La Sagrada Familia de rojo
El pasado jueves la basílica de la Sagrada Familia se iluminó de rojo por primera vez, conjuntamente con otros 22 edificios emblemáticos de Barcelona como muestra de apoyo en la lucha contra el SIDA. No voy a criticar el hecho en sí, pero si que voy a plantear las siguientes preguntas: ¿Sólo ante el SIDA?, ¿No debería ser la Sagrada Familia un símbolo de otras causas mucho más católicas? ¿No debería por ejemplo defenderse la causa de la Familia en un templo que lleva precisamente el nombre de la Sagrada Familia?. Y no me refiero únicamente en el interior del templo con celebraciones que no van a aparecer en ningún medio de comunicación sino en su exterior que es reclamo universal y una pantalla fantástica para que en todo el mundo se hable de ello.
La semana pasada Cesáreo Marítimo nos narraba la tradicional marcha por la vida que fluye entre el Hospital "católico" y abortista de San Pablo y precisamente la Sagrada Familia. ¿No sería fantástico que tal concentración acabara ante la fachada del templo de Gaudí y éste se iluminara de rojo en recuerdo de la sangre de las miles de víctimas ocasionadas por el horrendo crimen del aborto? Pero claro, n.s.b.a. cardenal Martínez Sistach no está por la labor, todo lo contrario lo que hace es dejar a los pies de los caballos a los manifestantes (que incluso necesitan protección policial) mientras que él acusa a estos buenos católicos de ser unos "intransigentes ultraconservadores". Y no se conforma con ello sino que intenta demonizar al Rvdo. Custodio Ballester por ser uno de los organizadores de esta cruzada anti-abortista que tanto daño está haciendo a su imagen como arzobispo que consiente y tolera que en sus hospitales se practique el genocidio contra seres indefensos.