Misa Crismal: otro entierro más del obispo Carrera
Esperaba con expectación la Misa Crismal de este año para ver si se subsanaba la gran injusticia que se produjo en la consagración de Don Sebastià Taltavull en la que en ningún momento se citó el nombre de su antecesor el obispo Joan Carrera, que tan recientemente había fallecido.
Pero me llevé una tremenda desilusión, lo que sucedió en la ordenación de Taltavull no fue un error, un despiste o una omisión sin malicia. Como ya insinué entonces parecía que había un verdadero interés en borrar su memoria, en empezar una nueva etapa en la diócesis como si el bueno de Don Joan nunca hubiera existido.
Pues esa intuición se ha confirmado. En toda la Misa Crismal no hubo tampoco ninguna referencia al obispo auxiliar fallecido, y eso que es la primera sin él, y la primera con su sucesor. Y no será porque no se dijeran nombres de sacerdotes difuntos, pero del obispo Carrera ni una palabra, como si fuera un personaje de novela o una leyenda.
Al menos el Rvdo. Francesc Romeu, que no es para nada santo de mi devoción, está vendiendo (nunca mejor dicha la palabra) al obispo Carrera a toda hora. Todo lo que dice el libro es auténtico, pero no lo es la imagen que da en las presentaciones y entrevistas sobre el mismo. Nos quiere vender un obispo progresista e izquierdoso (lo de catalanista sí que es cierto). Cuando Don Joan era un grandísimo admirador del Papa Juan Pablo II, que obró en el una tremenda conversión (debería incluirse este milagro en la causa de beatificación), y que hizo que enterrara totalmente su pasado más progresista. Pues más vale que se hable mal, pero que se hable de Carrera, que no que se ignore su paso por la historia de nuestra diócesis como hace n.s.b.a. cardenal y sus adláteres. Esperemos, en este sentido, que la “conversión” de su sucesor Taltavull, sea auténtica y no una simple estrategia para escalar.
Para rematar este día sacerdotal tenemos que tragarnos a sus dos principales hombres de confianza: El Rvdo Matabosch haciéndonos el discurso y el Rvdo. Turull como anfitrión de la fiesta-comida en el Seminario. Porque está claro que Don Sebastià nunca será hombre de su confianza como lo demuestra el hecho de que lo haya enviado al “destierro” de la residencia sacerdotal de San José Oriol, para que esté bien lejos de los círculos de verdadero poder diocesano. Sin que sirva de precedente quiero decir que estoy totalmente de acuerdo con las palabras que dijo Matabosch en la catedral: los sacerdotes ya “ancianos” (nació en 1935) como él, pueden dar muy buenos consejos pero deben dejar paso a los más jóvenes, lástima que él y tantos otros colaboradores del arzobispo de esas mismas quintas no se apliquen el cuento.
Antoninus Pius