Guerra contra Lucifer
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«Tenemos que decir «non serviam», no somos siervos, no estamos para obedecer a nadie». Así se expresaba Fernando Savater en la manifestación de hoy, sábado, en Madrid contra la amnistía y la autodeterminación de Cataluña y del País Vasco.
Y realmente Savater ha dado en el clavo: ese es el origen de todos los males que afligen a España y al mundo: el «non serviam». Lucifer se rebeló contra Dios y decidió no obedecer sus Mandamientos y sus Leyes.
Y en ese mismo pecado de desobediencia a Dios, cayeron nuestros primeros padres, que cegados por la soberbia, no quisieron aceptar con humildad su condición de criaturas de Dios y quisieron ser dioses.
El hombre no acepta que es una criatura creada por Dios, una causa segunda. El hombre quiere ser dueño de sí mismo, construirse a sí mismo, hacerse a sí mismo (el self-made man). El hombre quiere hacer con su vida lo que le dé la gana, lo que le apetezca en cada momento. El hombre quiere hacer de su voluntad ley. De ahí la diversidad infinita de identidades de género. El reinado de la voluntad (entendida como deseo) implica la muerte de la coherencia o la autenticidad, porque ya nada es coherente ni auténtico. Hoy puedo defender un argumento y mañana predicar exactamente lo contrario. Y no pasa nada. Porque la libertad te hace verdadero. Y la verdad ya no existe. Existe el reino de la mentira, en el que Pedro Sánchez es el soberano absoluto.
1.- Triunfo del Liberalismo
El triunfo del Liberalismo supuso la victoria (momentánea) de Lucifer. En España, no les resultó fácil. Tres guerras civiles asolaron nuestra patria y llenaron nuestros campos y nuestras ciudades de sangre.
El bando carlista, además de la cuestión legitimista, defendía – y aún lo defiende – el «nada sin Dios». Su famoso trilema resume perfectamente su ideario: «Por Dios, por la Patria y el Rey». El carlismo defiende la unidad católica de España: un gobierno que supedita sus leyes y sus mandatos a la Ley de Dios. El gobierno habría de procurar el bien común de los españoles y satisfacer sus necesidades materiales y espirituales, de tal modo que el gobierno secular debe colaborar con la Iglesia en la tarea de llevar todas las almas al cielo. Esta vida es el camino hacia la otra, que es morada sin pesar. Y un gobierno sometido a la ley de Dios tiene el deber de contribuir a la salvación de las almas de los ciudadanos.
El otro bando, el liberal, reunía a los afrancesados contaminados por la Revolución Francesa, que reclamaban la libertad, la igualdad y la fraternidad.
La Libertad liberal significa rebelión contra la soberanía de Dios y su santa ley. Significa que el hombre es un fin en sí mismo: no solo porque no pueda o no deba ser “instrumentalizado” o utilizado por otras personas para sus propios fines (obviamente, el hombre no es ni debe ser considerado como un “recurso humano” para obtener beneficios); sino porque la finalidad del hombre – su fin último – es el propio hombre: y no Dios. Que el hombre no ha sido creado por Dios y para Dios. Que el fin del hombre no es sobrenatural, no es el cielo; sino que el fin para el que ha sido creado el hombre es para sí mismo. El mundo moderno liberal rechaza el Reino de Dios y lo combate para establecer el “Reino de los Fines” kantiano. Dios no es soberano, no es Rey: lo es el hombre. No hay que santificar el nombre de Dios, no queremos que venga su Reino, no hay que hacer su Voluntad en la tierra como en el cielo. El hombre quiere que se haga su voluntad de hombre. Por eso, el hombre sin Dios odia a Dios y a quienes queremos a Dios como Señor. El mundo moderno es el “Anticristo”, el “Contra Dios”, el “Anti Padre Nuestro”. Nada hay más contrarrevolucionario hoy que rezar el Padre Nuestro.
De los hijos de Lucifer no se puede esperar otra cosa que depravación, blasfemias y sacrilegios. “Dios ha muerto y los Mandamientos han sido abrogados. Nada es pecado. Todo vale. Hay licencia para todo.” La modernidad supone el triunfo del libertinaje: de la libertad sin freno moral alguno.
