¿Estáis dispuestos a sufrir por Cristo?
En 1712, San Luis María Grignion de Montfort escribe su Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen, obra fundamental en los tiempos que corren y que todos los fieles católicos deberían conocer y leer. En ese Tratado podemos leer cosas como estas:
María y los últimos tiempos
La salvación del mundo comenzó por medio de María y por medio de Ella debe alcanzar su plenitud.
Ella es el medio seguro y el camino directo e inmaculado para ir a Jesucristo y hallarle perfectamente. Por Ella deben, pues, hallar a Jesucristo las personas santas que deben resplandecer en santidad. Quien halla a María, halla la vida (ver Prov 8,35), es decir, a Jesucristo, que es el Camino, la Verdad y la Vida (Jn 14,6).
María debe resplandecer, más que nunca, en los últimos tiempos en misericordia, poder y gracia: en misericordia, para recoger y acoger amorosamente a los pobres pecadores y a los extraviados que se convertirán y volverán a la Iglesia católica; en poder contra los enemigos de Dios, los idólatras, cismáticos, mahometanos, judíos e impíos endurecidos, que se rebelarán terriblemente para seducir y hacer caer, con promesas y amenazas, a cuantos se les opongan; en gracia, finalmente, para animar y sostener a los valientes soldados y fieles servidores de Jesucristo, que combatirán por los intereses del Señor.
María debe ser terrible al diablo y a sus secuaces como un ejército en orden de batalla (Cant 6,3), sobre todo en estos últimos tiempos, cuando el diablo, sabiendo que le queda poco tiempo (Ap 12,17) - y mucho menos que nunca - para perder a las gentes, redoblará cada día sus esfuerzos y ataques. De hecho, suscitará en breve crueles persecuciones y tenderá terribles emboscadas a los fieles servidores y verdaderos hijos de María, a quienes le cuesta vencer mucho más que a los demás.
Dios ha hecho y preparado una sola e irreconciliable hostilidad, que durará y se intensificará hasta el fin. Y es entre María, su digna Madre, y el diablo; entre los hijos y servidores de la Santísima Virgen y los hijos y secuaces de Lucifer. De suerte que el enemigo más terrible que Dios ha suscitado contra Satanás es María, su santísima Madre.
Dios no puso solamente una hostilidad, sino hostilidades, y no sólo entre María y Lucifer, sino también entre la descendencia de la Virgen y la del demonio. Es decir, Dios puso hostilidades, antipatías y odios secretos entre los verdaderos hijos y servidores de la Santísima Virgen y los hijos y esclavos del diablo: no pueden amarse ni entenderse unos a otros.
Los hijos de Belial (Dt 13,14)45 , los esclavos de Satanás, los amigos de este mundo de pecado –¡todo viene a ser lo mismo!– han perseguido siempre, y perseguirán más que nunca de hoy en adelante, a quienes pertenezcan a la Santísima Virgen.
Pero la humilde María triunfará siempre sobre aquel orgulloso, y con victoria tan completa que llegará a aplastarle la cabeza, donde reside su orgullo. María descubrirá siempre su malicia de serpiente, manifestará sus tramas infernales, desvanecerá sus planes diabólicos y defenderá hasta al fin a sus servidores de aquellas garras mortíferas.
El poder de María sobre todos los demonios resplandecerá, sin embargo, de modo particular en los últimos tiempos, cuando Satanás pondrá asechanzas a su calcañar, o sea, a sus humildes servidores y pobres hijos que Ella suscitará para hacerle la guerra. Serán pequeños y pobres a juicio del mundo; humillados delante de todos; rebajados y oprimidos como el calcañar respecto de los demás miembros del cuerpo. Pero, en cambio, serán ricos en gracias y carismas, que María les distribuirá con abundancia; grandes y elevados en santidad delante de Dios; superiores a cualquier otra creatura por su celo ardoroso; y tan fuertemente apoyados en el socorro divino, que, con la humildad de su calcañar y unidos a María, aplastarán la cabeza del demonio y harán triunfar a Jesucristo.
Resumo:
- La salvación de los últimos tiempos vendrá por el triunfo de María sobre Satanás.
