Tiempos de tribulación, tiempos de esperanza
Triste, en verdad, y muy apenado, me dirijo a vosotros, a quienes veo llenos de angustia al considerar los peligros de los tiempos que corren para la religión que tanto amamos. Verdaderamente, podríamos decir que esta es la hora del poder de las tinieblas para cribar, como trigo, a los hijos de elección. Sí; la tierra está en duelo y perece, infectada por la corrupción de sus habitantes, porque han violado las leyes, han alterado el derecho, han roto la alianza eterna. Nos referimos, hermanos, a las cosas que vemos con nuestros propios ojos y que todos lloramos con las mismas lágrimas. Es el triunfo de una malicia sin freno, de una ciencia sin pudor, de una disolución sin límite. Se desprecia la santidad de las cosas sagradas; y la majestad del divino culto, que es tan poderosa como necesaria, es censurada, profanada y escarnecida. De ahí que se corrompa la santa doctrina y que se diseminen con audacia errores de todo género. Ni las leyes sagradas, ni los derechos, ni las instituciones, ni las santas enseñanzas están a salvo de los ataques de las lenguas malvadas.
Hoy en día no faltan quienes, contra las definiciones del concilio de Trento, destruyen el concepto del pecado original, junto con el del pecado en general en cuanto ofensa a Dios, así como también el de la satisfacción que Cristo ha dado por nosotros.
Tampoco faltan quienes sostienen que la doctrina de la transubstanciación, al estar fundada sobre un concepto ya anticuado de la sustancia, debe ser corregida de manera que la presencia real de Cristo en la Eucaristía quede reducida a un simbolismo, según el cual las especies consagradas no son sino señales eficaces de la presencia espiritual de Cristo y de su íntima unión en el Cuerpo místico con los miembros fieles.
Otra de las causas que ha producido muchos de los males que afligen a la Iglesia es el indiferentismo; o sea, aquella perversa teoría extendida por todas partes, merced a los engaños de los impíos, y que enseña que puede conseguirse la vida eterna en cualquier religión, con tal que haya rectitud y honradez en las costumbres. También hay quienes dicen que el protestantismo no es más que una forma diversa de la misma verdadera religión cristiana, en la cual, lo mismo que en la Iglesia, es posible agradar a Dios. Fácilmente en materia tan clara como evidente, podéis rebatir estos errores tan execrables. Si dice el Apóstol que hay un solo Dios, una sola fe, un solo bautismo, entended, por lo tanto, los que piensan que por todas partes se va al puerto de salvación, que, según la sentencia del Salvador, ellos están contra Cristo, pues no están con Cristo y que los que no recolectan con Cristo, esparcen miserablemente, por lo cual es indudable que perecerán los que no guardan la fe católica íntegra y sin mancha.
Con el ánimo, pues, lleno de tristeza, pero enteramente confiado en Aquel que manda a los vientos y calma las tempestades, os escribo para que, armados con el escudo de la fe, no os desaniméis y peleéis valerosamente las batallas del Señor. A vosotros os toca el mostraros como fuertes murallas, contra toda opinión altanera que se levante contra la santa doctrina del Señor. Desenvainad la espada espiritual, la palabra de Dios, y que reciban de vosotros el pan los que tienen hambre de verdad y de justicia.
Elevemos suplicantes nuestros ojos y manos hacia la Santísima Virgen María, única que destruye todas las herejías. Que ella misma, con su poderosa intercesión, proteja al pueblo cristiano ante este peligro tan grave que nos amenaza. Y apoyados en tan dulce esperanza, confiamos que el autor y consumador de la fe, Cristo Jesús, nos ha de consolar a todos en estas tribulaciones tan grandes que han caído sobre nosotros.
Catecismo
675 Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes (cf. Lc 18, 8; Mt 24, 12). La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra (cf. Lc 21, 12; Jn 15, 19-20) desvelará el “misterio de iniquidad” bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad. La impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un seudo-mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne (cf. 2 Ts 2, 4-12; 1Ts 5, 2-3;2 Jn 7; 1 Jn 2, 18.22).
16 comentarios
Es bueno recuperar ese lenguaje aunque no seamos profetas.
Es evidente que son los últimos tiempos de tanta apostasía. El Señor restaurará todo, todos conocerán la Verdad, por las buenas o por las malas.
¡Cómo da esperanza esta verdad!, pero a veces, es muy grande el desánimo, muy grande la tristeza y la rabia por las traiciones que le infligen a la Iglesia de nuestro Señor Jesucristo.
Piedad, Señor, piedad.
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Pedro L. Llera
Perdone por la edición. Espero que lo entienda...