Los católicos concebimos la vida como un viaje que tiene un fin (un término, pero también una finalidad, una razón de ser), conformándose con realizarlo cada día; pero el liberal no concibe la vida como un viaje con un fin, sino como un viaje sin fin o un peregrinaje sin meta, delirio que le exige estar progresando siempre hacia un horizonte imaginario o hacia un abismo cierto.
La Igualdad, coloca a todas las personas en el mismo nivel – el más bajo – negando las diferencias y la individualidad de cada uno y, sobre todo, anulando la distinción fundamental entre quienes reconocen a Cristo como único Dios y Señor y quienes lo rechazan.
La modernidad liberal no concibe que haya hombres y mujeres que se salven y otros que no. Porque eso va contra el principio de igualdad de la Revolución. Los liberales establecen el derecho universal a la salvación y “nada ni nadie puede negarles la entrada al cielo”. La Sangre de Cristo se derramó por muchos, pero no por todos los hombres, porque los elegidos son pocos, apenas un grupo pequeño de entre todos los llamados. Y nos gusten más o menos estas palabras; nos suenen más o menos inapropiadas para los oídos contemporáneos, lo cierto es que están allí, y ni una coma puede ser quitada de ellas.
No todos se salvan. No todos van al cielo. Hay cielo, hay infierno y hay purgatorio: es de fe. No hay salvación fuera de la Iglesia:
“El que crea y se bautice se salvará. El que no crea se condenará” (Marcos, 16, 16)
Los santos, los justos, se salvan. Los hijos de la ira se condenarán. Y al final de los tiempos, el Señor separará el trigo de la cizaña y podrán a los santos a su derecha y a los condenados a su izquierda y unos irán a la vida eterna y los otros al suplicio eterno.
Los hijos de Dios y los hijos de Lucifer no somos iguales. Los que proclamamos que Jesús es el Señor de nuestra vida y de la historia y del universo no somos iguales que los “fines en sí mismos”. No es igual poner a Cristo en el centro de la vida que ponerte a ti mismo. Por eso debemos pedir con temor y temblor que el Señor nos cuente entre sus elegidos y nos libre del mal y del pecado. No es lo mismo saberse humildes siervos de Dios que caer en la soberbia de pretender ser como Dios. La humildad conduce al cielo y la soberbia al infierno.
“Finalmente, la fraternidad busca establecer una sociedad en la que los hombres puedan ser hermanos sin ninguna referencia a la paternidad divina de Dios o pertenencia a la familia de los redimidos en Cristo.”
Hoy escuchamos cada vez más a menudo que todos los hombres son hijos de Dios y que los católicos tienen que relacionarse con las personas de otras religiones y de ninguna religión como si fueran hijos de Dios. Ésta es una mentira fundamental y fuente de una de las confusiones más graves.
Todos los hombres han sido creados a imagen y semejanza de Dios, pero desde la caída de nuestros primeros padres, con la consiguiente herencia del pecado original, los hombres sólo pueden llegar a ser hijos de Dios en Jesucristo, Dios Hijo, a quien Dios Padre envió al mundo para que los hombres volvieran a ser sus hijos por medio de la fe y el Bautismo. Sólo a través del sacramento del Bautismo nos convertimos en hijos de Dios, en hijos adoptivos de Dios en su Hijo unigénito. En nuestras relaciones con las personas de otras religiones o sin religión ninguna debemos mostrarles el respeto que merecen quienes han sido creados a imagen y semejanza de Dios, pero, al mismo tiempo, debemos dar testimonio de la verdad del pecado original y de la justificación por el Bautismo. De lo contrario, la misión de Cristo, su encarnación redentora y la continuación de su misión en la Iglesia carecen de sentido.
No es cierto que Dios quiera una pluralidad de religiones. Eso es blasfemo. Dios envió a su único Hijo al mundo para salvar al mundo. Jesucristo, Dios Hijo Encarnado, es el único Salvador del mundo. En nuestras relaciones con los demás, debemos dar siempre testimonio de la verdad sobre Cristo y la Iglesia, para que los que siguen una religión falsa o no tienen religión alguna reciban el don de la fe y busquen el Sacramento del Bautismo.
