Será si Dios quiere
En la cultura tradicional cristiana, cuando uno se despide de otra persona, dice siempre “hasta mañana, si Dios quiere”. O si planifica algún evento, un cristiano de bien señala siempre que el acto se celebrará “Dios mediante”. La coletilla “si Dios quiere” no es baladí para un creyente. Ni mucho menos. Resulta fundamental, porque nosotros creemos que nuestra vida y la historia entera está en manos de Dios y no en las nuestras. Uno vive mientras Dios quiere y nadie sabe el día ni la hora en que el Señor te va a llamar a su presencia. Porque “querer hombre vivir, cuando Dios quiere que muera, es locura”.
Pero el hombre moderno ateo o agnóstico se ha convencido de que Dios no existe; que Dios ha muerto; y si no ha muerto, Dios resulta irrelevante: vive al margen de sus criaturas, guarda silencio, no interviene en la historia, nos permite hacer lo que nos dé la gana. Dios no premia ni castiga. No hay cielo ni infierno. Dios calla y no hace nunca nada. Así que, si Dios existe, es como si no existiera. Hay, en el mejor de los casos, un dios estúpido que lleva a todos los hombres al cielo, hagan lo que hagan, hayan hecho lo que hayan hecho, hayan vivido como hayan vivido, hayan cumplido los mandamientos o hayan vivido como impíos, degenerados, injustos, asesinos o ladrones: se hayan arrepentido o no. Todo da igual…
El hombre moderno se cree Dios. Cree que se puede hacer a sí mismo a imagen y semejanza de sus propios deseos. “Haré mi voluntad y no la voluntad de Dios”. “No obedeceré”. Obedecer es humillante. Sería como reconocer que el ser humano no lo puede todo y que hay Alguien o algo por encima de él. Y el ser humano moderno cree que es la medida de todas las cosas y que él está por encima de todo; por encima del bien y del mal; por encima de la propia naturaleza… Por encima del propio Dios, si es que existe…
Cree el hombre moderno que el paraíso lo va a crear él mismo en la tierra. Porque, en realidad, no hay esperanza en un más allá. No hay transcendencia. No hay nada que vaya más allá de la realidad natural (nada metafísico). La salvación tiene que ser puramente natural (naturalismo), inmanente: el paraíso estará aquí, en este mundo. El hombre será dios y todos juntos construiremos un mundo mejor: sanidad y educación gratis para todos; renta básica universal, aprobado general para todos (que no sea necesario trabajar ni esforzarse: esa es una maldición de Dios), una mansión en Galapagar con piscina para todos y también dos huevos duros.
El paraíso terrenal será una bacanal, una orgía permanente, donde todo será placer y felicidad; bienestar, lujo y descanso. Y cuando llegue la enfermedad, el dolor o el sufrimiento, la solución es la sedación, la droga, los antidepresivos, los ansiolíticos; y, llegado el final, la eutanasia (la sedación final). “Caminamos hacia un futuro que será siempre mejor que el presente y que el pasado. Hoy es mejor que ayer y mañana vendrá el paraíso.” El progreso es el gran mito, la gran mentira de la modernidad.
Pero toda esa farsa de la modernidad se ha venido abajo de la noche a la mañana por culpa de un virus. La pandemia ha puesto el mundo patas arriba. Creía el mundo que esas epidemias eran propias de la Edad Media. Y ahora tenemos muerte, enfermedad, crisis económica como nadie recuerda… Y lo que vaya a venir…
Como creyente, no puedo sino esbozar una sonrisa sarcástica cuando escucho los eslóganes del momento: “Todo va a salir bien”, “Juntos derrotaremos al coronavirus”, “Todos juntos saldremos de esta crisis”.
Titula el periódico de hoy:
“Vuelta a la actividad en dos fases, verano y fin de año, y por sectores”.
“El gobierno prevé que la normalidad total no llegará hasta fin de año”.