Isaías 40, 28-31
Mel Gibson ha hecho una buena película, «Hasta el último hombre». Allí, simbólicamente, podemos ver cómo Dios llama a todo tipo de hombre, incluso a los que a ojos del mundo no sirven para nada, les da su gracia para abandonar padre, madre, familia, esposa e hijos, porque nada de ésto es mayor que su causa; los llama a la batalla, a la milicia, a pelear hasta dar su vida, y los conforta y auxilia, y con su gracia, aunque parezcan vencidos, vencen, aunque parezcan derrotados, derrotan, aunque anden sombríos y hostigados, en un mar de tinieblas y oscuridad, avanzan sin cansarse, corren sin fatigarse, y remontan el vuelo como águilas hasta llegar al trono de Dios y de su Cristo.
¡Ánimo a todos! Cristo ha vencido al mundo, y con Él, y en Él, venceremos al mundo, a la carne y al demonio.
"Mira, vengo pronto y traigo mi recompensa conmigo para pagar a cada uno según su trabajo."
(Apocalipsis 22, 12)
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Pedro L. Llera
Gracias por este comentario. Venceremos por la gracia de Dios.
Gracias Pedro.
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Pedro L. Llera
Gracias a ti, Alonso. Estamos en la misma guerra y dando la batalla contra los herejes modernistas. Gloria a Dios.
Los Santos Inocentes están en el cielo y no sabían nada de "la fe católica íntegra y sin mancha".
También muchos profetas antiguos que desconocían el Denzinger.
Y la Iglesia enseña que Jesucristo puede salvar a los paganos por vías misteriosa.
Así que es FALSA la frase "es indudable que perecerán".
Dicho esto, es evidente -puesto que Cristo lo manda- que hay que anunciar el Evangelio por todo el mundo, a todas las personas y culturas, invitar a todos a reconocerlo como Señor y Salvador, a convertirse a Cristo y creer en su evangelio, a arrepentirse de los pecados, etc...
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Pedro L. Llera
José Ángel Antonio... cuidado con enmendarle la plana a San Atanasio.
Catecismo:
VI. La necesidad del Bautismo
1257 El Señor mismo afirma que el Bautismo es necesario para la salvación (cf Jn 3,5). Por ello mandó a sus discípulos a anunciar el Evangelio y bautizar a todas las naciones (cf Mt 28, 19-20; cf DS 1618; LG 14; AG 5). El Bautismo es necesario para la salvación en aquellos a los que el Evangelio ha sido anunciado y han tenido la posibilidad de pedir este sacramento (cf Mc 16,16). La Iglesia no conoce otro medio que el Bautismo para asegurar la entrada en la bienaventuranza eterna; por eso está obligada a no descuidar la misión que ha recibido del Señor de hacer "renacer del agua y del Espíritu" a todos los que pueden ser bautizados. Dios ha vinculado la salvación al sacramento del Bautismo, sin embargo, Él no queda sometido a sus sacramentos.
1258 Desde siempre, la Iglesia posee la firme convicción de que quienes padecen la muerte por razón de la fe, sin haber recibido el Bautismo, son bautizados por su muerte con Cristo y por Cristo. Este Bautismo de sangre como el deseo del Bautismo, produce los frutos del Bautismo sin ser sacramento.
1259 A los catecúmenos que mueren antes de su Bautismo, el deseo explícito de recibir el Bautismo, unido al arrepentimiento de sus pecados y a la caridad, les asegura la salvación que no han podido recibir por el sacramento.
1260 "Cristo murió por todos y la vocación última del hombre en realmente una sola, es decir, la vocación divina. En consecuencia, debemos mantener que el Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad de que, de un modo conocido sólo por Dios, se asocien a este misterio pascual" (GS 22; cf LG 16; AG 7). Todo hombre que, ignorando el Evangelio de Cristo y su Iglesia, busca la verdad y hace la voluntad de Dios según él la conoce, puede ser salvado. Se puede suponer que semejantes personas habrían deseado explícitamente el Bautismo si hubiesen conocido su necesidad.
1261 En cuanto a los niños muertos sin Bautismo, la Iglesia sólo puede confiarlos a la misericordia divina, como hace en el rito de las exequias por ellos. En efecto, la gran misericordia de Dios, que quiere que todos los hombres se salven (cf 1 Tm 2,4) y la ternura de Jesús con los niños, que le hizo decir: "Dejad que los niños se acerquen a mí, no se lo impidáis" (Mc 10,14), nos permiten confiar en que haya un camino de salvación para los niños que mueren sin Bautismo. Por esto es más apremiante aún la llamada de la Iglesia a no impedir que los niños pequeños vengan a Cristo por el don del santo Bautismo.