El Dicasterio para el Diálogo Interreligioso ha publicado un documento en el que se equipara a Jesucristo con Buda:
«Como budistas y cristianos, vemos al Buda y a Jesús como Grandes Sanadores. El Buda señaló la codicia y Jesús el pecado como la causa del sufrimiento. En muchos niveles, Jesús y el Buda propusieron el amor y la compasión como medicina para expulsar la oscuridad del corazón humano y del mundo. Nutridos por sus respectivas enseñanzas espirituales, los budistas y los cristianos, durante miles de años, han adoptado formas compasivas de vida para abordar el sufrimiento de la vida».
Hay que joderse: o sea, que Buda y Cristo se ponen al mismo nivel. ¡Malditos blasfemos! Yo cogería de buena gana el látigo para echar a todos estos sacrílegos de la casa de Dios.
Y ese mismo Dicasterio se dirigía también a los hinduistas:
“Como creyentes y líderes de nuestras respectivas religiones con convicciones comunes y un sentido de responsabilidad compartida por el bienestar de la humanidad, que nosotros, cristianos e hindúes, nos esforcemos sinceramente por convertirnos en artesanos de la paz". Además, “uniéndonos a los seguidores de otras tradiciones religiosas y a todas las personas de buena voluntad, podemos trabajar juntos para construir nuestro mundo sobre los cimientos duraderos de la verdad, la justicia, el amor y la libertad, para que todos puedan disfrutar de una paz auténtica y duradera".
¿Qué convicciones comunes tenemos católicos e hinduistas? ¿las castas? ¿la divinidad de la vaca? ¡Anda, no me toques las narices!
La única fraternidad es la de los hijos de Dios por el bautismo, miembros de la única Iglesia verdadera. Y todos están llamados a bautizarse, a salvarse por el único que nos puede salvar de la esclavitud del pecado: el Cordero de Dios, el Mesías, Cristo Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad.
Los Liberales niegan que Dios sea la sabiduría suma y que tenga el poder de dictar leyes. Se niegan a reconocer la santidad de Dios y a adorarlo como Él merece. Niegan que Dios sea el Creador y que tenga derecho a exigir obediencia de Sus criaturas. Por fin, niegan la bondad suprema de Dios, y no reconocen que todo lo bueno proviene de Él y que no puede haber otra fuente de bondad.
Por ello resulta absolutamente necesario que el hombre quede todo entero bajo la dependencia efectiva y constante de Dios. Por consiguiente, es totalmente inadmisible una libertad humana que no esté sumisa a Dios y sujeta a su voluntad. Negar a Dios este dominio supremo o negarse a aceptarlo no es libertad, sino abuso de la libertad y rebelión contra Dios. Es ésta precisamente la disposición de espíritu que origina y constituye el mal fundamental del liberalismo. El Liberalismo, obviamente, es condenado como pecado de rebelión contra Dios.
La perversión mayor de la libertad, que constituye al mismo tiempo la especie peor de liberalismo, consiste en rechazar por completo la suprema autoridad de Dios y rehusarle toda obediencia, tanto en la vida pública como en la vida privada y doméstica.
La libertad liberal es, efectivamente, la libertad luciferina. Fernando Savater tiene toda la razón. Dice «no somos siervos, no estamos para obedecer a nadie». Esa es la base del sistema liberal.
Sin embargo, se da la paradoja de que cuanto más sometido a Dios esté el hombre, más libre será. Incluso podemos decir que el único modo que tiene el hombre de conquistar su libertad es el de obedecer a Dios. Él es el origen de nuestra libertad y, cuanto más dependemos de Dios, más brota esta libertad.
Dios es el Bien sin mácula de mal, la Bondad, la Verdad. Si nos rebelamos contra Dios, nos convertimos en siervos de Satanás. Apartar a Dios de la vida personal, familiar, social y política es la manera más rápida para convertir nuestro mundo en un infierno. Nos rebelamos contra Dios y ¿cuáles son los frutos?: Así dice San Pablo:
Os escribí en carta que no os mezclarais con los fornicarios.
No, ciertamente, con los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con los ladrones, o con los idólatras, porque para eso tendríais que saliros de este mundo.
Lo que ahora os escribo es que no os mezcléis con ninguno que llevando el nombre de hermano sea fornicario, avaro, idólatra, maldiciente, borracho o ladrón; con éstos ni comer.
