del cuerpo, o los del alma, o los de ambos […]. Creyéndose sabios, es decir, engallados en su propia sabiduría a exigencias de su soberbia, se hicieron necios […]. En ésta, en cambio, no hay sabiduría humana, sino piedad, que funda el culto legítimo al Dios verdadero, en espera de un premio en la sociedad de los santos, de hombres y ángeles, con el fin de que Dios sea todo en todas las cosas (1 Cor. 15,28). San Agustín.
Hay dos banderas y hay que tomar partido. O la de Cristo o la de Lucifer. O siervos de Dios, como María; o esclavos de Satanás. Ustedes verán.
Los hijos de Satanás niegan que Dios sea la sabiduría suma y que tenga el poder de dictar leyes. Se niegan a reconocer la santidad de Dios y a adorarlo como Él merece. Niegan que Dios sea el Creador y que tenga derecho a exigir obediencia de Sus criaturas. Niegan la bondad suprema de Dios y no reconocen que todo lo bueno proviene de Él y que no puede haber otra fuente de bondad.
El hijo de Dios conquista su libertad obedeciendo a Dios. Él es el origen de nuestra libertad y, cuanto más dependemos de Dios, más libres seremos.
Yo soy siervo y esclavo del Señor.
¡Viva Cristo Rey!
23 comentarios
Las frases anteriormente citadas creo que se le pueden aplicar a Friedrich Nietzsche.
Durante su último año activo, 1888, escribió 7 libros, “La caída de Wagner”, “Nietzsche contra Wagner”, “El anticristo”, ( que se ha citado) “Ditirambos para Dionisio”, “La voluntad del poder”, “Ecce Homo” y “El crepúsculo de los ídolos”.
En Turín, donde llegó el 20 de septiembre de 1888, fue evidente su extraña conducta para Davide Fino, dueño del hotel donde se hospedó. En diciembre de 1888, solía hablar solo, cantar y bailar desnudo en su habitación. En sus cartas de octubre de 1888 a enero de 1889 se manifestó un claro delirio megalomaníaco. Firmó sus misivas como “Fénix”, “Anticristo” y “Dionisio” y envió cartas irreverentes al Kaiser y a Bismarck. Se llamó a si mismo “el redentor de todos los milenios”
Su colapso sucedió el 3 de enero de 1889 cuando, al ver un caballo que era maltratado, se abalanzó llorando sobre el cuello del animal con ánimo de protegerlo, cayendo al suelo sin sentido A los pocos días fue trasladado a un asilo mental en Basilea, donde presentaba conductas como mantenerse aplaudiendo un lapso largo, hiperoralidad y un apetito muy voraz. Luego fue trasladado a Jena en donde presentó severos desajustes conductuales tales como beberse su propia orina, ensuciar su cuerpo con heces y coprofagia y finalmente enviado al cuidado de su madre y hermana, el 20 de marzo de 1890. Nietzsche perdió progresivamente sus capacidades cognitivas y su lenguaje, llegó a un estado de mutismo y no reconocía sus pocos amigos. Falleció el 25 de agosto de 1900 de una neumonía.
Desde un principio el diagnóstico fue una parálisis general luética, pero Orth y Trimble, revisaron en el año 2006 los expedientes médicos de Nietzsche y plantearon una demencia frontotemporal.
El poeta protestante William Yeats, que era diputado, pronunció entonces en la Cámara un famoso discurso defendiendo los derechos de los anglo-irlandeses (protestantes) con frases como: "I think it is tragic that within three years of this country gaining its independence we should be discussing a measure which a minority of this nation considers to be grossly oppressive. I am proud to consider myself a typical man of that minority".
El divorcio se prohibió para todos , católicos y protestantes, y siguió prohibido durante décadas, contribuyendo a las tensiones entre irlandeses católicos y protestantes y siendo otro obstáculo más a la reunificación de Irlanda que aún no se ha conseguido.
Yo me pregunto, si es posible integrar y unir a una nación así, con minorías religiosas importantes, si el Estado se pone solamente del lado de una de las confesiones e impone a las otras una legislación como ésta.
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Pedro L. Llera
Yo creo en todos los dogmas de la Iglesia, así que el Infierno existe. Y su comentario es un claro ejemplo de por qué tiene que existir. No obstante, rezaré para que usted no tenga que padecer lo que me desea a mí.
Paz y bien
En mi comentario dije que se manifestó un claro delirio megalomaníaco, en una persona, que por supuesto no me refería a Ud.