- Resplandecerá el poder de María contra los enemigos de Dios: los idólatras, los cismáticos, los herejes, los yihadistas, los impíos…
- María resplandecerá en gracia, animando a sus hijos a luchar por Cristo.
- Dios ha establecido una hostilidad irreconciliable entre los hijos de Satanás y los hijos de María.
- Se desatará (ya se ha desatado de hecho) una persecución feroz por parte de los esclavos de Satanás contra los hijos de María.
- Los hijos de María serán pobres y pequeños a los ojos de este mundo. Serán insignificantes. Serán despreciados y humillados delante de todos. Pero serán grandes delante de Dios: grandes en santidad y ricos en gracias.
- Los pobres hijos de María, sus humildes servidores, unidos a ella, aplastarán la cabeza de Satanás y harán triunfar a Cristo.
María y los apóstoles de los últimos tiempos
¿Quiénes y cómo serán los hijos de María que derrotarán a Satanás con la ayuda de su Madre Santísima? Escribe Grignion de Montfort:
Pero, ¿cómo serán estos servidores, esclavos e hijos de María?
Serán fuego encendido (Sal 104 [103],4; Heb 1,7), ministros del Señor que prenderán por todas partes el fuego del amor divino.
Serán flechas agudas en la mano poderosa de María para atravesar a sus enemigos: como saetas en manos de un guerrero (Sal 127 [126],4).
Llevarán en el corazón el oro del amor, el incienso de la oración en el espíritu, y en el cuerpo, la mirra de la mortificación.
Sin apegarse a nada, ni asustarse, ni inquietarse por nada, derramarán la lluvia de la palabra de Dios y de la vida eterna, tronarán contra el pecado, descargarán golpes contra el demonio y sus secuaces.
Tendrán, sin embargo, las alas plateadas de la paloma, para volar con la pura intención de la gloria de Dios y de la salvación de los hombres adonde los llame el Espíritu Santo. Y sólo dejarán en pos de sí, en los lugares donde prediquen, el oro de la caridad, que es el cumplimiento de toda la ley (Rom 13,10).
Caminarán sobre las huellas de su pobreza, humildad, desprecio de lo mundano y caridad evangélica, y enseñarán la senda estrecha de Dios en la pura verdad, conforme al santo Evangelio y no a los códigos mundanos, sin inquietarse por nada ni hacer acepción de personas; sin temer a ningún mortal por poderoso que sea.
Llevarán en la boca la espada de dos filos de la palabra de Dios (Heb 4,12); sobre sus hombros, el estandarte ensangrentado de la cruz; en la mano derecha, el crucifijo; el rosario en la izquierda; los sagrados nombres de Jesús y de María en el corazón, y en toda su conducta la modestia y mortificación de Jesucristo.
Resumo nuevamente:
1.- Los hijos de María amarán a Dios por encima de todo y vivirán su fe con pasión ardiente.
2.- Serán personas que aman, que rezan y que se sacrifican por los demás. Siempre dejarán tras de sí un rastro de amor.
3.- No tendrán miedo y hablarán alto y claro contra el pecado, denunciando a los secuaces de Satanás, a los impíos, a los enemigos de Cristo: “tronarán contra el pecado, descargarán golpes contra el demonio y sus secuaces”.
4.- El único objetivo de los hijos de María será la gloria de Dios y la salvación de las almas.
5.- Los hijos de María despreciarán al mundo y enseñarán la senda estrecha de la salvación de Dios, conforme al Evangelio.
6.- Los hijos de María serán pobres y humildes. No serán famosos, no serán gentes sabias, no serán personas importantes. No serán nada a los ojos de este mundo.
7.- Los signos distintivos de estos hijos de María serán la cruz y el rosario.
¿Estáis dispuestos a sufrir?
Los discípulos del Señor, los hijos de María, tendremos la audacia «suicida» de hablar libremente en nombre de Dios en la medida en que nuestra vida esté centrada en el Misterio pascual, en la Eucaristía, donde Cristo «entrega su vida» para la gloria de Dios y la salvación de los hombres. Solo entonces esteremos en condiciones de «dar al mundo el testimonio de la verdad». El centro de nuestra vida tiene que ser el Santísimo Sacramento, Jesús Eucaristía. Comulgamos su Cuerpo lleno de llagas, lacerado, despreciado. El Cuerpo Glorioso de Cristo nos muestra sus llagas en las manos, en los pies y en el costado. El Resucitado es el Crucificado. No nos engañemos: no hay salvación sin la angustia de Getsemaní, sin los latigazos y humillaciones, sin cargar con la cruz, sin ser cruelmente clavado en el madero.