En efecto, la cólera de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que aprisionan la verdad en la injusticia; pues lo que de Dios se puede conocer, está en ellos manifiesto: Dios se lo manifestó. Porque lo invisible de Dios, desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia a través de sus obras: su poder eterno y su divinidad, de forma que son inexcusables; porque, habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, antes bien se ofuscaron en sus razonamientos y su insensato corazón se entenebreció: jactándose de sabios se volvieron estúpidos y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una representación en forma de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos, de reptiles.
Por eso Dios los entregó a las apetencias de su corazón hasta una impureza tal que deshonraron entre sí sus cuerpos; a ellos que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en vez del Creador, que es bendito por los siglos. Amén.
Por eso los entregó Dios a pasiones infames; pues sus mujeres invirtieron las relaciones naturales por otras contra la naturaleza; igualmente los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se abrasaron en deseos los unos por los otros, cometiendo la infamia de hombre con hombre, recibiendo en sí mismos el pago merecido de su extravío.
Y como no tuvieron a bien guardar el verdadero conocimiento de Dios, entrególos Dios a su mente insensata, para que hicieran lo que no conviene: llenos de toda injusticia, perversidad, codicia, maldad, henchidos de envidia, de homicidio, de contienda, de engaño, de malignidad, chismosos, detractores, enemigos de Dios, ultrajadores, altaneros, fanfarrones, ingeniosos para el mal, rebeldes a sus padres, insensatos, desleales, desamorados, despiadados; los cuales, aunque conocedores del veredicto de Dios que declara dignos de muerte a los que tales cosas practican, no solamente las practican, sino que aprueban a los que las cometen.
El liberalismo niega todos los dogmas en general, cuando afirma la independencia absoluta de la razón individual en el individuo, y de la razón social, o criterio público, en la sociedad. El liberalismo niega la jurisdicción absoluta de Cristo sobre los individuos y las sociedades. Niega la necesidad de la divina revelación y la obligación que tiene el hombre de admitirla, si quiere alcanzar su último fin.
El Liberalismo, en el orden de las ideas, es el error absoluto y, en el orden de los hechos, es la absoluta inmoralidad (vean sus frutos: aborto, eutanasia, educación adoctrinadora…). Y por ambos conceptos es pecado gravísimo: es pecado mortal.
Los pecados más graves de todos son los pecados contra la fe. San Agustín, citado por Santo Tomás, hablando del pecado contra la fe, dice con fórmula incontestable: Hoc est peccatum quo tenentur cuncta peccata: «Pecado es éste en que se contienen todos los pecados».
Y el Doctor Angélico escribe:
«Tanto es más grave un pecado, cuanto por él se separa más el hombre de Dios. Por el pecado contra la fe se separa lo más que puede de Él, pues se priva de su verdadero conocimiento; por donde el pecado contra la fe es el mayor que se conoce».
El Liberalismo es el dogma de la independencia absoluta de la razón individual y social; el Catolicismo es el dogma de la sujeción absoluta de la razón individual y social a la ley de Dios. Lucifer frente a la Virgen María; non serviam frente al fiat de la Santísima Virgen.
Liberales completos se encuentran relativamente pocos, gracias a Dios. Hay liberales que aceptan los principios pero rehúyen las consecuencias, a lo menos las más crudas y extremadas (son legión los que se declaran demócratas y constitucionalistas y se rasgan las vestiduras ante el aborto, la eutanasia y las demás leyes inicuas). Otros aceptan alguna que otra consecuencia o aplicación que les halaga, pero haciéndose los escrupulosos en aceptar radicalmente los principios. Quisieran unos el Liberalismo aplicado tan sólo a la enseñanza; otros a la economía civil; otros tan sólo a las formas políticas. Sólo los más avanzados predican su natural aplicación a todo y para todo. Las atenuaciones y mutilaciones del credo liberal son tantas cuantos son los interesados por su aplicación perjudicados o favorecidos.
De todas las inconsecuencias que podemos encontrar, la más repugnante de todas y la más odiosa es la que pretende nada menos que la unión del Liberalismo con el Catolicismo, para formar lo que se conoce en la historia de los modernos desvaríos con el nombre de Liberalismo católico o Catolicismo liberal. Y no obstante han pagado tributo a este absurdo preclaras inteligencias y honradísimos corazones, que no podemos menos de creer bien intencionados.