"Estoy seguro que hay otra forma de traducir la expresión: "Yo soy la esclava del Señor, hágase en mí según tu Palabra" (dirigiéndose al Arcángel San Gabriel) porque hoy en día es una expresión muy desagradable por las connotaciones con la esclavitud".
Me quedé perpleja y sospeché que el buen hombre no era tan versado si no comprendía tal cosa.
Yo también soy la sierva del Señor, D. Pedro, y a Él serviré y no habrá otro dios delante de mí. "¿Quién cómo Dios?" digo con San Miguel Arcángel.
Por no hablar de la aprobación del aborto, mas tensión que eso, pocas cosas.
Pero insisto con los mismos ejemplos: alguien podría acusar a la España actual de no profesar la libertad religiosa porque la poligamia está prohibida. Igualmente, una ley abortista supone la aniquilación de una sociedad cristiana y de toda coordenada de convivencia armónica. La pretensión de una sociedad en la que todo el mundo quepa es una quimera abstracta.
Podríamos poner muchos mas ejemplos en la España actual de leyes que aniquilan la coexistencia armónica de distintos credos: el comisariado político que por ley se ha repartido por instituciones públicas y medios de propaganda, cursos de perspectiva de género a jueces y policías, ruptura de igualdad jurídica y presunción de inocencia, educación pervertidora de la infancia y juventud, etc.
Solo quedaría saber si la aplicación de esas leyes que no gustaban a la referida persona eran justas o injustas o si su aplicación era prudente o no.
Es curioso porque los católicos ingleses han tenido que aguantar casi tres siglos injusticias parecidas.
Ahora ya hay escuelas públicas-públicas en Irlanda que admiten a no bautizados, bautizados y lo que se tercie. Pero es bastante reciente.
Por cierto que a la inversa también ocurría y en la Irlanda británica y en Inglaterra los católicos también estuvieron discriminados por ley en determinados centros educativos.
Una vez que has alcanzado el poder hacer a los otros lo que no querías que te hicieran a ti...Si los católicos se quejan de ser discriminados y cuando alcanzan el poder se encargan de hacer lo mismo a los otros, eso a la larga es malo para todo el mundo y, por cierto, es uno de los argumentos favoritos de los protestantes norirlandeses ("¿Véis? Os dijimos que pasaría esto si les daban la independencia").
Leo en este artículo que se hablaba de prioridad en vez de inadmisión. Aunque es un artículo de 2018
lavanguardia.com/vida/20180509/443455178006/las-escuelas-irlandesas-no-podran-dar-prioridad-a-los-alumnos-bautizados.html
Y hace referencia a bautizados, sirviéndose del argumento de que esto significa una presión que induce al bautismo de los niños. Entiendo, sin embargo, que el hecho discriminatorio no habría de ser el "trámite" del sacramento bautismal, sino la profesión de fe de los padres. Claro, el problema está en que hablamos de colegios públicos, siendo así que habría familias que tendrían problemas de tipo económico para buscar una educación adecuada a sus hijos.
En cualquier caso, yo lo que defiendo es que una sociedad en la que se tenga contento a todo el mundo y todo el mundo quepa es imposible, porque no puede ser que se de en un mismo lugar una cosa y su contraria, o una cosa y otra que sin ser su contraria es tan diferente que hace a ambas incompatibles. Y el criterio para la determinación de las normas sociales es la verdad y la justicia. justicia basada en la verdad. lógicamente. No cuestiones como "como otros antes actuaron de esta manera, ahora nosotros actuamos de igual forma o de manera distinta o lo que sea". Eso es indiferente porque esos criterios no tienen que ver con la verdad.
Y la Historia lo que nos demuestra es esto, justamente. Las sociedades no pasan de regirse por normas con una orientación característica a convertirse en escenarios de convivencia multiforme. Si no se vive en una sociedad cristiana, se vivirá en una musulmana, marxista, postmoderna, etc. Dentro de un contexto de disputa entre esas distintas formas de entender el mundo. Teniendo en cuenta que existen formas de entender el mundo que siendo distintas, son también mas compatibles entre si que con respecto a otras.
Lo que ha venido a España después de ser un país católico ha sido lo que ha sido y no otra cosa. O sea que la experiencia yo la he vivido in situ y a tiempo real, no a través de teorizaciones en un libro ni nada parecido. Pero no es un problema simplemente español, sino algo generalizado. Y esto es porque no es un problema específico de una región geográfica particular, sino algo universal, relativo a la naturaleza humana.
