Ecología Integral: aportación a la Cumbre del Clima
La Cumbre del Clima de Madrid comienza el día 2 de diciembre a las 10:30 horas de la mañana con una inauguración oficial. Pedro Sánchez, como presidente del Gobierno de España en funciones, intervendrá en la misma. El resto de días el horario será de 10:00 horas de la mañana a 18:00 horas de la tarde. El evento durará hasta el día 13 de diciembre, habiendo hasta entonces reuniones, talleres y conferencias a diario con intervenciones de diferentes países y organismos.
En el marco de la Cumbre del Clima (COP 25), diversas organizaciones vinculadas a la Iglesia convocan un Encuentro con el lema “La Cumbre del cambio climático y el cuidado de la casa común”. La Iglesia está unida ante el desafío del cambio climático.
El Foro se celebrará el jueves 5 de diciembre a partir de las 10:00 horas en la Fundación Pablo VI y está organizado de manera conjunta por la Comisión de Pastoral Social de la CEE, la Fundación Pablo VI; el Movimiento Católico Mundial por el Clima; la Comisión Diocesana de Ecología Integral de Madrid; Escuelas Católicas; Movimiento Scouts Católico; Enlázate por la justicia; Cáritas; CONFER; Justicia y Paz; Manos Unidas; Redes; CEDIS y Entreculturas.
Esta es mi humilde aportación a la causa.
Yo soy muy ecologista y superverde. Cada día más. Y considero que lo que más contamina y estropea la casa común – nuestro planeta – es el pecado. El pecado lo ensucia todo, lo mancha todo. Por eso el hombre está permanentemente insatisfecho: porque hemos sido creados para el cielo; para Dios. Y aquí no podemos estar contentos porque la corrupción del pecado lo estropea todo. El pecado conduce al Infierno y ahí sí que el calentamiento global va a resultar irreversible para los enemigos de Dios.
Escribía san Agustín: «Nos has hecho, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti». Sólo seremos verdaderamente felices cuando nuestro corazón descanse en el Señor, cuando vivamos plenamente unidos a Él. Por eso es tan importante llevar una vida de santidad y de comunión con Cristo. Sólo unidos a Él seremos felices. No hay mayor felicidad que adorar al Santísimo, que comulgar en gracia de Dios… La santa misa nos anticipa la dicha del cielo. Por eso es tan importante que todo el mundo se convierta; que todo el mundo se arrepienta de sus pecados y viva en gracia de Dios, unidos íntimamente a Cristo, que es persona divina, verdadero Dios y verdadero hombre. Solo en Cristo descubre el hombre la verdad sobre sí mismo y sobre el mundo.
En definitiva, la mejor manera de combatir la contaminación y el cambio climático es la conversión. Por ejemplo, la mejor manera de que los indígenas amazónicos abandonen la barbarie paleolítica y dejen de matarse con fruición en sus guerras tribales es predicarles a Cristo y bautizarles. Y si ya estamos bautizados, la confesión, la penitencia, nos alcanza la gracia del perdón por nuestros pecados para poder seguir librando el buen combate que nos conducirá al cielo.
Ser un guarro y tirara plásticos al mar es pecado. Ya lo era antes – lo ha sido toda la vida – y lo sigue siendo ahora. Estropear la creación, abusar y hacer un mal uso de los recursos naturales de nuestro planeta es pecado. Ya está en el Catecismo, aunque algunos no se hayan enterado todavía (será que no lo leen):
2415 El séptimo mandamiento exige el respeto de la integridad de la creación. Los animales, como las plantas y los seres inanimados, están naturalmente destinados al bien común de la humanidad pasada, presente y futura (cf Gn 1, 28-31). El uso de los recursos minerales, vegetales y animales del universo no puede ser separado del respeto a las exigencias morales. El dominio concedido por el Creador al hombre sobre los seres inanimados y los seres vivos no es absoluto; está regulado por el cuidado de la calidad de la vida del prójimo incluyendo la de las generaciones venideras; exige un respeto religioso de la integridad de la creación (cf CA 37-38).
2416 Los animales son criaturas de Dios, que los rodea de su solicitud providencial (cf Mt 6, 16). Por su simple existencia, lo bendicen y le dan gloria (cf Dn 3, 57-58). También los hombres les deben aprecio. Recuérdese con qué delicadeza trataban a los animales san Francisco de Asís o san Felipe Neri.
2417 Dios confió los animales a la administración del que fue creado por él a su imagen (cf Gn 2, 19-20; 9, 1-4). Por tanto, es legítimo servirse de los animales para el alimento y la confección de vestidos. Se los puede domesticar para que ayuden al hombre en sus trabajos y en sus ocios. Los experimentos médicos y científicos en animales son prácticas moralmente aceptables, si se mantienen en límites razonables y contribuyen a cuidar o salvar vidas humanas.
2418 Es contrario a la dignidad humana hacer sufrir inútilmente a los animales y sacrificar sin necesidad sus vidas. Es también indigno invertir en ellos sumas que deberían remediar más bien la miseria de los hombres. Se puede amar a los animales; pero no se puede desviar hacia ellos el afecto debido únicamente a los seres humanos.
