”Hi ha una parada de xurros al carrer Urgell cantonada Borrell”
Dedicado a El Pregó y Esglèsia Plural
Cuando llegó a mis manos el último El Pregó (ya saben que lo leo todo), me encontré que en su interior habían incluido un díptico de Esglèsia Plural que convocaba a la “VIII Diada pel respecte a la pluralitat dins l’esglèsia ‘09”. El acto –según se anuncia- se celebrará el próximo 29 de junio, en la sede de Cristianisme i Justícia sita en: ¡Pau Claris-Llúria!. En aquellos momentos me vino a la memoria una canción infantil, típica de esplai, que se cantaba con la melodía de “Tous les garçons et les filles” y que acababa con el siguiente estribillo:
no hi ha parada de xurros al carrer Urgell cantonada Borrell
no hi ha parada de xurros al carrer Urgell cantonada Borrell
Perquè són paral·lels
Perquè són paral·lels
i la gent al passar
No els podia comprar…
Con la supuesta sede de Cristianisme i Justicia pasa lo mismo: Las calles Pau Claris y Llúria son paralelas. Por tanto, no habrá ni acto reivindicativo, ni parada de churros. En esto se han convertido Església Plural y El Pregó en una canción infantil, en una antología del absurdo, en puro sainete.
Pero el surrealismo del último número de El Pregó no se detenía en el díptico de Església Plural. No, había más. En su sección “Accent” se nos daba cuenta de que en la última reunión del Consejo Presbiteral un grupo de sacerdotes había leído una comunicación de condena de Germinans.
Les traduzco del catalán estos dos párrafos significativos de su texto:
“Desde hace tiempo, corre por los medios modernos de comunicación un producto “Germinans Germinabit”, que se dedica de manera continua y sistemática a denigrar, insultar y calumniar a diversos miembros del presbiterio de Barcelona, empezando por el señor Cardenal “.
“Un numeroso grupo de sacerdotes de Barcelona reivindicamos la honorabilidad de las personas que reiteradamente son objeto de críticas zafias (textualmente dice “barroeres”) y desaforadas, así como censuramos los procedimientos que son norma de la web Germinans Germinabit”
La escritura del texto también es de canción infantil de esplai. Por ahora, quédense con lo de “medios modernos de comunicación” y “producto Germinans Germinabit”, pero lo grave es que su contenido es falso.
En la última reunión del Consejo Presbiteral solo hubo una intervención (¡una sola intervención!) del sacerdote Salvador Torres Romeu, que intentó leer aquel comunicado y fue raudamente interrumpido por el señor Cardenal, con la frase: “passem a una altra cosa”. A partir de ese despeje de balón, se hizo un significativo silencio y nadie más osó tomar la palabra. Hasta ahí llegaron las aguas de la indignación de un numeroso (¿) grupo de sacerdotes.
Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen. El único que demostró valentía fue Mossèn Salvador Torres. Este septuagenario sacerdote, párroco de las iglesias de San Paulino de Nola y San Pedro Ermengol de los barrios de Besós y de La Mina, se ha distinguido siempre por ser un sacerdote progresista, pero coherente con su modo de pensar y actuar. Toda su vida ha sido rector en los barrios más marginales y en su día se distinguió por su actividad política clandestina. Ineficaz política clandestina, pero, al menos, demostró su osadía y su coraje. Pero en esa reunión lo dejaron solo ante los caballos. Porque habló Salvador Torres, habló el Cardenal Sistach y se quedaron mudos los muy ofendidos Turull, Matabosch, Francesc Romeu, Cabot, Muñoz Cortés (el vicario de Brustenga) Miquel Bada o Morlans; todos ellos miembros del Consejo.
Eso sí, al salir corrieron a contarlo a El Pregó. Tan absurdo como la canción. Tan hilarante como la convocatoria de Esglèsia Plural. Tan triste como el estado de esta diócesis. Todos pendientes de Germinans, pero solo al compás de lo que dicte Sistach. “Hi ha una parada de xurros al carrer Urgell cantonada Borrell…” Solo me queda la duda de cómo asistirán a un acto en Pau Claris/Llúria. Necesitarán un GPS. Aunque sí para ellos internet es un medio moderno de comunicación, no sabemos cómo denominarán a un navegador. Se han quedado en los tiempos de la Leica y el vinilo. Así les va.
Oriolt