El cínico y el presumido

A cada cambio estacional renacen las presiones contra Germinans. El penúltimo lo ha pergeñado un dúo bien castizo: el cínico y el presumido. El primero, en la foto de la izquierda, es un antiguo amigo nuestro. De los de primera hora. Casi un camisa vieja de Germinans. Ha empezado el año 2011 llamándonos "ultras" , como sí fuéramos hinchas de un club de fútbol. También nos reserva el cariñoso apelativo de "vulgares y anónimos insultadores". ¡Menudo cambio! Lo que debe saber el pueblo soberano es que este hombre ha ido detrás de Germinans para que publicásemos la web en su portal. No solo eso, sino que en nuestra más tierna infancia, allá por el día 15 de julio de 2007, publicó una crónica en El Mundo sobre la misa tradicional, en la que se hacía eco de la entrevista que tuvo con Dom Gregori María. Es más, en la versión digital, enlazaba con este site. Ahora denominado "la página de los ultras insultadores". Aquí tienen la prueba. Este documento es público, luego tenemos unos cuantos correos privados, dirigidos a algunos de nosotros, en los que nos invitaba encarecidamente a colaborar con su medio digital. Aunque fuere a título individual. Obviamente, por un mínimo de decoro, no vamos a publicar esa correspondencia privada, pero el periodista tiene buena memoria y seguro que no va a negar esta sabrosa realidad. Ahora, cuatro años después, ha cambiado nuestra colaboración por la del cardenal Martínez Sistach. Seguro que habrá sido igual de insistente.



El "jovencito" sacerdote que aparece en la fotografía no es otro que el Rvdo. Lluís Bonet Armengol, actual párroco de la basílica de la Sagrada Familia de Barcelona. No hace falta ser Einstein para darse cuenta de que es un hombre que ronda los 80 años (nació en 1931), y que ya hace tiempo que debería estar jubilado sino es por una de las máximas de n.s.b.a. cardenal Martínez Sistach: "Que todo siga como está, hasta que yo me jubile". Es el inmovilismo que tanto daño está haciendo a nuestra castigada diócesis. No importa que todo degenere progresivamente, porque nuestro arzobispo no quiere tener problemas y los cambios traen problemas. Si se jubilaran muchos de estos ancianos párrocos éstos serían substituídos por jóvenes sacerdotes, que convertirían sus parroquias en "germinantes", pero eso no interesa al Sr. Cardenal porque crearía muchos recelos, envidias y pataleos a los sacerdotes que le auparon y que mantienen con él un pacto de silencio a cambio precisamente de mantener el "status quo".