El bautismo y la confesión son los medios más eficaces para luchar contra la contaminación, contra la crueldad, contra la suciedad ambiental, contra la ley del más fuerte. Aquí tenemos que elegir entre la Ley de Dios y la ley de la jungla; entre la civilización y la barbarie; entre Cristo y el Demonio.
Por culpa del pecado, la creación perdió su armonía. El mundo está invadido por el pecado.
400 La armonía en la que se encontraban, establecida gracias a la justicia original, queda destruida; el dominio de las facultades espirituales del alma sobre el cuerpo se quiebra (cf. Gn 3,7); la unión entre el hombre y la mujer es sometida a tensiones (cf. Gn 3,11-13); sus relaciones estarán marcadas por el deseo y el dominio (cf. Gn 3,16). La armonía con la creación se rompe; la creación visible se hace para el hombre extraña y hostil (cf. Gn 3,17.19). A causa del hombre, la creación es sometida “a la servidumbre de la corrupción” (Rm 8,21). Por fin, la consecuencia explícitamente anunciada para el caso de desobediencia (cf. Gn 2,17), se realizará: el hombre “volverá al polvo del que fue formado” (Gn 3,19). La muerte hace su entrada en la historia de la humanidad (cf. Rm 5,12).
401 Desde este primer pecado, una verdadera invasión de pecado inunda el mundo: el fratricidio cometido por Caín en Abel (cf. Gn 4,3-15); la corrupción universal, a raíz del pecado (cf. Gn 6,5.12; Rm 1,18-32); en la historia de Israel, el pecado se manifiesta frecuentemente, sobre todo como una infidelidad al Dios de la Alianza y como transgresión de la Ley de Moisés; e incluso tras la Redención de Cristo, entre los cristianos, el pecado se manifiesta de múltiples maneras (cf. 1 Co 1-6; Ap 2-3). La Escritura y la Tradición de la Iglesia no cesan de recordar la presencia y la universalidad del pecado en la historia del hombre:
«Lo que la Revelación divina nos enseña coincide con la misma experiencia. Pues el hombre, al examinar su corazón, se descubre también inclinado al mal e inmerso en muchos males que no pueden proceder de su Creador, que es bueno. Negándose con frecuencia a reconocer a Dios como su principio, rompió además el orden debido con respecto a su fin último y, al mismo tiempo, toda su ordenación en relación consigo mismo, con todos los otros hombres y con todas las cosas creadas» (GS 13,1).
Anunciar el Evangelio a todas las naciones, bautizar a los que no conocen a Cristo y predicar la conversión y el arrepentimiento de los pecados es la mejor receta para que el mundo sea más sostenible, más humano y más habitable. La verdadera plaga que debemos combatir es la del pecado. El pecado mata y ensucia al hombre y a la Creación.
Pero el único que nos puede salvar de esa plaga del pecado que amenaza con destruirnos es Cristo: no la ONU. No hay otro Salvador más que Jesús, que murió en la cruz para liberarnos de la esclavitud del pecado y abrirnos las puertas del cielo. Porque nosotros no somos de aquí: somos del cielo. Somos peregrinos que caminan hacia nuestra patria definitiva, donde podremos gozar del amor de Dios, de su contemplación por toda la eternidad. «Nos has hecho, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti». Cristo Resucitado es nuestra esperanza y nuestro Salvador.
Hasta el presente todo lo creado gime y siente dolores de parto. Y no es sólo eso, sino que también nosotros, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos dentro de nosotros mismos, suspirando por la adopción, por la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza estamos salvos; que la esperanza que se ve, ya no es esperanza. Porque lo que uno ve, ¿cómo esperarlo? Romanos 8, 22-24
Toda la creación espera anhelante la manifestación de los hijos de Dios. Toda la creación espera ansiosa la segunda venida de Nuestro Señor Jesucristo: ¡Ven, Señor Jesús!
Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.
Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.
Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.
Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.
Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.
El que venza heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.
Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
Apocalipsis 21
Los que os postráis en gesto de adoración ante la Pachamama, idólatras abominables: ¡Ojo con el lago que arde con fuego y azufre…! Por la ecología integral, deberíais confesaros rápidamente… Si no, el calentamiento infernal para vosotros puede ser irreversible y por toda la eternidad…
“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”, dice el Señor. Dios es el principio y el fin. La tierra y el cielo, tal y como los conocemos, están llamados a desaparecer. Son obra de Dios: no del hombre. Dios es el Señor de la creación, el principio y el fin. Todo ha sido creado por Dios y todo terminará cuando Dios quiera que termine. El verdadero Señor del mundo no es el hombre, sino Dios.
Y cuando vuelva Nuestro Señor Jesucristo, Él hará nuevas todas las cosas. Y ya no habrá lugar para el sufrimiento, para el dolor ni para la misma muerte. El salvará a los justos y condenará a los pecadores. Entonces, el pecado será erradicado para siempre.
