¡No tengáis miedo! (Beato Juan Pablo II)
Ayer la Iglesia hizo un magnífico despliegue de Fe en sí misma. Hacia el interior y hacia el exterior. En el interior de la Iglesia ha vuelto a resonar con fuerza y con total oportunidad su leit motiv: “No tengáis miedo”. No tengáis miedo de ser cristianos, de vivir como tales, de exhibiros como cristianos, nos ha recordado Benedicto XVI en su homilía. A tiempo nos llega su mensaje aquí en España, donde el laicismo es tan agresivo y tan hostil. “No tengáis miedo”. Nos hemos dedicado tantos decenios a tener vergüenza de ser cristianos, tanto tiempo a disimular que lo somos, que inexorablemente hemos llegado a la fase del miedo. Pero ahí tenemos a Juan Pablo II diciéndonos, ahora también desde el cielo, “No tengáis miedo”.
El gesto de Fe en sí misma que hace la Iglesia beatificando a Juan Pablo II ante un millón de fieles y ante las cámaras de televisión de todo el mundo, tiene una honda significación humana, válida también para los no cristianos. Entre los grandes valores de la Iglesia católica, está el de cuidar con especial amor su “canon” de hombres y mujeres ejemplares desde la perspectiva de los valores del Evangelio. Ayer la Iglesia dió el paso previo a la canonización de Juan Pablo II, que es su beatificación. El Papa ya beatificado ha sido un personaje ejemplar no sólo para la Iglesia, sino también para el mundo. Y era importante que su reconocimiento solemne ante todo el mundo, no se dilatase excesivamente en el tiempo, para que no llegase cuando está ya diluida su memoria. Aún está vivísima la memoria de este gran hombre para el mundo y gran Papa para los cristianos. Gracias a su fe, a su vivísima intuición y a su valor, el mundo hoy es distinto, y sin duda mejor.

El Rector Mayor de los salesianos anunció el pasado 31 de enero
La parcialidad del portal subvencionado (por el momento) Catalunya Religió alcanza cotas insospechadas de sectarismo; no solo en sus opiniones unidireccionales, sino en su sección titulada "recull de notícies", que pretende ser un albergue de las noticias religiosas que se producen en los medios informativos catalanes, pero que discrimina las mismas con una táctica semejante a aquella por la que se hizo famoso el estalinismo, a la hora de borrar el más leve rastro de sus antagonistas, reescribir los manuales de historia, truncar las fotografías o alterar hechos, lugares y protagonistas. El penúltimo ejemplo de esta estrategia, propia de Laurenti Beria, la podíamos observar el pasado lunes de Pascua. La Vanguardia publicaba dos noticias de temática religiosa: una
El Viernes Santo acudo devotamente a mi parroquia a la celebración de la Pasión del Señor, nuestro buen párroco antes de concluir la ceremonia nos da dos avisos, el primero aproximadamente es: "El Señor Jesús yace en el Sepulcro hasta la celebración gloriosa de la Vigilia Pascual, le acompañaremos con nuestro silencio respetuoso y nuestra oración. Hasta entonces no habrá ningún tipo de celebración litúrgica" y el segundo: "La celebración litúrgica de San Jordi no se celebrará mañana sino cuando haya finalizado la octava de Pascua". Yo no entiendo mucho de liturgia pero me fío de mi párroco, por eso me sorprendí al día siguiente, Sábado Santo, al ver por la televisión a nuestro cardenal presidiendo la celebración litúrgica de Sant Jordi en el Palau de la Generalitat. Y me preguntaba si esto no sería una de esas excepciones o equilibrios canónicos que tanto gustan a nuestro arzobispo como en el lamentable Caso Pousa.
La mujer que aparece en el centro de la fotografía es Sor Roser Garriga Trullols, una religiosa de las misioneras del Corazón de María, de setenta y seis años que actualmente ejerce como secretaria provincial de su congregación en Cataluña. Las mujeres que aparecen a su lado son conocidas militantes de colectivos eclesiales feministas, de los que nos hablaba este lunes tan acertadamente mi buen amigo Oriolt en su artículo sobre la Creu de Sant Jordi concedida al "Col.lectiu Dones de l’Església". La hermana Garriga no sólo participa en actos de este colectivo sino que ella misma imparte