En Fátima, la mismísima Virgen María les dijo a los pastores:
“¿Queréis ofreceros a Dios, dispuestos a soportar todos los dolores que Él os enviará, en acto de reparación por los pecados con los cuales es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores?”
“Tendréis que sufrir mucho, pero la gracia de Dios estará con vosotros y os fortalecerá.”
Esas palabras nos las dirige nuestra Madre Santísima a todos nosotros: ¿Estamos dispuestos a ofrecernos a Dios? ¿Estamos dispuestos a padecer todos los sufrimientos que el Señor nos envíe como reparación por los pecados y como súplica por la conversión de los pecadores?
Tendremos que sufrir mucho.
¿Estamos dispuestos a sufrir por Cristo?
Sí. Ha llegado el tiempo de ver quiénes son realmente de Cristo. Los días que vivimos ahora requieren un catolicismo heróico. La Verdad triunfará sobre la podredumbre de las ideologías satánicas. La caridad triunfará sobre el pecado.
¡Alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación!
22 comentarios
Pero si el Señor me da su gracia, sí estaré dispuesto a ello, y aún a más, pues «todo lo puedo en Aquél que me conforta» (Fil 4, 13).
Hablas de catolicismo heróico, a mi, un pobre miserable que anda fatigado y cargado en este valle de lágrimas, ¿qué heroísmo podré ni nada? Sólo soy un hombre malvado, pecador, un inútil bueno para nada. Pero ahora resuena las palabras del Eterno Galileo en el corazón: «Venid a Mí todos los agobiados y los cargados, y Yo os haré descansar. Tomad sobre vosotros el yugo mío, y dejaos instruir por Mí, porque manso soy y humilde en el corazón; y encontrareis reposo para vuestras vidas. Porque mi yugo es excelente; y mi carga es liviana» (Mt 12)
¡Qué alivio al alma escuchar estas palabras! ¡Qué reposo y descanso al corazón estas palabras de esperanza y consuelo! Ahora sí el seguimiento del crucificado me parece posible, cuando Él mismo nos promete un yugo excelente y una carga liviana. ¿Cómo si no, íbamos a entrar los leprosos, tullidos, tuertos, enfermos y débiles? Si fuese para héroes y valientes el Evangelio, nosotros todos hubiéramos quedado fuera.
Pero no, el Evangelio es para los que se hacen como niños (Mt 19), y los niños, ¿qué pueden por ellos mismos? Nada. ¡Y nosotros tampoco! ¡Entonces es para nosotros el Evangelio, para los que nada podemos! Y así nos lo confirma nuestro Señor: «sin Mí, nada podéis» (Jn 15, 5), luego, con Él, todo podemos hacerlo, podemos con Él, negarnos a nosotros mismos, podemos con Él, cargar nuestra cruz cada día, podemos con Él, seguirlo. «Todo lo puedo en Aquél que me conforta» (Fil 4, 13)
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Pedro L. Llera
Magnífica respuesta. Brillante.
¿Se imagina que los pastores de Fátima le hubieran dado esta respuesta a la Santísima Virgen? ¿Verdad que no? Por eso la Virgen escogió a tres niños ignorantes y analfabetos y se les apareció a ellos y no a usted o a mí.
