Amar como Dios quiere que amemos
El Papa no está libre de pecado. Y de hecho peca. El Papa no está libre del error. Puede equivocarse y, de hecho, se equivoca. Como cualquiera de nosotros. Todos somos pecadores y todos nos equivocamos. La diferencia estriba en la trascendencia y en la gravedad de los pecados y los errores del Papa para la salvación de las almas, respecto a nuestros pecados y equivocaciones.
El Concilio Vaticano I estableció en Pastor Aeternus:
Así el Espíritu Santo fue prometido a los sucesores de Pedro, no de manera que ellos pudieran, por revelación suya, dar a conocer alguna nueva doctrina, sino que, por asistencia suya, ellos pudieran guardar santamente y exponer fielmente la revelación transmitida por los Apóstoles, es decir, el depósito de la fe.
Le dejo el enlace de Pastor Aeternus a Mons. Fernández para que no vuelva a equivocarse como cuando afirmó lo siguiente:
En respuesta a una pregunta sobre la aceptación del magisterio del Papa Francisco, el arzobispo Víctor Manuel Fernández dijo en una entrevista exclusiva por correo electrónico el 8 de septiembre que el Papa no sólo tiene el deber de custodiar y preservar el depósito ‘estático’ de la fe, sino también un segundo carisma único, sólo dado a Pedro y sus sucesores, que es ‘un don vivo y activo’.
“Yo no tengo este carisma, ni usted, ni el cardenal [Raymond] Burke. Hoy sólo lo tiene el Papa Francisco”, dijo el arzobispo Fernández. El cardenal Burke escribió recientemente el prefacio de un libro en el que critica duramente el próximo Sínodo sobre la sinodalidad y ha expresado a menudo su preocupación por algunas enseñanzas de este pontificado.
“Ahora, si me dicen que algunos obispos tienen un don especial del Espíritu Santo para juzgar la doctrina del Santo Padre, entraremos en un círculo vicioso (en el que cualquiera puede pretender tener la verdadera doctrina) y eso sería herejía y cisma”, dijo.
El Santo Padre no ha de tener más doctrina que aquella que la Iglesia predicó siempre en todo el mundo; o sea, el depósito de la fe, que es inmutable y perenne. No hay lugar para nuevas revelaciones ni para nuevas doctrinas. Y, por otra parte, todos los bautizados tenemos capacidad de juzgar la doctrina del Santo Padre por aquello que llamamos sensus fidei:
El sensus fidei fidelis es una especie de instinto espiritual que permite al creyente juzgar espontáneamente si una determinada enseñanza o una determinada práctica son o no conformes al Evangelio y a la fe apostólica. Está intrínsecamente ligado a la virtud misma de la fe; surge de la fe y constituye una propiedad de ella. Se compara con un instinto, porque no es principalmente el resultado de una deliberación racional, sino que toma la forma de un conocimiento espontáneo y natural, una especie de percepción (aishêsis ).
Y como dice la Carta a los Gálatas:
Mas si aun nosotros o un ángel del cielo os anunciara otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.
Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.
Fue un error permitir la comunión de los divorciados vueltos a casar por lo civil con Amoris Laetitia y la carta posterior de los obispos argentinos. Fue un pecado horrible el acto de adoración a la Pachamama en los jardines vaticanos y su entronización en la Basílica de San Pedro. Fue un pecado espantoso el documento de Abu Dabi, en el que el Santo Padre firmaba que todas las religiones forman parte de la voluntad de Dios:
«El pluralismo y la diversidad de religión, color, sexo, raza y lengua son expresión de una sabia voluntad divina, con la que Dios creó a los seres humanos. Esta Sabiduría Divina es la fuente de la que proviene el derecho a la libertad de credo y a la libertad de ser diferente. Por esto se condena el hecho de que se obligue a la gente a adherir a una religión o cultura determinada, como también de que se imponga un estilo de civilización que los demás no aceptan».
El indiferentismo religioso es un pecado grave. El liberalismo es un pecado grave. ¿Buscamos el favor de los hombres o el de Dios? No, nosotros somos siervos de Jesucristo y no estamos aquí para agradar a los hombres.