2.- Rendición de la Iglesia
El propio Papa Francisco declaró en una entrevista a la revista La Croix en 2016:
«Un Estado debe ser laico. Los Estados confesionales terminan mal. Esto va contra la Historia. Creo que una laicidad acompañada de una sólida ley que garantice la libertad religiosa ofrece un marco para avanzar»
En este marco laico, ¿cómo deberían defender los católicos sus preocupaciones sobre temas sociales como la eutanasia o el matrimonio entre personas del mismo sexo?
Papa Francisco: «Estos temas hay que discutirlos, argumentarlos y razonarlos en el Parlamento. Así crece una sociedad. Y una vez que se ha votado la ley, el Estado debe respetar las conciencias. En cada estructura jurídica, la objeción de conciencia debe estar presente, porque es un derecho humano. También para un funcionario del gobierno, que es un ser humano. El Estado también debe respetar las críticas».
¿Cómo conciliar el sí y el no de tan opuestas doctrinas? A los fundadores del Liberalismo católico les pareció cosa fácil. Discurrieron una razón individual ligada a la ley del Evangelio, pero coexistiendo con ella, una razón pública o social libre de toda traba en este particular. Dijeron: «EI Estado como tal Estado no debe tener Religión, o debe tenerla solamente hasta cierto punto que no moleste a los demás que no quieran tenerla (eso es el laicismo, el secularismo o el ateísmo social). Así, pues, el ciudadano particular debe sujetarse a la revelación de Jesucristo; pero el hombre público puede portarse como tal, de la misma manera que si para él no existiese dicha revelación.
No echaron de ver estos petulantes sofistas, que si la razón individual venía obligada a someterse a la ley de Dios, no podía declararse exenta de ella la razón pública o social sin caer en un dualismo extravagante, que somete al hombre a la ley de dos criterios opuestos y de dos opuestas conciencias. Así que la distinción del hombre en particular y en ciudadano, obligándole a ser cristiano en el primer concepto, y permitiéndole ser ateo en el segundo, cayó inmediatamente por el suelo bajo la contundente maza de la lógica íntegramente católica.
Parece, según dan razón de la suya los católicos liberales, que hacen estribar todo el motivo de su fe, no en la autoridad de Dios infinitamente veraz e infalible, que se ha dignado revelarnos el camino único que nos ha de conducir a la bienaventuranza sobrenatural, sino en la libre apreciación de su juicio individual que le dicta al hombre ser mejor esta creencia que otra cualquiera. «No creo porque deba creer y someterme a Dios, sino porque yo mismo, sin que nadie me obligue externamente, decido creer». Juzgan su inteligencia libre de creer o de no creer y juzgan asimismo libre la de todos los demás. En la incredulidad, pues, no ven un vicio o enfermedad o ceguera voluntaria del entendimiento, y más aún del corazón, sino un acto lícito de la jurisdicción interna de cada uno, tan dueño en eso de creer, como en lo de no admitir creencia alguna.
Una aberración. Y repiten una y otra vez que no tiene que haber un partido católico, sino católicos en todos los partidos. ¡Necios! ¿Vamos a participar en partidos abortistas? ¿En qué partido puede participar un católico sin traicionar a Cristo y pisotear la santa doctrina?
La mayoría de los obispos de hoy son liberales y cantan loas permanentemente a la Constitución del 78. Han intentado hacer toda clase de concesiones con tal de ser aceptados por el Régimen: conciertos educativos, silencio ante el aborto y la eutanasia; silencio ante los matrimonios gais. Y así sucesivamente. Tal vez alguna tímida protesta que al día siguiente se ha olvidado. Los obispos españoles aceptaron y aceptan una constitución liberal atea que impone un laicismo intolerable. Y eso nos ha conducido a la mayor apostasía de la Iglesia Española desde tiempos inmemoriales.
La Constitución del 78 no es la solución a los problemas que hoy sufre nuestra patria: es la causa de todos ellos.