Si usted lee (ya lo habrá hecho, no tengo duda) a Santa Teresa de Jesús, y San Juan de la Cruz (entre otros) comprobará en ambos un estado de ánimo muy diferente al de sus artículos. Pasaron por estados interiores muy difíciles los dos (especialmente, Santa Teresa), pero no se sentían perseguidos. San Juan de la Cruz estuvo preso de los fanáticos calzados, durante un largo periodo de tiempo, pero no deja traslucir en sus escritos ninguna sensación de angustia y obsesión. Dese cuenta de ello, amigo Llera. La verdadera oración, no conduce a la exaltación del ego, sino a la disminución y aun extinción del mismo. (El que quiera venir en pos de mí, nieguese a sí mismo)
Orar no significa enfrentarse a los enemigos, señor Llera. (Amad a vuestros enemigos). Orar no es salir armado del Rosario y la Cruz, contra los supuestos hijos del diablo, sino "entrar en el recinto privado, y hablar a Dios en lo secreto". Ni siquiera hay necesidad de rosario. Y Cristo tampoco menciona la Cruz. Una cosa es segura cuando se entra en el camino interior: la noche oscura de los sentidos y, la mucho mas oscura del alma. Usted esta en ellas, con gran probabilidad. Dejese llevar por Dios y no se exalte, amigo Llera. No se agite. Sosieguese.
Un saludo, cuidese.
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Pedro L. Llera
Este artículo es más que nada, como habrá podido leer, un comentario a ciertos pasajes del Tratado de la verdadera devoción a la Virgen de San Luis María Grignion de Montfort. Pídale cuentas al santo.
Y por mí, no se preocupe. Estoy sosegado y en paz. Y guárdese sus diagnósticos psicoanalíticos, que nadie se los ha pedido. Usted no es un hijo de Satanás: es un impertinente.
La única fuerza necesaría es la virtud de la fortaleza, mediante la cual el espíritu se mantiene firme aunque la carne sea débil, y, por supuesto la ayuda de el Espíritu Santo.w
Mateo 6 : 6
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Pedro L. Llera
Cuando fui a vosotros, hermanos, proclamándoos el testimonio de Dios, no fui con superioridad de palabra o de sabiduría, pues nada me propuse saber entre vosotros, excepto a Jesucristo, y éste crucificado. Y estuve entre vosotros con debilidad, y con temor y mucho temblor. Y ni mi mensaje ni mi predicación fueron con palabras persuasivas de sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no descanse en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
1 Cor. 2
En presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de venir en su reino y que juzgará a los vivos y a los muertos, te doy este solemne encargo: Predica la Palabra; persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar. 3 Porque llegará el tiempo en que no van a tolerar la sana doctrina, sino que, llevados de sus propios deseos, se rodearán de maestros que les digan las novelerías que quieren oír. 4 Dejarán de escuchar la verdad y se volverán a los mitos.
2 Tim. 4
Pero no me he aprovechado de ninguno de estos derechos, ni escribo de esta manera porque quiera reclamarlos. Prefiero morir a que alguien me prive de este motivo de orgullo. Sin embargo, cuando predico el evangelio, no tengo de qué enorgullecerme, ya que estoy bajo la obligación de hacerlo. ¡Ay de mí si no predico el evangelio! En efecto, si lo hiciera por mi propia voluntad, tendría recompensa; pero, si lo hago por obligación, no hago más que cumplir la tarea que se me ha encomendado. ¿Cuál es, entonces, mi recompensa? Pues que al predicar el evangelio pueda presentarlo gratuitamente, sin hacer valer mi derecho.
1 Cor. 9
Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos. No os dejéis llevar de doctrinas diversas y extrañas; porque buena cosa es afirmar el corazón con la gracia, no con viandas, que nunca aprovecharon a los que se han ocupado de ellas.
Hebreos 13
El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.
Lc. 6, 45
Yo no me anuncio a mí: anuncio a Jesucristo. Yo no valgo nada ni soy nada. Solo soy un pobre pecador.
Yo tengo en mi balcón una balconera de Resurrección, no para proclamar mi santidad sino para indicar que en esa casa vive una cristiana, haciendo gala de la libertad que permite a otros poner una bandera del Barça o una proclama política. Si alguien se fija en ella y me hace objeto de su odio por eso ya he calculado las consecuencias, lo mismo que cuando rezo el rosario en la intimidad sé que no se enteran de puertas afuera.
Por eso, entrar en tu cuarto, se refiere probablemente mas a una disposicion personal, que a un recinto físico. Y la disposición de entrar en tu cuarto, cerrando la puerta, es seguramente el hecho de poner tu atención en la oración, cerrando la puerta a las distracciones. Esas distracciones, pueden ser externas, pero las internas son mucho más difíciles de manejar. Son pensamientos, recuerdos, imágenes, emociones diversas.... Cerrar la puerta es volver la atención a la oración.