Hay quien anuncia que el Tour de Francia se celebrará en septiembre y quienes dicen que los niños volverán al colegio en junio. Y quienes dan por hecho que en septiembre volverá todo a la normalidad…
¡Cuánta soberbia! ¡Cuánta arrogancia! Nadie sabe lo que nos depara el futuro. Nadie sabe cómo va a evolucionar esta epidemia. Nadie sabe si vamos a encontrar una vacuna o un tratamiento contra esta enfermedad ni cuándo va a ser eso. Nadie sabe cómo va a evolucionar el virus en verano. Nadie sabe si va a haber rebrotes o mutaciones del virus. Nadie sabe si vamos a volver al colegio en junio ni en septiembre. Nadie sabe cómo va a ser el mundo después de esta pandemia. Nadie sabe hasta dónde llegarán las consecuencias económicas de esta crisis. Nadie sabe si detrás de la epidemia vendrán el hambre o la guerra o si esto se quedará en una simple batallita que le contaremos a los nietos dentro de unos años. Nadie sabe nada. Sólo Dios sabe.
Todo saldrá bien, si Dios quiere. Juntos derrotaremos al coronavirus, Dios mediante. Todos juntos saldremos de esta crisis, si esa es la voluntad de Dios. Porque Dios es Todopoderoso: es el principio y el fin de la Historia. La Divina Providencia lo rige todo y todo es para bien de los que creen en Dios. Dios hace salir el sol sobre justos y pecadores. Dios permite que la cizaña crezca junto al trigo. Pero el Señor hará justicia, porque Él es la Justicia, el Bien y la Verdad.
La gente le tiene miedo a la muerte. Pero a lo que hay que tener miedo es al pecado. Para el justo, la muerte significa encontrarse con su Salvador y Señor. Para el pecador no convertido, significa el comienzo de su condenación eterna. Pero los pecadores irredentos, los impíos, no creen. Y aunque resucitara un muerto para advertirles, no creerían. Están ciegos por culpa de sus propios pecados.
De esta crisis saldremos, si Dios quiere. Que el Señor nos libre de esta peste maldita. Pero estemos preparados. Y roguemos a Dios que nos libre del mal, de la epidemia, de las enfermedades; pero, sobre todo, del pecado mortal.
De esta crisis nos libraremos, si Dios quiere. Imploremos al Señor y lloremos por nuestros pecados. Ya no hay posibilidad de confesarse ni de ir a Misa y comulgar. Señor, apiádate de nosotros. Ten misericordia de tu pueblo. No nos castigues como merecen nuestros pecados. No tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
21 comentarios
Así que los saludos tradicionales del tipo: ¡Vaya usted con Dios!; Dios le bendiga; hasta mañana, si Dios quiere o Dios mediante son de rabiosa actualidad. Había otro que decía: Hasta verte, Jesús mío, que también resulta muy apropiado.
Esto me recuerda aquel funcionario de la URSS, que trabajaba en Correos y era censor, y hacía una lista de los familiares de los presos del GULAG que en sus cartas ponían frases como esas para después detenerlos. Sin embargo las cartas seguían llegando porque a una madre, una hermana, una esposa o una hija les resultaba imposible que sus deseos no fueran transmitidos por medio de aquel Dios que los ateos soviéticos habían desterrado. La miseria humana parece no tocar fondo.
Con esto no quiere decir que el virus chino sea un castigo directamente infligido por Dios o permitido por Él.
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«DIVINA MISERICORDIA, ¡JESÚS EN VOS CONFÍO!»
Con esto no quiere decir que el virus chino sea un castigo directamente infligido por Dios o permitido por Él.Carmen te contestó bien: a esto o Dios lo quiso o lo permitió. No hay otra. Ya lo dijo Cristo: "ni un pajarillo cae a tierra sin que medie la voluntad del Padre. Porque aún vuestros cabellos están todos contados" (Mt 10:29). Lee el siguiene artículo:
infocatolica.com/blog/praeclara.php/2003250810-coronavirus-y-castigo-divino
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En cuanto al artículo del profesor Llera, estoy en un todo de acuerdo con lo afirmado, y no sé porqué este párrafo:
De esta crisis saldremos, si Dios quiere. Que el Señor nos libre de esta peste maldita. Pero estemos preparados. Y roguemos a Dios que nos libre del mal, de la epidemia, de las enfermedades; pero, sobre todo, del pecado mortal.me trae a la memoria a Isaías 1,15:
Y cuando extendáis vuestras manos, esconderé mis ojos de vosotros; sí, aunque multipliquéis las oraciones, no escucharé. Vuestras manos están llenas de sangre.y al capítulo 9 de Ezequiel:
Entonces gritó a mis oídos con gran voz, diciendo: Acercaos, verdugos de la ciudad, cada uno con su arma destructora en la mano. Y he aquí, seis hombres venían por el camino de la puerta superior que mira al norte, cada uno con su arma destructora en la mano; y entre ellos había un hombre vestido de lino con una cartera de escribano a la cintura. Y entraron y se pusieron junto al altar de bronce.Porque si en el último siglo se calcula que mataron por medio del aborto a 1000 millones de personas, florecen y se multiplican las pervesiones de todo tipo, se corrompen a los niños ya desde el jardín de infantes, se comete idolatría hasta en los mismos jardines del Vaticano, no hay pecado que clame al cielo que la humanidad no esté cometiendo, si Dios no ve que hay verdadero arrepentimiento, como dice Isaías, Él no escuchará y todavía lo que viene puede ser peor.