Me parece atrevido recordarle al Papa jesuita el Principio y Fundamento de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio pero lo haré:
El hombre es creado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor, y mediante esto salvar su alma; y las otras cosas sobre la faz de la tierra son creadas para el hombre y para que le ayuden en la prosecución del fin para el que es creado; de donde se sigue, que el hombre tanto ha de usar de ellas, cuanto le ayudan para su fin, y tanto debe apartarse de ellas cuanto para ello le impiden. Por lo cual es menester hacernos indiferentes a todas las cosas creadas, en todo lo que es concedido a la libertad de nuestro libre albedrío y no le está prohibido. De tal manera que no queramos de nuestra parte más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y por consiguiente todo lo demás; solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin para el que somos creados.
Somos libres para elegir aquello que nos conduce al fin para el que nos ha creado Dios, que es el cielo. Pero no somos libres para hacer aquello que nos está prohibido por los Mandamientos de la Ley de Dios. Todo lo que hagamos o deseemos debe ser aceptado en tanto en cuanto nos ayude a ir al cielo y, al mismo tiempo, debemos apartarnos de todo aquello que impida nuestra salvación y la gloria de Dios.
Hemos sido creado por Dios para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y, mediante esto, salvar el alma. Y no hay otro salvador y redentor que Jesucristo. No salva Buda ni Brahma ni Mahoma. Sólo Jesucristo.
Recuerdo la anécdota de San Ignacio cuando por el camino se encontró un musulmán y por poco lo mata:
«A su paso por el pueblo de Luceni, después de discutir con un musulmán sobre temas religiosos, Ignacio siente que su obligación moral le llama a dar un fuerte castigo al musulmán, incluyendo la muerte de este por blasfemar contra la Virgen María. Por suerte, decide suspender su juicio y dejar que sea el juicio de Dios quien decida. Así suelta las riendas de su mula y pide a Dios que dirija sus pasos: si la mula toma el camino hacia Pedrola, entonces él seguirá al musulmán y le castigará como merece; si la mula sigue el Camino Real, entonces todo quedará perdonado. La mula salvo al mahometano. Cosas de la Divina Providencia…
Pero la Palabra de Dios no deja lugar a dudas:
«Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación.
El que crea y se bautice, se salvará; el que se niegue a creer será condenado».
No soy yo quién para condenar a nadie: y menos al Papa. Pero el pecado es pecado y hay que combatirlo siempre. Yo rezo todos los días por el Santo Padre y le pido al Señor para que cumpla con santidad su ministerio de confirmarnos en la fe y, llegado el momento, alcance el fin de llegar al cielo. Rezar por el Papa es amarlo. Yo amo al Papa. Pero mi único Señor es Jesucristo.
Luis Fernando preguntaba en uno de sus últimos artículos: ¿Y tú con quién vas a estar?
Pues bien, yo voy a estar con Jesucristo, con la fe de nuestros padres, con la doctrina que se ha predicado siempre y en todas partes.
Con quien no voy a estar es con quienes quieren bendecir el pecado nefando, quienes quieren casar a homosexuales, quienes quieren convertir el pecado en virtud en nombre de un falso amor que es escándalo para los fieles y blasfemia contra Dios.
Yo me quedo con quienes creen, como yo, que Cristo es la Hostia Santa consagrada en la Santa Misa y reservada en los sagrarios de todas las Iglesias Católicas. Y no estaré nunca con quienes no creen en la transubstanciación.
Y me quedo con quienes aman a Jesús Sacramentado y no con quienes dan la comunión sacrílegamente a musulmanes o a divorciados vueltos a casar civilmente. No se puede comulgar en pecado mortal. Punto. Hay que confesarse antes. Y para que la confesión sea válida, tienes que arrepentirte de tus pecados, tener propósito de enmienda (porque si vas a seguir haciendo lo mismo, la confesión no tiene sentido alguno), dolor de los pecados, decir los pecados al confesor y cumplir la penitencia.
Yo me quedo con quienes tratan de cumplir los mandamientos de la Ley de Dios con el auxilio de la gracia. Estoy con quienes creen los dogmas y los artículos del Credo. Estoy con quienes tienen a María Santísimo por Madre. Estoy con los ángeles y los santos que dan gloria a Dios eternamente. Eso es la comunión de los santos.