Santa Teresa habla de entrar en el castillo interior (no deja de ser un recinto). Ella dice mas o menos esto: la puerta de entrada al castillo interior, es la oración, no diré mas mental que vocal, porque siendo oración toda es válida. Por tanto, la atención es la clave.
Pero Jesús añade "ora a tu Padre que está en lo secreto". O sea, no está aquí delante, o allí en el cielo... Está en lo secreto del alma. Esto es un asunto mucho más dificil de ver, porque no sabemos donde buscarle. Pero debe ser un lygar muy íntimo dentro de cada uno. Y no es facil dar con él. Probablemente sea el mismo Padre quien nos señale ese lugar, llegado el caso. (Seguramente, después de estar un tiempo orando de esa manera).
Por supuesto, se puede orar en la calle, también. O en Carrefour. O en la iglesia, por supuesto, que sería un lugar privilegiado. La cosa es que requiere práctica, y hacerlo de un modo asiduo. Es bueno hacerlo diariamente, en algún lugar apropiado. Se recomienda dos veces al día, un periodo de entre 20 y 30 minutos (la recomendación es bastante general). Hacerlo así, es el primer paso para hacerlo después de manera continua, también en público.
Y así es como deberíamos recibir la muerte, orando. Es sin duda el modo mejor para entregar el alma. Estar orando de manera continua, es sin duda la meta. Pero vayamos a ella, paso a paso. Empecemos mejor dos ratitos cada dia, es mi punto de vista.
Bueno, cuidate. 👋
Otra cosa es el multimillonario escandinavo que ha perdido a tres hijos en el atentado contra un hotel que, posiblemente, no calculó que en una breve estancia les pudiera tocar la masacre. Pero los que viven allí ya saben que son odiados y, aún así, persisten. ¡Gloria a los mártires, testigos de la Verdad!
Los que entran en el camino de la oración contemplativa, saben que tales cosas son reales. Los libros escritos por esas y otras personas, son como un mapa para el que se adentra en los misterios del alma. Es muy difícil (realmente, poco menos que imposible) no perderse sin los mapas escritos por quienes nos han precedido. Siempre ha habido, hay y habrá guías que dejen mapas para los aventureros del espíritu. El Evangelio y muchos escritos biblicos, contienen mapas, pero de muy difícil interpretación. Pero los grandes exploradores que nos preceden, han sido capaces de interpretarlos para nosotros, los viajeros de este siglo.
Saludos.
Yo creo humildemente que es al llamado que se nos hace, es decir: "¿Estamos dispuestos a sufrir por Cristo? Al que tu respondes con el No. Y es que La Iglesia ha olvidado la Prtofecía.
Sí... Ha llegado el tiempo de ver quiénes son realmente de Cristo. Los días que vivimos requieren un catolicismo heróico. La Verdad triunfará sobre la podredumbre de las ideologías satánicas. La caridad triunfará sobre el pecado. ¡Se acerca nuestra liberación!
Y, de verdad que queremos estar preparados, pues son DÍAS DE HEROÍSMO, que requieren católicos bien formados, heróicos, humildes, obedientes a la Sana Doctrina y confiados en Dios. Todo parece, que se desarrollará por mucho ( si ya no inició...) entre el 2018-2020 al 2026 y que La Proclamación del V Dogma Mariano, sería un 31 de Mayo...culminando la gran Tribulación con el Segundo Pentecostés, 50 días luego de la Pascua del 3 de Abril 2026, y (el 11 de Abril entraría triunfante el Papa a Roma para hacer la Proclamación del V Dogma), y María será La Soberana de Todos los pueblos. También se cumple el término de la PROFECÍA BÍBLICA DE DANIEL: "Bienaventurados los que lleguen a los 1335 días... = 3 de Abril del 2026" . De manera que el 23 de Septiembre del 2025 terminarán los 3 Días de Tinieblas + los 200 días de la profecía de San Juan Bosco (Abril 3-11) + 50 días del 2° Pentecostés = Proclamación del V dogma María Corredentora, medianera y Abogada de todos los pueblos. Viene nuestra Liberación!
Gracias por adelantado.
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