Encíclica Mirari vos, Gregorio XVI, 15 de agosto de 1832:
Veniamo ora ad un’altra sorgente trabocchevole dei mali, da cui piangiamo afflitta presentemente la Chiesa: vogliamo dire l’indifferentismo torno ad una cosa chiara ed evidentissima, senza contrasto. Poiché è affermato dall’Apostolo che esiste «un solo Iddio, una sola Fede, un solo Battesimo» (Ef 4,5), temano coloro i quali sognano che veleggiando sotto bandiera di qualunque Religione possa egualmente approdarsi al porto dell’eterna felicità, e considerino che per testimonianza dello stesso Salvatore «essi sono contro Cristo, perché non sono con Cristo» (Lc 11,23), e che sventuratamente disperdono solo perché con lui non raccolgono; quindi «senza dubbio periranno in eterno se non tengono la Fede cattolica, e questa non conservino intera ed inviolata» [Symbol. S. Athanasii].
Símbolo de San Atanasio:
1. Quicúmque vult salvus esse, ante ómnia opus est, ut téneat Cathólicam fidem:
2. Quam nisi quisque íntegram inviolátamque serváverit, absque dúbio in ætérnum períbit.
Traducción:
1. Todo el que quiera salvarse, es preciso ante todo que profese la Fe Católica:
2. Pues quien no la observe integra y sin tacha, sin duda alguna perecerá eternamente.
La ignorancia insalvable es una cosa... Pero ¡Ay de aquellos que debiendo conservar la fe católica íntegra y sin tacha no lo hacen!
Beato Guerrico de Igny (c. 1080-1157), abad cisterciense
4º sermón para la Asunción
«Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa»
Jesús «habiéndola amado, la amó hasta el fin» (Jn 13,1). No tan solo ha sido para ella el fin de su vida sino sus últimas palabras: por así decir, acabando de dictar su testamento, Jesús confió el cuidado de su madre a su más querido heredero... Pedro, por su parte, recibió la Iglesia, y Juan, a María. Esta parte le era concedida a Juan como un signo del amor privilegiado del que fue objeto, pero también a causa de su castidad... Porque convenía que nadie más sino el discípulo amado de su Hijo, prestara este servicio a la madre del Señor... Y por esta disposición providencial, el futuro evangelista pudo conversar familiarmente de todo con aquella que lo sabía todo, ella que, desde el principio, había observado atentamente todo lo referente a su Hijo, y que «conservaba todas estas cosas meditándolas en su corazón» (Lc 2,19).
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Pedro L. Llera
supongo que quería usted decir que ya "no volverá". Quien volverá será Jesucristo, Nuestro Señor. A Él el poder y la gloria por siempre.
Quien tiene uso de razón y desconoce inculpablemente a Cristo, si ayudado por la gracia de Dios pone lo que está de su parte, Dios le mandará la fe que necesita, por ejemplo enviándole un misionero, o por cualquier otra vía, incluidos milagros. Hay que confiar en su providencia.
Como enseña el Catecismo:
848 «Aunque Dios, por caminos conocidos sólo por Él, puede llevar a la fe, "sin la que es imposible agradarle" (Hb 11, 6), a los hombres que ignoran el Evangelio sin culpa propia, corresponde, sin embargo, a la Iglesia la necesidad y, al mismo tiempo, el derecho sagrado de evangelizar» (AG 7).
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Pedro L. Llera
Gracias a usted. Hay que animar al pueblo fiel que está sufriendo mucho en estos últimos tiempos.
1376. El Concilio de Trento resume la fe católica cuando afirma: "Porque Cristo, nuestro Redentor, dijo que lo que ofrecía bajo la especie de pan era verdaderamente su Cuerpo, se ha mantenido siempre en la Iglesia esta convicción, que declara de nuevo el Santo Concilio: por la consagración del pan y del vino se opera la conversión de toda la substancia del pan en la substancia del Cuerpo de Cristo nuestro Señor y de toda la substancia del vino en la substancia de su Sangre; la Iglesia católica ha llamado justa y apropiadamente a este cambio transubstanciación" (DS 1642).