En este sentido esta recurrencia a ejemplos de hace cien, doscientos o mil años, con la Iglesia como protagonista, siempre me suenan forzados, intencionados, anacrónicos, viejos esquemas que han sido arrasados por el paso de la Historia, la inercia de una propaganda apolillada que hemos visto -quien no haya cerrado los ojos- como se quedaba en nada. Como esos viejos propagandistas que siguen hablando de comunistas o de fascistas, como si no hubiese caído el muro de Berlín, como si el mundo no hubiese cambiado y estuviésemos en un escenario completamente nuevo.
El caso irlandés tendrá su contexto, su interés, sus errores y sus enseñanzas, pero mucho mas grave es el gulag, la destrucción de la familia, el capitalismo salvaje, la cruz gamada, el aborto, la eugenesia, la perversión de la infancia -¿Qué es mas grave, la discriminación en los colegios o la perversión de la infancia en los colegios?- y hasta la antinatalidad. O la blasfemia y las almas que se van al infierno. ¿Qué es mas grave la discriminación en los colegios o la blasfemia?
En fin, lo que me viene a decir es que si por ejemplo esta sociedad es mayoritariamente presbiteriana y yo vivo en ella sin serlo, que me haga presbiteriano, me achante a lo que digan los presbiterianos o me eche al monte....Porque será imposible un ordenamiento en el que todo el mundo esté razonablemente bien.
Una de las cosas más elementales de las técnicas de negociación es que siempre hay que ceder en algo para conseguir algo. La convivencia en sociedad no es un juego de suma cero, la guerra civil sí suele serlo.
En cuanto a las blasfemias, todos blasfemamos. Siempre hay alguna religión que considerará blasfemia algo que decimos (o variantes de alguna). Otra cosa es la intención de ofender o agredir al hacerlo, que es lo que el Estado tiene que evitar. Yo cuando hablo con el búlgaro no le suelto el filioque por si acaso.
No porque la mitad de la población sea caníbal y la otra mitad no se debe de llegar a un acuerdo sobre que partes del cuerpo humano se pueden comer. Los caníbales deben dejar de serlo, y las personas contrarias a este atroz acto deberán de valorar qué es lo que se debe hacer para alcanzar el fin bueno sin causar con ello un mal mayor.
O sea, nada que ver con que se haga presbiteriano, sino todo lo contrario, predique y defienda la verdad con parresía, Dios dirá.
La blasfemia se da contra Dios, es imposible blasfemar contra ídolos falsos. Esto es un hecho cierto e innegable. No se puede llamar blasfemia a lo que no es. En cuanto al trato debido a las personas que viven en la oscuridad del error, la prudencia también nos ha de aconsejar cual ha de ser nuestra actitud respecto a ellos. A veces hace falta talar el árbol, como San Bonifacio, o derribar los ídolos, como Hernán Cortès; otras veces es preferible la palabra o la ignorancia. El momento, con el auxilio del Espíritu Santo, nos ofrecerá su consejo. Siempre con la intención última de su conversión. Este es el objetivo último y no otro.
Si eso es lo que opinan en Belfast, dichosa la hora. Eso significa que el apostolado católico se mantiene fuerte como un roble y que los protestantes están en el camino de la búsqueda de la verdad.
Hay una escena al principio de la película de V de Vendetta en la que se ve a la policía del nuevo régimen británico tirando abajo la puerta de casas y deteniendo a "gente socialmente indeseable" en sus salones y dormitorios. Siempre que hablo con marxistas ortodoxos, tradicionalistas de la religión que sea, superpatriotas etc etc siento escalofríos de que alguna vez alguien uniformado tire mi puerta abajo y me detenga por los libros de mi estantería, o por quien vive conmigo, cosas así. Como dice un amigo, "no te signifiques".
Quizá a lo que se esté refiriendo sea a las detenciones que estos días ha hecho la policía en los domicilios de los manifestantes.
Además esa película lo bueno que tiene es que sale en ella el bueno de Guido Fawks, ilustre soldado de los tercios de Flandes, aunque tergiversen al personaje. Mas de un historiador pone en duda la veracidad de esa supuesta conjura de la pólvora y sospecha que Guido pudo ser un cabeza de turco.
No sé si se refiere a las detenciones de los dirigentes de Democracia Nacional en Madrid. La verdad, estoy más pendiente de los descerebrados que quemaron coches y autobuses en Dublín y atacaron a la Garda.
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