Pero jamás estaré con los herejes, con los apóstatas, con los blasfemos y los sacrílegos. Con esos, ni mijita. Por ejemplo:
1.- El cardenal Hollerich lamenta el excesivo «rigor» con el que la Iglesia desarrolló «muchas cuestiones morales que excluyen a las personas»
Jean-Claude Hollerich, de 64 años, cardenal arzobispo de Luxemburgo, es presidente de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea y vicepresidente del Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa, así como relator general del Sínodo sobre la Sinodalidad.
Algunas perlas cardenalicias:
El Papa Francisco recuerda a menudo la necesidad de que la teología se origine y se desarrolle a partir de la experiencia humana, y no se quede sólo en el fruto de la elaboración académica. Muchos de nuestros hermanos y hermanas nos dicen que, sea cual sea el origen y la causa de su orientación sexual, ciertamente no la han elegido. No son “manzanas podridas". También son el fruto de la creación. Y en Bereshit leemos que en cada paso de la creación Dios se complace con Su obra, diciendo “…y vio que era bueno". Dicho esto, quiero ser claro: no creo que quepa un matrimonio sacramental entre personas del mismo sexo, porque no hay una finalidad procreadora que lo caracterice, pero eso no significa que su relación afectiva no tenga valor.
Y preguntado sobre la bendición de parejas homosexuales, explica su Eminencia:
Francamente, la cuestión no me parece decisiva. Si nos atenemos a la etimología de “bien decir", ¿crees que Dios podría alguna vez “decir mal” sobre dos personas que se aman? Me interesaría más debatir otros aspectos del problema. Por ejemplo: ¿qué es lo que impulsa el llamativo crecimiento de la orientación homosexual en la sociedad? ¿O por qué el porcentaje de homosexuales en las instituciones eclesiásticas es mayor que en la sociedad civil?
El cardenal y arzobispo de Luxemburgo, Jean-Claude Hollerich, que forma parte del nuevo Consejo de Cardenales que asesora al Papa en el gobierno de la Iglesia, ha afirmado que el lenguaje que usa la Iglesia católica para describir las conductas de las personas LGTBI como “intrínsecamente desordenadas” es “dudoso".
2.- La resurrección de Lázaro es una invitación a ‘salir del armario’ para el padre James Martin
Mons. Viganò lo ha calificado de «propagandista del vicio».
Viganó critica que James Martin «en lugar de interpretar el verdadero significado de los «Veni foras» (Jn 11, 43) para indicar la necesidad de abandonar el pecado y renacer en Cristo, utiliza blasfemamente las palabras de Nuestro Señor para legitimar la sodomía y el pansexualismo LGBTQ+» (tomado de InfoVaticana).
3.- Un obispo niega la comunión en la boca y de rodillas a una chica
4 .- El arzobispo Lontrina debe ser suspendido
5.- Mons. Spadaro, SJ: hereje y blasfemo
Uno más. Su explicación del texto del encuentro de Jesús con la mujer cananea es blasfemo, sacrílego e inaceptable se mire por donde se mire.
6.- Organizan una multitudinaria bendición de parejas homosexuales ante la Catedral de Colonia
7.- El jefe del episcopado alemán pide al Vaticano que permita la ordenación de homosexuales
8.- Sor Lucia Caram: otro escándalo más
Si se quieren… Yo no soy nadie para condenar…
Es el típico ejemplo de la moral de situación. Todo se justifica si el fin es un fin amoroso. El amor lo justifica todo: incluso pasarse la palabra de Dios y los Mandamientos por el forro del hábito.
Los ejemplos se podrían multiplicas ad nauseam, porque cada día asistimos a una herejía, una blasfemia o un sacrilegio.
Pero la Palabra de Dios es clara:
Levítico:
Lv 18,22: “No te acostarás con varón como con mujer; es abominación".
Lv 20,13: “Si alguien se acuesta con varón como se hace con mujer, ambos han cometido abominación: morirán sin remedio; su sangre caerá sobre ellos".
Dice San Pablo:
1 Cor 6, 9-10: «…Ni los impuros, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados (malakoí), ni los homosexuales (arsenokoítai)… heredarán el Reino de Dios».
