Adorad al Señor
Queridos profesores:
“El gran peligro del cristiano es predicar y no practicar, creer pero no vivir de acuerdo con lo que se cree“. Esa frase se la atribuyen a San Antonio de Padua, Doctor de la Iglesia, a quien se suele representar con el Niño Jesús en brazos.
Vuestra manera de predicar es el amor que les ofrecéis a los niños cada día, cada hora de clase. Nos dejamos la vida por ellos. Y llegamos al final de trimestre ya casi desfallecidos. El camino es largo y las dificultades muchas: tenemos que allanar muchos senderos, rellenar muchos valles y aplanar muchas colinas. Hay mucho dolor, mucho pecado, mucho sufrimiento. No es un camino de rosas el que conduce hacia el Cielo. Nuestro trabajo resulta agotador. Pero al final del camino nos espera el Niño, en su pesebre. Adoremos al Señor estas navidades con la sencillez de los pastores y la sabiduría de los Reyes Magos y démosle lo mejor que tenemos: nuestro amor. Si amáis mucho a los niños, descubriréis en sus ojos el brillo y la luz de Dios. Y quien encuentra a Dios ya no lo cambia por nada. Porque quien ama a los niños como vosotros los amáis, ama a Nuestro Señor que vive en ellos.
¡Nuestro negocio es la santidad, nuestro capital más precioso, la caridad y nuestro beneficio, el cielo! Y todo por la pura gracia de Dios. Que el Dios, que se hace niño, os bendiga y os cuide siempre. Solo Él puede pagaros todo el bien que hacéis a los niños cada día en nuestro Colegio. Hay cosas que no entran en el convenio colectivo. El nuestro no es un trabajo al uso. Amar y desvivirse cada día por los niños que Dios nos encomienda no está contemplado entre las remuneraciones que figuran en la nómina. Vosotros os dejáis la vida por amor a los niños. Y eso no tiene precio: pero sí tiene mucho valor. Y solo Dios os lo podrá pagar como merecéis.
Por otra parte, ¿cómo podría yo expresaros lo mucho que os quiero y lo agradecido que os estoy a todos vosotros? No hay palabras. Me siento a menudo indigno de estar al frente de este colegio: vosotros sois mucho mejores que yo y siento que muchas veces no estoy a la altura. Perdonadme: no doy para más… Soy muy poca cosa. Pero desde mi pequeñez, quiero que sepáis que os amo de corazón y que deseo lo mejor para cada uno de vosotros y para vuestras familias.
Id de la mano de los niños y junto a vuestras familias a adorar al Mesías, al Salvador, al Maestro; y que Él os colme de bendiciones.
Pedro L. Llera
8 comentarios
María madre de la Esperanza nos lo ofrece en el misterio de su embarazo previo al Nacimiento del Salvador.
La omnipotencia y omnisciecia de Dios se hace visible en cada persona y en cada acontecimiento, tengamos ojos abiertos y confianza en su plan divino humano que es para ser vivido. El nos amó,nos ama y nos amará respondamos con Amor al que todo nos lo dio por Amor. Un bebé.
Contradice al propio Jesús(adorareis al, Padre en espíritu y verdad).
Dios ama ya que todo El es Amor ¿y Sor varon o mujer Ud ya se asimila en ese Amor al Creador o es que ya es Dios y se ha fundido con el Absoluto.? Si es así dígalo es posible que ya esté muy elevado.
Mi ser es muy pequeño a ras de Tierra y pecador y necesitado, y proteston ,amar es para mayor Gloria de Dios
En mis tiempos de estudiante de Teologia la cantabamos con los compañeros seminaristas,distribuidos por El mundo ,algunos hoy ya son Obispos,y la seguirán cantando con los fieles y los niños y muy linda para estos días de Navidad en los Colegios y familia.
Esta Navidad sí lo haré, porque entiendo que debo hacerlo.
Dejar un comentario
