Felicidades cardenal Luis, el del 'país de las maravillas'
Este sábado se celebró la fiesta de San Luis Gonzaga, el santo patrón de n.s.b.a cardenal, como este año la festividad cayó en sábado y la curia diocesana ese día tiene las puertas cerradas, la recepción para felicitar al homenajeado en el palacio episcopal se adelantó al viernes. A esta recepción como es lógico no estaba invitado, ni un servidor ni el 90% del clero diocesano que tiene al arzobispo Luis como su pastor. Por suerte siempre hay gente muy bien informada como nuestro querido Prudentius de Barcino (léase su crónica del lunes) que nos ilustra sobre todo lo que allí aconteció.
Los discursos del obispo Joan Carrera y del propio cardenal Martínez Sistach en la misma dirección: Todo es fantástico, todo es espléndido, nuestra diócesis funciona a las mil maravillas. Y a mí que esto de las maravillas me recuerda al cuento de Alicia, pues pienso que esa es la triste realidad que se trasluce de estas intervenciones de nuestros pastores: viven en un cuento, en un mundo irreal, en una diócesis que no es la suya, porque mientras que a nuestro obispo parece que sólo le interesan los contenidos de la cadena COPE, la diócesis a él encomendada hace aguas por todas partes, vive en el estancamiento, el desánimo y la falta de proyectos que ilusionen al clero y a los fieles, y no me refiero sólo a los que intentamos que nuestra diócesis se mueva en la fidelidad a la doctrina católica, sino también a aquellos “progresistas” que ahora no critican, pero que no se sienten nada motivados por el estilo aburrido y vacío de todo dinamismo del cardenal Sistach.
Lo peor del cuento de Luis en el “país de las maravillas” es que la historia que ellos explican es todo lo contrario de la realidad. Porque ese día nuestros obispos pusieron como ejemplo de lo bien que funciona nuestra diócesis dos realidades: la juventud y el seminario. Pues acertaron de pleno, pero al revés. Si a mí me hubieran preguntado en una encuesta qué es lo que funciona peor de esta castigada diócesis hubiera dicho precisamente esas dos parcelas que ya han sido ampliamente comentadas en Germinans Germinabit.
La delegación de juventud confiada al Rvdo. Toni Román (el-que-no-cree-en-los-encuentros-con-el-Papa) es un verdadero desastre, ni un solo joven irá representando a la delegación al encuentro de Sydney con Benedicto XVI. Sólo parece que les interesan esos cuatro jóvenes de esos movimientos progresistas de los que proviene el propio Román, y unos contados jóvenes de buena familia próximos a Turull, Baró y Morlans. La suma es tan pobre, que si no es porque los movimientos verdaderamente católicos (neocatecumenales, christifideles laicis, Comunión y Liberación, Opus Dei, Carismáticos…) están en un buen estado de forma, aunque no existan para el Rvdo. Román, sería para llorar y cerrar la parada.
Y qué decir del Seminario confiado a nuestro queridísimo Rvdo. Turull (el-del-megáfono-en-mano). Se le tiene que reconocer como gran mérito las grandes reformas materiales del edificio del seminario (con el dinero que le dejaron sus antecesores), pero todo ello refuerza más la tesis que lo que está haciendo es un MAUSOLEO, un edificio hermoso pero sin vida, sin seminaristas. Cuando escribo esto acabo de leer con orgullo la ordenación conjunta de once sacerdotes por el obispo Asenjo de Córdoba, pero eso es impensable en la Barcelona de Sistach y Turull, siendo una diócesis inmensamente mayor que Córdoba.
Además del cuento de Alicia en el país de las maravillas, ahora el cardenal Sistach repite el cuento de “La lechera” en cuanto a las entradas del seminario del año que viene. Dice que entrarán 6 o 7, parece que este año quieren curarse en salud, ya que el año pasado hablaron de 10 o 12 y realmente sólo entró un seminarista de los que viven y residen en el seminario y además próximo al Opus Dei. Veremos este año, lo que es seguro es que aunque no entrara ni un solo seminarista, para nuestro arzobispo la diócesis sería perfecta y el seminario y su rector los mejores del mundo.
Antoninus Pius