1 Tim 1, 9-11: «Teniendo bien presente que la ley no ha sido instituida para el justo, sino para los prevaricadores y rebeldes, para los impíos y pecadores,…, adúlteros, homosexuales (arsenokoítai), traficantes de seres humanos,…».
Rom 1, 26-27: «Por eso los entregó Dios a pasiones infames; pues sus mujeres invirtieron las relaciones naturales por otras contra la naturaleza; igualmente los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se abrasaron en deseos los unos por los otros, cometiendo la infamia de hombre con hombre, recibiendo en sí mismos el pago merecido de su extravío».
Ef. 5, 1-7: «Sed, en fin, imitadores de Dios, como hijos amados y vivid en caridad, como Cristo nos amó y se entregó por nosotros en oblación y sacrificio a Dios en olor suave.
En cuanto a la fornicación y cualquier género de impureza o avaricia, que ni se nombren entre vosotros, como conviene a santos: ni palabras torpes, ni groserías, ni truhanerías, que desdicen de vosotros, sino más bien acción de gracias. Pues habéis de saber que ningún fornicario, o impuro, o avaro, que es como adorador de ídolos, tendrá parte en la heredad del reino de Cristo y de Dios».
Gál. 5, 19-23: «Ahora bien, las obras de la carne son manifiestas, a saber: fornicación, impureza, lascivia, idolatría, hechicería, odios, discordias, celos, iras, ambiciones, disensiones, facciones, envidias, embriagueces, orgías y otras como éstas, de las cuales os prevengo, como antes lo hice, que quienes tales cosas hacen no herederán el reino de Dios.
Los frutos del Espíritu son: caridad, gozo, paz, longanimidad, afabilidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza».
Y San Juan en el Apocalipsis:
«El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda».
La iglesia confiesa un Dios único e idéntico como autor del Antiguo y Nuevo Testamento, es decir, de la ley y los profetas, así como del Evangelio, porque los santos de ambos Testamentos hablaron bajo la inspiración del mismo Espíritu Santo. En consecuencia, los textos anteriormente citados no son de Pablo o de Juan, sino de Dios mismo: son Palabra de Dios.
Pocas palabras más prostituidas que el término «amor». En nombre del amor, los impíos y los herejes justifican el aborto, la eutanasia, el divorcio, el adulterio, la fornicación, las relaciones homosexuales, el adulterio… Todo se puede justificar en nombre del amor: Si se quieren… Yo no creo en ese amor que resulta abominable para Dios. Yo creo en Jesucristo, muerto y resucitado. Ese es el Amor en el que creo: el amor de Jesús, que obedeció a Dios hasta morir en la cruz.
Pero este mundo se rige por la ley del deseo: todo lo que quiero y considero subjetivamente que es bueno para mí, está bien. La voluntad del hombre – sus deseos – se convierten en ley que sustituye a la Ley de Dios. «Mi voluntad prevalece sobre la Voluntad de Dios». Ya no vale el «hágase tu voluntad» ni el «he aquí la esclava del señor: hágase en mi según tu palabra». Ahora es «hágase mi voluntad» y «yo soy señor de mí mismo; soy autónomo, independiente de todos. No soy esclavo de nadie: ni siquiera de Dios». Es decir, volvemos de nuevo al «non serviam» de Lucifer. No serviré ni obedeceré a Dios: yo seré mi propio Dios; mi fin soy yo mismo: no Dios. No es Cristo el Camino: el camino lo marca cada uno. Y el fin no es el cielo, sino la felicidad en el más acá, el hedonismo, el vitalismo, la borrachera y el orgasmo.
Explicaba San Juan de la Cruz: «A la tarde te examinarán en el amor. Aprende a amar como Dios quiere ser amado, y deja tu condición». El amor de verdad es la caridad. Hay que amar como Dios quiere ser amado y como Dios quiere que amemos al prójimo. Y eso pasa por cumplir sus Mandamientos. Pero las relaciones sexuales fuera del matrimonio no son queridas por Dios; ni el adulterio ni las relaciones homosexuales. Hay que amar como Dios manda, no como a cada uno le dé la gana según sus deseos.
