InfoCatólica / Germinans germinabit / Categorías: General, Adversus Haereses, Agere Contra, Cartas, De omnibus rebus, Décima hora, Desde los últimos bancos, Domus Ecclesiae, El Directorio de Mayo Floreal, El Fiador: historia de un colapso, Especiales, La heroica mujer catalana en la persecución religiosa en Cataluña (1936-1939), La Misa Romana, Liturgia aestiva, Non omnis moriar, Roma 1962-1963: El clima litúrgico conciliar, Semper idem, Signos litúrgicos, Splendor Veritatis

20.02.09

Cuatro jinetes contra Germinans


Surgen uno tras otro y se dirigen contra Germinans: el primero en caballo blanco, el segundo en caballo rojo, el tercero en caballo negro, el cuarto, detrás del cual viene el infierno, en un caballo amarillento. No pueden precisarse sus atribuciones porque se confunden. Dícese del último que significa la muerte. Pero el tercero y el segundo siembran la muerte también, y la guerra acarrea el hambre. Diremos pues, que son figuras de horror…

Anuncian las últimas tribulaciones. Cabalgan con autoridad por el mundo: cada año y a todas horas. No constituyen una realidad futura sino actual.

Al primero le es dado vencer y se lanza a obtener la victoria. No se distingue lo bueno de lo malo, lo autentico y lo falso. Se revelan las disposiciones íntimas, el juicio sobre las obras humanas.

El jinete siguiente, el que monta el caballo rojo, es la guerra. La destrucción propia de la guerra es consecuencia horrible de la caída del hombre. Lo mismo ocurre con el tercer jinete que representa el hambre. Y con el cuarto, del que se dice que es la muerte: el morir, la agonía, la descomposición y los horrores de la noche oscura de la muerte…

Son los azotes de nuestra existencia. Son los puntos peligrosos de la vida humana en los que se manifiesta la eternidad, las olas de la última tormenta que se adelantan, señales avanzadas de la catástrofe y que pondrá de manifiesto y expondrá a la publicidad todo lo malo, falso y corrompido que el hombre cobija en su interior.

Podemos decir algo parecido del acontecimiento siguiente. Repugna terriblemente al sentimiento natural el hecho de que se haga violencia a los hombres que aman a Dios y a la verdad. La visión del quinto sello revela algo más: oímos los gritos que los perseguidos elevan al cielo y que éste contesta: “Tened paciencia, a pesar de que parezca que no se haga nada por vosotros. No os dejéis engañar por el silencio de Dios. Dios se calla y los hombres se creen estar muy seguros. En realidad, ha sido establecido ya el límite. La injusticia va subiendo. Cuando la medida estará llena a los ojos de Dios, llegará el castigo. Es Él también quien dará a todas las cosas su carácter definitivo. Él juzgará y lo consumará todo.

“Al ángel de la iglesia de Barcelona escribe: Esto dice el que tiene la espada de dos filos: la aguda.

Conozco tus obras y donde moras, y que tienes nombre de vivo pero estás muerto. Tengo algo contra ti: que toleras ahí a quienes siguen doctrinas perniciosas, a quienes ponen tropiezos a los hijos de Dios. Permites enseñar a aquella que enseña a extraviar a mis siervos. Porque dices: soy poderoso y de nada tengo necesidad y no sabes que eres un desdichado, un indigente, un ciego, un desnudo…

Considera pues, de donde has caído y arrepiéntete; si no, vendré a ti pronto con la espada de mi boca”

Nosotros no somos capaces de captar el sentido de esta necedad aparente. La victoria es posible aunque vendrá tras una aparente derrota.

Cuando se abra el séptimo sello habrá un silencio por espacio como de media vida. Habrá convulsiones pero Dios ha señalado un término.

Esta es la hora para arrodillarnos y decirnos que Dios es y reina, que es digno de poseer la soberanía sobre todas las cosas, que es digno de ser Dios…

Nuestro corazón no necesita palabras. Puede ser que nos sintamos aturdidos y cansados. Permanezcamos respetuosamente en la presencia de Dios. Estos momentos ejercerán su influencia sobre nuestra vida, le infundirán verdad, sobre todo si dejamos que fructifiquen nuestras acciones.

Dios es la verdad. Dios está sentado en el trono de su santidad.

El Directorio

http://www,germinansgerminabit.org

[email protected]

19.02.09

Cabot y el Pastor diocesano


El pasado día 11 de Febrero, festividad de Nuestra Señora de Lourdes, se celebró en nuestra Catedral la misa correspondiente a dicha solemnidad mariana, en la que cada año participan, de forma muy digna y concurrida, los abnegados voluntarios que colaboran con la Hospitalitat de la Mare de Deu de Lourdes. La eucaristía fue presidida por el cardenal Martínez Sistach y finalizó, de manera emotiva y participada, con la procesión de los antorchas. Hasta aquí llegan las aguas de los elogios. Al iniciar la misa, nuestro obispo saludó a los miembros de la parroquia de la Virgen de Lourdes de Barcelona “que s´han volgut unir a la celebració amb el seu Pastor diocesà”. Sistach tenía a un lado al Consiliario de la Hospitalidad, Mossèn Andreu Oller y al otro lado a Mossèn Joan Cabot Barbany, rector de la parroquia de Nuestra Señora de Lourdes. La reciente historia de dicha parroquia ya fue objeto de un artículo anterior. Quienes tienen la paciencia de leerme, podrán recordar que Mossèn Cabot fue el que eliminó la procesión de las antorchas, que se realizaba, desde hacía muchos años, por las calles del barrio de Pueblo Seco, en la festividad de la virgen de Lourdes. Este es el sacerdote que aparece con pañuelo azul, junto a su diácono (el de la barba) y junto al Sr. Cardenal (hasta que fue distinguido por la purpura, el bisbe Lluís). El Pastor diocesano (sí hubiese sido Carles, hablarían de “la jerarquía”) se complació mucho en tenerlo en la misa de Lourdes. Lo que quizás no sabe el Pastor diocesano es que ese día no hubo misa en la parroquia y que los feligreses que no pudieron trasladarse a la Catedral (es un barrio con una población notablemente envejecida), se quedaron sin poder participar de la eucaristía del día de la patrona. Otros muchos, que desde varios puntos de Barcelona, se trasladan ese día hasta el templo de Lourdes en Barcelona, también se encontraron con que ese día no había misa, porque al señor rector le había dado por celebrarlo junto “al Pastor diocesà”.