Entonces la gloria del Dios de Israel subió del querubín sobre el cual había estado, hacia el umbral del templo. Y llamó al hombre vestido de lino que tenía la cartera de escribano a la cintura; y el Señor le dijo: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y pon una señal en la frente de los hombres que gimen y se lamentan por todas las abominaciones que se cometen en medio de ella. Pero a los otros dijo, y yo lo oí: Pasad por la ciudad en pos de él y herid; no tenga piedad vuestro ojo, no perdonéis. Matad a viejos, jóvenes, doncellas, niños y mujeres hasta el exterminio, pero no toquéis a ninguno sobre quien esté la señal. Comenzaréis por mi santuario. Comenzaron, pues, con los ancianos que estaban delante del templo. Entonces les dijo: Profanad el templo y llenad de muertos los atrios. ¡Salid! Y salieron, y fueron hiriendo por la ciudad. Y sucedió que mientras herían, quedé yo solo y caí sobre mi rostro; clamé y dije: ¡Ah, Señor Dios! ¿Destruirás a todo el remanente de Israel derramando tu furor sobre Jerusalén? Entonces me dijo: La iniquidad de la casa de Israel y de Judá es grande en extremo, la tierra está llena de sangre, y la ciudad está llena de perversión; porque dicen: "El Señor ha abandonado la tierra, el Señor nada ve". Mas en cuanto a mí, tampoco mi ojo tendrá piedad, ni yo perdonaré, sino que haré recaer su conducta sobre sus cabezas. Y he aquí, el hombre vestido de lino que tenía la cartera a la cintura, trajo un informe, diciendo: He hecho tal como me ordenaste.
Gracias.
Soy pesimista con esta sociedad que salvo excepciones, sigue campando y obrando de forma inmanente, olvidándose de Dios y confiando solamente en la capacidad del hombre.
Desde el pasado 15 de marzo no he recibido el Cuerpo de Cristo ni he podido asistir al rezo del Santo Rosario en mi parroquia, por cierre de todas los templos en mi diocésis, teniéndome que conformarme con las misas virtuales, no obstante pensé que como quiera que mi parroquia está cerca de mi casa, y al ser colaborador de la misma y poseer llave de acceso al templo, bien podía ir alguna vez para estar un rato con el Señor ante el Sagrario, bastaba con abrir y cerrar la iglesia detrás de mí, no obstante le pedí autorización a mi párroco siéndome concedido.Yo contentísimo se lo dije a mi mujer, contestándome que eso era quebrantar las normas sanitarias, pues tanto ella como nuestros hijos se opusieron, por ser un candidato a ser contagiado, dada mi edad y las patologías que padezco, incluso uno de nuestros hijos me echó en cara de que si se contagiase su madre, me harían responsable, y aquí acabó mi gozo de estar un rato con el Señor ante el Sagrario. Bien sabe Dios que no tengo miedo y que lo poco que he salido de mi casa si bien tomando con exceso todas las medidas sanitarias preventivas, ha sido para ir a la farmacia y hacer la compra, pero dado la actitud de mi mujer e hijos, desde hace más de quince días que no he pisado la calle, los hijos se encargan de lo necesario para mi mujer y para mí, encargándose mi mujer que es más joven y sana que yo, de ir a la farmacia y de sacar al perro no dejándome que lo haga yo. Mi esposa e hijos me superan en bondad, son buenísimas personas, aunque un poco más inmanentes y menos trascendentes que yo. A a mi vejez, cuando ya no puedo como se dice vulgarmente ni con los calzones y viéndome en la ultima etapa de mi vida, ¿voy a pasar del Señor? De ninguna manera, estaré junto a Él hasta el fin de mis días con la ayuda de su gracia, agradeciéndole lo mucho que me ha aguantado y que me ha dado sin merecerlo.