Dicen que estamos obsesionados con los pecados de la carne. Y no es así. Son los impíos, los herejes y los apóstatas los obsesionados con el tema. Pero en realidad, no son el sexto ni el noveno los mandamientos que quieren abolir los herejes de la religión de Satanás. El mandamiento que pretenden derogar a toda costa es el Primero: Amarás a Dios sobre todas las cosas. Ese es su objetivo: poner al hombre donde solo puede y debe estar Dios. Ahora el primer mandamiento sería «amarás al hombre sobre todas las cosas». Porque esta nueva religión es antropocéntrica (y antropolátrica) y no mira al cielo, sino al medio ambiente, a la ecología, al cambio climático y a los objetivos de la Agenda 2030.
La moral de situación no es católica. Hay una ley moral universal y eterna que sirve para todos los hombres, para todos los tiempos y para todas las situaciones. Dios no se muda, no cambia de opinión según la época de la historia. Dios es el Señor de la Historia. Cristo es el Rey del Universo, el Logos, el único redentor y salvador de la humanidad. Y no habrá verdadera paz hasta que todos los pueblos reconozcan la soberanía de Jesucristo y toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra y en el abismo y toda lengua proclame que Jesús es el Señor para gloria de Dios Padre. Todos los reyes de la tierra, todas las naciones se han de postrar ante Cristo Jesús. Y para ello hemos sido llamados a anunciar el evangelio a todos los pueblos y a bautizar a todos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén
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Ni que Dios nos ame es una infantilidad ni amar como Dios nos pide lo es. Claramente, es algo para hombres recios, pero en la Iglesia presente se nos presenta un amor mundano que sirve para justificar todo lo que el Mundo nos presenta.
En fin, estos artículos recopilatorios son necesarios, pero pintan un estado de la Iglesia lamentable. Y muchos, la mayoría, sin enterarse.
- El adulterio del corazón sólo por el deseo (Mt 5,27-30).
- Divorcio (Mt 5,31-32).
- La mujer sorprendida en adulterio (Jn 8).
- El Señor Jesús legisla sobre el divorcio derogando explícitamente la dispensa que regía en el Antiguo Testamento y establece en la Nueva Alianza eterna que el matrimonio esindisoluble (Mt 5,31; 19,3-9; Mar 10,2-12 y Lc 16,18).
2. Hay pecados personales dolidos, arrepentidos, confesados y con pentitencia que en el proceso de enmienda, de conversión a Cristo, haya reincidencia. Esto no quiere decir que la Misericordia de Dios no tenga un límite. Si lo tiene por Su Justicia.
Dios nos guíe.
El acto de la adoración a la Pachamama en los jardines vaticanos y su entronización en la Basílica de San Pedro.
El documento de Abu Davy, en el que firmaba que todas las religiones forman parte de la voluntad de Dios.
Que el Espíritu de la verdad, te siga guiando hasta la verdad plena.
El Señor te bendiga y te guarde bajo el cariño de la Santísima Virgen María.
Una época horrenda, en que no se desplaza al hereje manifiesto y descarado.
Las personas están sin guía o con un guía ciego.
Carlos Marx decía lo siguiente :
Los creyentes de cualquier religión piensan que hay 2 tipos de religiones: las de los demás, que son inventadas y la propia, que es divinamente revelada....
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Pedro L. Llera
¿Carlos Marx como fuente de autoridad? Ya que no me sacó lo del "opio del pueblo"...
Marx propagó un pseudomesianismo que prometía el paraíso en la tierra, sin necesidad de Dios. ¿Y qué paraíso hay en los países que pusieron en práctica el socialismo marxista? ¿Qué hay en Cuba, Venezuela, China, Corea del Norte? Miseria, opresión, persecución al disidente, campos de concentración, torturas, arrestos arbitrarios, asesinatos... Marx prometió un paraíso y gracias a él murieron alrededor de cien millones de personas en un siglo de comunismo.
Marx es un enemigo de Dios, un falso redentor de la humanidad, un sinvergüenza que no trabajó en su puñetera vida. Marx creó una falsa religión sin Dios y contra Dios. Y si una religión ha demostrado su falsedad ha sido la marxista.
El comunismo es intrínsecamente malo, como la sodomía.
El diablo se disfraza de ángel de luz. Los perversos de bien intencionados (izquierda, humanistas, filántropos, progres).
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