Se hace realidad lo que pronosticó Menéndez Pelayo:
“España, evangelizadora de la mitad del orbe; España martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio; ésa es nuestra grandeza y nuestra unidad; no tenemos otra. El día en que acabe de perderse, España volverá al cantonalismo de los arévacos y de los vetones o de los reyes de taifas.
A este término vamos caminando más o menos apresuradamente, y ciego será quien no lo vea. Dos siglos de incesante y sistemática labor para producir artificialmente la revolución, aquí donde nunca podía ser orgánica, han conseguido no renovar el modo de ser nacional, sino viciarle, desconcertarle y pervertirle.”
“Pero volveremos a tener un solo corazón y una alma sola, y la unidad, que hoy no está muerta, sino oprimida, tornará a imponerse, traída por la unánime voluntad de un gran pueblo, ante el cuál nada significa la grey de impíos e indiferentes”.
Cristo reinará en España.
¡Viva Cristo Rey! ¡Viva María Santísima!
38 comentarios
La constitución tiene muchos artículos y uno de ellos nos indica que hay que trabajar para que el diálogo con los seguidores de otras religiones se desarrolle de modo adecuado, con actitud de escucha, estima y respeto, de modo que se promuevan la paz, la libertad, la justicia social, la protección y salvaguardia de la creación, los valores espirituales y morales (art. 148).
Queda claro que no se tocarán temas de Teología, ni que la Iglesia cstolica es la única religión verdadera, se podrá tocar temas en que ambas religiones esten o no de acuerdo, por ejemplo, con el cambio climático ya que con este diálogo se salvaguarda la creación.
Frases como las que comenta si tienen que ser conjunta se dirán generalidades, abstracciones, idealismos y universales.
Ya El Dicasterio para el Diálogo Interreligioso fomenta y regula las
Y antes en el artículo anterior, cuál es el Art. 147 de Praedicate evangelium el Dicasterio para el Diálogo Interreligioso fomenta y regula las relaciones con los miembros y grupos de las religiones que no estén consideradas bajo el nombre de cristianas, a excepción del judaísmo, cuya competencia pertenece al Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.
Siempre se habla de que el Espiritu Santo está presente como guía en el inicio y permanencia en determinadas reuniones y como también existe el diablo, puede ser que también esté presente en las conclusiones.
-Si creas una oficina o dicasterio para hablar con otras religiones oficialmente es normal que escribas cosas como "... budistas y cristianos, vemos al Buda y a Jesús como Grandes Sanadores..."No puedes escribir en una entidad así algo que pueda ofender a los otros.
-El estado confesional y las guerras de religión fueron una etapa de la historia ,que Dios permitió(sus planes tendrá) pero que no estoy tan seguro que fuera su mandato:Mateo26-51"Uno de los que estaban con él agarró la espada, la desenvainó y de un tajo le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. 52Jesús le dijo: «Envaina la espada: que todos los que empuñan espada, a espada morirán. 53¿Piensas tú que no puedo acudir a mi Padre? "
Un abrazo
Viva Cristo Rey
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Pedro L. Llera
Más espada hace falta. Las ofensas a Nuestro Señor no se deben consentir de ninguna manera.
26 »Tal como sucedió en tiempos de Noé, así también será cuando venga el Hijo del hombre. 27 Comían, bebían, se casaban y daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y los destruyó a todos.
28 »Lo mismo sucedió en tiempos de Lot: comían y bebían, compraban y vendían, sembraban y edificaban. 29 Pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre y acabó con todos.
30 »Así será el día en que se manifieste el Hijo del hombre. 31 En aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas dentro de la casa, que no baje a buscarlas. Así mismo el que esté en el campo, que no regrese por lo que haya dejado atrás. 32 ¡Acuérdense de la esposa de Lot!
Totalmente de acuerdo con el artículo.
Savater, le guste a una o no, es un hombre valiente que no se vende por un plato de lentejas porque lo demostró en su actitud ante ETA.
Hay que tener en cuenta que ETA dejó mil muertos, todos ellos asesinados por ser españoles, incluidos los del PSOE, a los que su propio partido ha traicionado. El PSOE puede que destruya a España, pero no sin destruirse a sí mismo.
Para un cristiano decir eso, por los ecos que nos traen, está vedado porque las dijo Lucifer, pero Savater no es cristiano y las ha utilizado libremente para revindicar la libertad contra la tiranía.