El Señor juzgará con justicia a los débiles y sentenciará con rectitud a los pobres de la tierra. Herirá al hombre cruel con la vara de su boca, con el soplo de sus labios matará al malvado. La justicia será el ceñidor de su cintura; la verdad, el cinturón de sus flancos. Serán vecinos el lobo y el cordero; y el leopardo se echará con el cabrito; el novillo y el cachorro pacerán juntos y un niño pequeño los conducirá. La vaca y la osa pacerán, juntas acostarán sus crías; el león, como los bueyes, comerá paja. Hurgará el niño de pecho en el agujero del áspid y en la hura de la víbora el recién destetado meterá la mano. Nadie hará daño, nadie hará mal en todo mi santo Monte, porque la tierra estará llena de conocimiento de Yahveh, como cubren las aguas el mar.
Isaías 11
Que la Cumbre del Clima coincida con el Adviento no puede ser mera casualidad…
Ven, Señor Jesús. Líbranos del pecado. Date prisa en socorrernos.
“No sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre.”“Estad prevenidos porque vosotros no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.”
“Vosotros también estad preparados porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.”
12 comentarios
Si están tan seguros del calentamiento global ¿por que negarse a presentar pruebas? ¿Será porque es una gran pantalla para justificar el genocidio abortivo?
Saludos cordiales.
1) No hagan cruceros, ni tomen el avión ni el coche más que por pura necesidad, y, si es posible utilicen los transportes públicos.
2) Aprendan a coser y reconviertan la ropa.
3) Prohíban el Black Friday y todos los eventos que promuevan compras compulsivas.
4) Aprendan a divertirse de forma más natural, sin celebraciones expectaculares ni parques temáticos.
5) Andar, leer y rezar son sanos.
6) Dejen de divorciarse y crear familias alternativas, acojan en sus casas a sus familiares y se evitarán que personas solas ocupen tantos pisos.
7) Deje de pensar en eso de "porque yo me lo merezco" y piense en los demás para variar.
8) Aprendan a aburrirse sanamente utilizando su imaginación para crear hábitos de entretenimiento.
9) Ninguna devoción contamina.
10) Piensen más en la Vida Eterna que en la terrena.
Yo creo que con estos diez puntos y sin ofender a Dios algo haríamos.
Yo también soy verde y ecologista por mi amor a la creación, desde muy joven soy franciscano seglar (antiguo terciario), San Francisco de Asís llamaba al agua, la tierra, el sol la luna, el lobo... hermanos. Es verdad que son unos guarros los que ensucian el mar, el campo, los ríos, la ciudad, me llevan los demonios ver el desmadre de tanta juventud, dejando toneladas de basuras en las celebraciones de grandes eventos, en cuanto al reciclaje son legión los que no separan los papeles, plásticos o vidrios del resto de la basura, o bien tiran el aceite vegetal muy usado al fregadero. Y no digamos de la falta de aprovechamiento de los alimentos.
En mi opinión el mal de todo ello es la total ausencia de Dios de nuestros corazones, hoy mismo comentaba que la Eucaristía corazón mismo de la Iglesia, desde hace varias décadas, es tratada por muchos con manifiesta rutina e indiferencia, pues si el Cuerpo de Cristo es tratado de esa manera, no nos extrañemos que surjan tantas disensiones en el seno de nuestra Santa Iglesia Católica.
¿Esto incluye las corridas de toros y otras salvajadas como lanzar cabras de campanarios o arrancarles la cabeza a pollos colgados?
De gastar en lujos, joyas, autos, ropa, etcétera, ¿no dicen nada?
En este momento en el que muchas almas pueden estar condenándose al infierno por haber perdido el rastro de Dios, dedicarse, como católicos, a la salvación del planeta me parece un despropósito y una temeridad.
El Señor no quiso que se encarnará su Hijo para salvar este mundo, creado por Él de la nada y que con menos esfuerzo puede levantar de nuevo, sino para salvarnos a nosotros del pecado y de la muerte eterna. Y es en esta empresa en la que espera que colaboremos con él. Lo demás seguramente se arreglará por añadidura, porque quien ama de verdad a Dios, ama también la obra de Dios.
Además, "¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si malogra su vida? Mateo 16, 26.
Es verdad que es el pecado el causante de todos los males que nos afligen, y pienso que hay pecados especialmente destructivos, capaces de desencadenar acontecimientos terribles y los hechos que tanto preocupan hoy. Como este abandono generalizado de Dios, de sus mandamientos y preceptos, y que contemplamos en la sociedad civil y lo que es mucho más grave, entre los hijos de la Iglesia.
Pero nada sucede sin que Dios lo permita. Lo malo será que lo permita, tal vez porque ya poco más se pueda esperar de una cierta humanidad.
Que el Señor nos conceda la gracia necesaria para serle fiel en cualquier circunstancia y hasta el final.
Santa María de la esperanza, mantén el ritmo de nuestra espera.
¡Ven Señor Jesús!
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