Las tres bestias negras del progresismo eclesial de Barcelona
Don Marcelo González Martín
Reconozco que este domingo me emocioné en la catedral de Girona cuando el nuevo obispo titular Don Francesc Pardo citó en sus palabras de agradecimiento a mi querido y añorado cardenal Don Marcelo González Martín. La verdad es que Don Francesc tuvo valor al citarlo, porque no pasaba nada si no lo mencionaba y al hacerlo ponía de muy mal humor a los muchos enemigos que tenía Don Marcelo en Cataluña, y no sólo en Barcelona donde fue arzobispo, sino en el resto de la Cataluña progresista y nacionalista que siempre lo ha considerado un obispo “franquista”.
Pero la realidad es que la marcha de Don Marcelo de Barcelona fue la hecatombe de nuestra iglesia diocesana, el obispo que había levantado muchas nuevas parroquias, que tenía el Seminario controlado y que entre otras cosas edificó la residencia sacerdotal de San José Oriol (por cierto, ¿a que espera n.s.b.a. cardenal para hacer algo en la residencia contigua conocida como “el convictorio” que se está cayendo a pedazos?), dejó paso a una nueva etapa en que muchos sacerdotes tuvieron carta blanca para hacer las mayores atrocidades pastorales y litúrgicas, donde los seminaristas tenían que irse a vivir en pisos como grupos de “solterones”, o donde se perdió la práctica religiosa de miles y miles de emigrantes del resto de España, porque a diferencia del buen obispo Carrera, muchos sacerdotes no fueron en absoluto acogedores con los que habían venido. Mientras tanto Don Marcelo levantaba la diócesis de Toledo a lo más alto, y su seminario quintuplicaba en número al de Barcelona, cientos de fabulosos sacerdotes salieron de su seminario, entre ellos un buen número de obispos.
Don Ricardo Carles Gordó
Don Francesc Pardo también mencionó cariñosamente al arzobispo emérito de Barcelona, el cardenal Carles, mientras nuestro cardenal Sistach ya no sabía qué cara poner porqué su nombre no aparecía en ningún momento. Don Ricardo ha sido la segunda bestia negra del progresismo eclesial barcelonés, pero a diferencia de Don Marcelo, al valenciano no lo pudieron sacar de Barcelona de ninguna manera (y mira que lo intentaron de todas las maneras), vino resignado al martirio y aquí estuvo catorce años. Su pontificado no fue nada fácil, pero consiguió atajar el deterioro que sufría la diócesis (“he vingut a una diòceis malalta” –he venido a una diócesis enferma-, solía decir), no consiguió recuperar al enfermo, pero si paliar parcialmente su enfermedad, sacó a algunos de los peores progresistas del gobierno diocesano (Batlles, Portabella, Vidal Aunós…), algo que nunca le perdonaron y empezó a formar una nueva generación de jóvenes sacerdotes, bien preparados y fieles a la doctrina de la Iglesia.
Don José Ángel Saiz Meneses
Los mayores elogios del obispo Pardo fueron para el obispo de Terrassa, Don José Angel Saiz, es la tercera bestia negra del día, tiene un doble pecado original para el progresismo, es a la vez hijo espiritual de los dos anteriores. Estudió en el fabuloso seminario de Don Marcelo, y fue Don Ricardo quien lo catapultó al episcopado y lo convirtió en su principal colaborador. En estos pocos años de existencia de la diócesis de Terrassa, el obispo José Angel ha demostrado como tiene que llevarse una diócesis y los resultados le avalan, como ejemplo su seminario, al que entran más seminaristas que en la grandiosa Barcelona y su agregada Sant Feliu juntas. En Barcelona algunos lo tachan de “integrista” y estarían dispuestos a hacer lo que hiciera falta con tal de asegurar que Don José Angel no volviera nunca a Barcelona. Pero por mucho que hagan y digan, los datos objetivos están ahí y son indiscutibles, sobre todo en comparación con la depauperada archidiócesis de Barcelona.
Otro detalle de la celebración, los primeros aplausos que se llevó Don Francesc en su discurso, fueron cuando se dirigió en castellano a los obispos de fuera de Cataluña, probablemente porque hacía mucho tiempo que no se oía hablar en la lengua de Cervantes en ese templo, y porque los obispos que vinieron tienen nombres y apellidos: el recientemente nombrado obispo de Málaga Jesús Catalá, el de Jaca-Huesca Jesús Sanz, el de Tarazona Demetrio Fernández y los auxiliares de Madrid Fidel Herráez y de Oviedo Raul Berzosa. Todos forman parte de una nueva generación de obispos con las ideas muy claras de cómo debe llevarse hoy una diócesis católica a diferencia de los experimentos con gaseosa que se han hecho en estas últimas décadas en muchas diócesis españolas. Yo tengo confianza que Don Francesc seguirá por esta senda, me consta que en Roma se lo han dejado muy clarito.
Antoninus Pius
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