El tirano es un remedo de Dios, una caricatura, un engendro, y a eso nosotros oponemos el Reinado de Cristo, Cristo es Rey del Universo, y el tirano un usurpador, pero un ateo no tiene nada que oponer al tirano que no sea su voluntad de no someterse a él.
El grupo de von Moltke llamado "Kreisauer Kreis" estaba compuesto por antiguos políticos, magistrados, abogados, aristócratas, etc... tanto católicos como protestantes y, como los protestantes no tenían una Doctrina Social propia, quisieron saber más sobre la Doctrina Social de la Iglesia Católica con miras a ponerla en práctica en el caso de que Hitler desapareciera (ellos no estuvieron implicados en el atentado a Hitler de la Guarida del Lobo pero, probablemente, sabían que se estaba preparando algo por sus conexiones con el Grupo Goerdeler). Von Moltke habló con el General de los jesuitas del Sur de Alemania el cual le dijo que enviaría a un teólogo muy bien preparado en esa cuestión. Así fue como aparecio el Padre Alfred Delp SJ, que solo dio dos conferencias. Atrapado todo ese grupo, incluido el Padre Delp, fueron juzgados y ejecutados. Delp y von Moltke fueron juzgados a la vez y al primero lo ajusticiaron "por jesuita", acusación imposible porque los jesuitas no estaban prohibidos en Alemania, y von Moltke por connivencia con jesuitas.
El diálogo con el juez Freisler, que se conserva, es esperpéntico.
-¿Es un usted un buen cristiano, Conde?
-Procuro serlo.
-Y ¿quién es su Fhürer, Hitler o Jesucristo?
von Moltke no contestó y el otro pegó con el mazo en la mesa y lo condenó a muerte*.
* Le llama "conde" porque graf en alemán es un título nobiliario que se suele traducir por conde.
En el caso español la unidad de España afecta a muchas personas.
El Cardenal Zen no es un vendido a nadie ni a nada, es un católico que lucha en su trinchera y su trinchera tiene delante a los comunistas y, por lo tanto, lucha contra ellos, de la misma manera que el Obispo Strickler lucha contra el progresismo desde su trinchera.
No hay ni una idea clara en esa cabeza tuya, pero el pensamiento dominante ya se ve cuál es.
Si voy ante un abortorio no voy a preguntar a los demás qué religión profesan porque ser antiabortista proviene de la Ley Natural, y si hay que defender a España de esta sinrazón tampoco le voy a preguntar a nadie las razones que pueda tener para ser español.
Ante una emergencia hay que permanecer unidos.
Pero está bien decir "no te serviré" a Pedro Sánchez y su chiringuito, que es lo que propone Savater, porque Sánchez ni es Dios, ni tiene verdadero señorío ni es bueno ni nos ama. Así que Savater tiene razón.
La verdad es la verdad y viene del Espíritu Santo, la diga quien la diga, como comentaba Santo Tomás.
El pagano que defiende la separación de poderes porque cree que es la mejor forma de proteger a los débiles de la tiranía, y que se opone a Pedro Sánchez en su deriva bolivariana, está sirviendo al bien, en la medida que lo conoce, y Dios le recompensará.
Y los cristianos hemos trabajado siempre con todo tipo de personas para lograr el bien posible.
Savater es además un viudo anciano y herido, que ama los libros, y perfectamente podría quedarse en casa leyendo. En vez de eso, se mete en fregaos donde sus antiguos amigos socialistas e izquierdosos le critican y le llaman facha. Tiene un espíritu de profecía que le empuja y ya quisiera yo para muchos cristianos.
Está equivocado en muchas cosas, pero no en llamar a activarse contra el régimen de Sánchez. Oremos por él para que Dios lo use para dar frutos de bien, coraje y libertad.
Pues, claro que el Cardenal Zen era tesorero de una organización anticomunista. El Obispo Agustín Cui Tai no es confeso de ninguna organización, está desaparecido en China hace años, pero como existe el aborto que lo torturen que a tí te importa un comino. Ninguna organización fuera de China llega a China, pero es posible que desde Hong Kong y, clandestinamente, sí. ¿Lo captas?