El Señor te bendiga y te guarde..
Los pueblos y sus dirigentes políticos se han amotinado a nivel planetario contra Dios y su Ungido Cristo, construyendo un sistema político que va en contra de las más elementales leyes divinas, y por eso es muy probable que el coronavirus sea un castigo a esa gran rebeldía humana a escala mundial.
Las naciones y sus dirigentes harían bien si se arrepintiesen de ese amotinamiento universal contra Dios, y de aquí en adelante se decidiesen en firme a servir a Dios con temor y a rendirle homenaje temblando, derogando todas las leyes impías que atentan contra la Ley divina. El Salmo número 2, que se recita en la Misa de hoy creo que se ajusta como anillo al dedo a lo que está pasando actualmente.
Han transcurrido ciento setenta y cuatro años desde la Aparición y ciento trece desde que fue publicado este libro. Las circunstancias no han cambiado desde entonces en lo que respecta a la indiferencia y hostilidad a los Mensajes dados por la Santísima Virgen. El mundo se ha hecho más infame, y la Iglesia más apóstata. La Virgen ha insistido con paciencia de Madre, y Su Hijo ha aceptado demorar su Justicia ante los ruegos maternales de María a favor de la Iglesia y de la humanidad. No obstante el casi universal rechazo, María ha vuelto a visitarnos enviada por Cristo. Lo ha hecho en Lourdes, de modo eminente en Fátima, y posteriormente lo viene haciendo en diversas partes del mundo. Nos ha traído aliento para que soportemos la lucha entablada por el misterio de iniquidad contra Cristo y su Reino, esto es, la Iglesia y la cristiandad. Ha anunciado el triunfo de su Inmaculado Corazón en el mundo, como el hecho en que concluye la historia del mundo del “hombre viejo”, y se inician los “nuevos tiempos de María”, su Aurora, bajo cuya potente Luz hará que se manifieste el “hombre nuevo” nacido en el Bautismo. El designio de Dios, que María nos revela, debiera conmover las montañas y las constelaciones, pero si los hombres se resisten, Ella cederá al peso insoportable del brazo de la Justicia de Su Hijo. La epidemia alarma a aquellos que no quieren ver la ofensa gravísima que se está infiriendo a Cristo y a Su Madre. No pueden aducir ignorancia, sólo orgullo mundano de idólatras que no confiesan su íntima adhesión al mundo actual. Se conforman con retoques que permitan conciliar en apariencias a Dios y el mundo, pero no quieren que este mundo de sus embelesos sea arrasado. El coronavirus es algo ínfimo, lo catastrófico es la rebelión contra Dios y Su Madre.
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Pedro L. Llera
Lo de pagar justo por pecadores ya lo hizo nuestro Señor Jesucristo en la cruz. Si no entiende eso, no entenderá nada.
"El enemigo, esto es, el demonio, desespera de odio al ver que su reino de tinieblas es derribado. El NOM ha quedado arrasado, más allá de que sus promotores pretendan ocultar su crisis definitiva causada por el virus, que ha paralizado la producción mundial, incluido el petróleo, como consecuencia necesaria directa, y por lo tanto la economía ha sido aniquilada."
Dudo mucho que el NOM y sus patrocinadores, ocultos o abiertos, se sientan amenazados o preocupados en sus intereses por el COVID-19, más bien ellos son los 'pescadores' que causaron el río revuelto para obtener ganancia, a costa de la humanidad y la cristiandad. Su jefe, el "padre de la mentira", se está mesando las manos esperando imponer su voluntad a la humanidad a través de sus secuaces demoníacos y humanos.
"Si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. Pues también ustedes estén preparados, porque a la hora en que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre". Lc 12,39
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