Para entender esto hay que recurrir a la nomenclatura de Aristóteles, según la cual substancia es lo que algo es, mientras accidente es el conjunto de las propiedades de ese algo. En la consagración de la Eucaristía cambia la substancia, pero no los accidentes, es decir, las propiedades físico-químicas del pan y del vino permanecen sin cambio alguno después de la consagración, por lo que un análisis físico-químico de la hostia consagrada no descubriría diferencia alguna con el pan. No se trata, por tanto, de una afirmación científica, sino de un acto de fe. Muchos ateos, e incluso cristianos protestantes, tropiezan en este punto, porque no conocen la nomenclatura de Aristóteles, que es la que está aplicando la Iglesia, que adoptó esta definición muchos siglos antes de que existiera la Química, por lo que no se puede decir que se trate de un truco para escapar de los avances de la ciencia.
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Pedro L. Llera
Gracias por la explicación. Yo ya estoy más que convencido. Son los modernistas los que quieren dejar a un lado el concepto de transubstanciación. Yo voy a pelear a muerte por lo que la Iglesia ha predicado siempre y en todas partes.
Ya han perdido porque a nadie importa lo que dicen.
Son 4 gatos recluidos en la caverna del integrismo contra los cuales ni siquiera es necesario pelear.
Y lo mejor de todo será la cara de sorpresa que se les va a quedar cuando se presenten ante el Padre y les pregunte por las obras de su amor.
Eso sí que será un espectáculo cómico.
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Pedro L. Llera
La única victoria que importa es la que ya se ha logrado: Cristo ha resucitado y ha vencido al pecado y a la muerte. Cristo ya ha vencido: Cristo reina por los siglos de los siglos.
Somos cuatro gatos en una caverna... Puede ser... Pero somos el resto fiel a Nuestro Señor.
Y el final de su brillante discurso ya es para nota: ¿quién se cree usted que es para pre-juzgarme? ¿Qué sabe usted sobre "la obras de mi amor"? Es usted un soberbio. Yo soy un pobre pecador y, efectivamente, nada de lo que yo pueda haber hecho es mérito mío, sino de la gracia de Dios. Y si me salvo será obviamente por la misericordia del Señor. Pero ¿quién es usted para juzgarme o para presuponer nada? ¿qué sabe usted de mí o de mi vida?
Váyase usted a hacer puñetas.
Aparte del contenido del mensaje que es muy necesario, es muy importante la forma, el lenguaje:
"la armadura de la fe". "el combate espiritual"...Lenguaje masculino de lucha por una causa noble. la mas noble en este caso. Es el contrapunto, hoy inexistente del repetitivo y ya cansino lenguaje usado y abusado en el Novus Ordo: que es egocéntrico y femenino: "yo quiero ser señor amado como el barro en manos del alfarero" A mi y a muchos hombres nos da una cierta grima cantarlo. No es extraño que con tanta metáfora femenina la iglesia se ha vaciado de hombres. La misa moderna está diciendo a los hombres constantemente: vete de aquí. Esa es mi opinión
Tiempos terribles de confusión, angustia y persecución para el pequeño resto fiel. Pero también tiempos de consuelo y esperanza, porque sabemos de cierto que cuando ya nos parezca estar todo perdido, el mismo Cristo, el Fiel y Verídico, montando un caballo blanco y seguido de los ejércitos celestes, arrojará al lago de fuego y azufre al Falso Profeta y al Anticristo y sus seguidores.
"Y fué aprisionada la bestia y con ella el falso profeta, que hacia señales delante de ella, con las cuales extraviaba a los que habían recibido el carácter de la bestia y a los que adoraban su imagen, y vivos fueron arrojados ambos al lago de fuego que arde con azufre. Los demás fueron muertos por la espada que le salía de la boca al que montaba el caballo, y todas las aves se hartaron de sus carnes." (Apocalipsis, 19,20)
Aunque no se puede asegurar al 100%, tal vez asistamos a la batalla del Armagedón. Dios quiera que por su gracia no seamos de los seguidores de la Bestia y del Falso Profeta.
Hermanos míos, si alguno de vosotros se desvía de la verdad y otro le convierte, sepa que quien convierte a un pecador de su extravío salvará su alma de la muerte y cubrirá sus muchos pecados.
Stg 5,19-20
Y
Queridísimos: como tengo gran interés en escribiros sobre nuestra común salvación, me siento obligado a dirigiros esta carta, para exhortaros a combatir por la fe que ha sido entregada a los santos de una vez por todas. Porque se han infiltrado ciertos hombres, ya desde hace tiempo señalados en la Escritura para esta condenación, hombres impíos que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios y niegan al único Dueño y Señor nuestro, Jesucristo.
Jud 3-4
A eso, entre otras cosas, nos dedicamos. Otros se dedican a prepara no solo su camino al infierno sino a ayudar a otros a tomar dicho camino.
Pero tranquilos unos y otros: habrá un juicio para todos. Entonces veremos quién ríe y quién llora por toda la eternidad.
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