Leer más... »

La Misa Romana: Historia del Rito. Capítulo 15: El Sanctus


Primeras noticias

La anáfora de San Hipólito es la única plegaria eucarística en que falta el Sanctus. Por una cita de San Clemente, que alude evidentemente al texto litúrgico del Sanctus tal como se encuentra en las liturgia orientales (combinación de los dos pasajes de Isaías y Daniel) deducimos que ya se usaba a fines del siglo I, señal manifiesta de que lo cantaba también la Iglesia primitiva. En efecto, armoniza maravillosamente con la idea de acción de gracias, toda vez que la razón última y definitiva de nuestras alabanzas será siempre la santidad infinita de Dios, uno y trino.

El texto litúrgico del Sanctus en lengua latina deja sin traducir la palabra “Sabaot” (multitudes, ejércitos) que no se refiere únicamente a los coros celestiales, sino a todos los seres creados por Dios. En todos ellos brilla y resplandece la gloria de Dios, que llena la tierra. En lugar de “gloria sua” del texto escriturístico se dice en el texto litúrgico “gloria tua”. El centro de la glorificación está, sin duda, en los cielos; por eso se le añaden las palabras “caeli et” ausentes en el texto bíblico, que se refería sólo al culto del templo. Con esta adición se hace resaltar la aspiración universalista de la naciente religión cristiana. No sólo el templo, sino toda la tierra y el cielo están llenos de la majestad de Dios. Así queda además mejor justificado el porqué se atribuye este canto a los coros celestes. Otra prueba de lo arraigada que estaba en la antigua Iglesia la idea de que la liturgia de los cielos tiene que ser el modelo de la nuestra, la de la tierra. En la anáfora egipcia de San Marcos se desarrolla con toda pompa la magnificencia de esta liturgia celeste.

Leer más... »

17.02.09

Cómo y por qué nuestros abiertos, dialogantes y "conciliares" nacional-progresistas eclesiales callaron cuando se gestaba la actual crisis económica en España


España sufre y sufrirá con mayor virulencia la crisis económica internacional. Está ya archicomentado que la crisis financiera internacional, provocada por unos banqueros irresponsables que dieron crédito al personal sin recabar suficientemente su solvencia, víctimas de su propia codicia, ha pinchado la burbuja inmobiliaria española. Ha acabado con la fantasía de más de una década de un crecimiento español que se creía ilimitado. Sin el aire de una financiación fácil, el globo se ha deshinchado. “Patacada” contra la dura realidad.

La frase totémica “el precio de la vivienda nunca bajará” sobre la que todo se edificaba ha sido burlada, cayendo en la trampa de creer que el valor de las cosas –hoy de la vivienda- se escapa de la ley de la oferta y la demanda. ¡Qué carcajadas darían algunos de los miembros de la escuela de Salamanca del siglo XVI, la primera de economistas que haya existido!

Pero quién se acuerda, en la España postmoderna, de “carcundias” como el obispo Diego de Covarrubias (1512-1577), antiesclavista y discípulo de Francisco de Vitoria y de Domingo Soto o de otro grande de la doctrina económica: Martín de Azpilicueta. La flor y nata de la escuela de Salamanca, de lo mejor que Castilla ha dado el mundo y a su libertad. Esto nunca lo reconocerá la M.E.B. Domingo (Máquina de Etiquetar Binaria Oriol Domingo, que estampa en el cogote ajeno solo dos pegatinas: de la Iglesia abierta / de la Iglesia cerrada). Ni un Enric Juliana, el pedidor de obispos dúctiles, es decir maleables.

Leer más... »

Turull eufórico con lo de Taltavull


Después del nombramiento de Don Sebastià Taltavull como nuevo obispo auxiliar de Barcelona, muchas miradas se fijaron en el Rvdo. Josep Maria Turull, ya que sin duda él ha sido el gran damnificado de toda esta historia. No sólo no ha conseguido salir como obispo, sino que además tal como están las cosas, y después de los inmensos dolores del parto episcopal (utilizando expresión del buen amigo Oriolt), difícilmente tiene alguna posibilidad de llegar al episcopado en estos ya pocos años que le quedan a n.s.b.a. cardenal Martínez Sistach. Y es que el arzobispo “protector” de Turull lo intentó de todas las maneras, primero metiendo “morralla” en las ternas para que fuera él el elegido, después negándose a aceptar otro auxiliar al grito de “¡O Turull o nadie!", y ni siquiera la estrategia ante Roma de “Uno para ti y uno para mí", intentando colar a Turull junto a Taltavull o a algún otro, no ha llegado a cuajar. Roma sólo aceptó a Taltavull y aún teniendo éste buenos “padrinos” tuvo un camino tormentoso para conseguir la mitra.

Leer más... »