Igual entonces habría algún polaco como usted, sentado en algún bar reprochando al Papa aliarse con tales individuos en la lucha contra el comunismo que sometía su país
Respecto a Savater haciendo suya una frase de Satanás, a mí la única duda que me queda es si este hombre es malvado o necio (por decirlo suavemente). Quizá sea las dos cosas. Debería saber que, en España, todavía quedan personas que sí desean obedecer y servir: A Dios y, en Cristo, a nuestra Patria. La obediencia bien encauzada es algo bueno, es un acto de amor. Como decía San Antonio de Padua, "servir a Dios es reinar".
Respecto a que los Obispos españoles no quieren partidos católicos, que no piense la gente que sólo se han quedado en palabras. La Jerarquía de la Iglesia en España, contra todo derecho y sin legitimidad alguna, ha hecho todo lo posible por destruir cualquier partido político que, en cuanto tal, quisiera defender de verdad los valores del Evangelio en la vida pública española; apostando, al tiempo y de forma suicida, por un partido claramente anticristiano, el PP. Esto puedo testificarlo yo (aunque aquí escriba con seudónimo, pero D. Pedro Luis sí sabe quién soy) y no sólo yo; sobre todo, respecto a la etapa en que el nefasto cardenal Rouco presidió la Conferencia Episcopal Española. Lamentable espectáculo, el de unos Pastores que no sólo dejan solas a sus mejores ovejas (lo de "mejores" no lo digo por mí en particular), sino que las persiguen con denuedo, para que el pueblo español no pueda saber ni que existen. De este modo, el daño causado a mucha gente buena y a nuestra Patria ha sido muy grande y lo vamos a pagar todos los españoles. Que Dios perdone a nuestros Obispos por semejante desatino. Todo esto lo escribo con mucha tristeza, porque soy católica y amo a la Iglesia. Qué pena...
Todo lo que sea cosecha de Satanás no lo quiero ver ni en pintura....Ave Maria!!! No sea que se ponga de moda al patas y le hagan publicidad por su oportuno vocabulario....ya tenemos bastante con Hallowen.....
Lo mismo digo con respecto al desastre promovido por el PSOE, puesto que todo él apoya a Sánchez, que puede verlo cualquiera que tenga dos dedos de frente.
Los catalanes son plenamente españoles, le pese a quien le pese. Y Dios quiera que por muchos años más.
"Sabater no es español , es Catalan ...."
La nación española incluye a Cataluña. Se supone que ser catalán es ser español, así como lo es ser gallego, vasco, navarro, castellano, asturiano o extremeño.
La actitud de los separatistas catalanes la identifico como la de un hijo de familia soberbio que al obtener un buen empleo y prosperidad empieza a pensar que ya no requiere de su familia ni la responsabilidad de ocuparse más que se sí mismo.
Decir "non serviam" es ponerte en el papel de Lucifer y da la impresión de confundir a Dios con el tirano. Podría haber escogido otro término más adecuado.
Por otra parte, como muchos de nosotros que tenemos apellidos españoles de todo pelaje, Savater nació en San Sebastián por lo que, a pesar de su apellido, debería ser vasco, pero da la casualidad que Savater se enfrentó a ETA y ETA mataba españoles, no catalanes ni vascos. ETA mataba solo y exclusivamente a los que no eran nacionalistas periféricos, es decir a los españoles, por lo menos cuando hacía asesinatos selectivos.
Mariner: En este mundo se acaba escuchando lo que se dice y lo que no se quiere decir, los que se ponen de perfil o buscan excusas también se retratan. Con tu monomanía de justificarlo todo con el aborto, como hacen los judíos con el Holocausto (les sienta fatal que haya otros genocidios que puedan opacar el suyo), deberías haber sido detenido varias veces por rezar cerca de los abortorios o tendrías que fundar una asociación con ese fin, porque si es el único tema que te preocupa hay que poner toca la carne en el asador.
Verdaderamente existe la opción de escoger un mal y luchar contra él, algunos vemos muchos males, pero si tú no ves más que uno, adelante con los faroles. Apúntame la primera en tu nueva asociación, contribuiré como pueda.
En Occidente el aborto es una cuestión ideológica, o al menos disfrazada de ideología (la famosa libertad de las mujeres), pero en China es un dispositivo gubernamental.
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