Renovación en la U
La Unió Sacerdotal de Barcelona (conocida en todos los ámbitos como la U) ha iniciado el curso con nuevos bríos. Sabedora de los tiempos que corren, sus miembros han decidido adaptarse a las nuevas situaciones y emprender un relevo generacional. Por ello han sustituido a Mosén Joan Arán por el joven sacerdote de la foto, Joaquim Brustenga i Miquel. Es natural, el bueno de Mosén Arán ya ha cumplido 79 años y aunque no ha sido jubilado como Rector de la Parroquia mayor de Santa Ana, sus amigos de la U han considerado que ya no es edad para soportar la presión del cargo. Mosén Brustenga es mucho más joven, nació en 1935 y, por tanto, solo tiene 73 años. Una edad inmejorable para presidir la U. Además, cual puede observarse, Brustenga se conserva muy bien. Su aspecto rollizo, fresco, sonrosado y un tanto sanguinolento nos permite aventurar un mandato sin más achaques que los de una hipertensión bastante controlada.
Pero el joven Presidente de la U no es precisamente un desconocido. Insigne miembro uniano, se le recuerda en los últimos años, como la bestia negra del Cardenal Carles. Inspirador de todas las conspiraciones, promotor de recogidas de firmas, propagador de las más viles calumnias contra el Cardenal, urdidor de las tramas más sórdidas y de las insidias más rastreras sobre los fieles colaboradores del anterior Arzobispo, en especial la que le costó el cargo de Rector del Seminario al Doctor Corts. Nuestro amigo Pep Martí de El Triangle se abastecía de noticias gracias al “bocamoll” de Brustenga.
Tras sus maniobras anticarlistas y anti prelados valencianos (a pesar de esa apariencia horchatera que le delata), fue uno de los primeros en abrazar al hoy hijo adoptivo de Banyalbufar, al inicio de su pontificado barcelonés. En justa recompensa, en el año 2005 entró en el Consejo Presbiteral, haciéndose cargo de su secretariado junto con los tan progres- como indolentes- Francesc Romeu y Joan Cabot. ¡Vaya trío!
En aquel entonces, Brustenga era rector de la parroquia de la Sagrada Familia de Mataró, a donde había sido trasladado en el año 2002 por el obispo Carrera, para apartarlo un poco de los roces con los hombres de Carles. En la vecina Iluro, nadie recuerda su paso como párroco (leer el estupendo especial de Marcello Investigator sobre Mataró) pero siguió con sus técnicas combativas, con sus prácticas coactivas, tendentes a disparar contra todo lo que fuere cercano a Don Ricardo.
Tras su inútil periplo por el Maresme, en el año 2006, Brustenga volvió a su parroquia de toda la vida de san Ramón Nonato, en el barrio de Collblanch. Allí se ha rodeado de un grupo de momias unianas como Mosén Marti Visa, Mosén Tort o Mosén Quadrench. A pesar de tantos sacerdotes, tampoco es que la parroquia presente gran vitalidad.
Pero hizo el viaje de ida y vuelta, como lo ha hecho en la U, que la preside por tercera vez. Un hombre reincidente, contumaz y tesonero. El reincidente y malévolo Brustenga.
El revival Brustenga ejemplifica dos de las características del estado actual de nuestra diócesis: La falta de relevo en los círculos progres y la acumulación de cargos de estos miembros en el pontificado de Sistach. Porque en este último caso no se limita a Brustenga, ahí tenemos a Jaume Aymar Ragolta, que, sin otro título que Premio Ciutat de Olot de Reportaje Histórico en los años 1977,1978 y 1979, por ahora, acumula los cargos de Arcipreste de Badalona Norte; Delegado diocesano de apostolado seglar; del movimiento de cristianos adultos; miembro del Consejo Presbiteral; de la fundación de Catalunya Cristiana y de la “Fundación Missatge Humà i Cristià", Radio Estel. Siempre los mismos. Peor que el ajo.
“Roda el món i torna al Born” (Gira el orbe y vuelve al Borne*). Vuelve Brustenga. Vuelve Aymar. Si es que alguna vez se habían ido. A eso se le llama renovación.
*Antiquísimo mercado central de abastos de Barcelona, desaparecido como tal en la década de los 60. Úsase esta expresión para dar a entender que al final, después de tantas vueltas, siempre volvemos a lo mismo.
Oriolt
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