Anécdotas de verano (II): Los hijos del CPL

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Continuo con la “aventura” iniciada la semana pasada en parroquia ajena en una de mis “suplencias” de verano. Mientras me preparo en la sacristía para salir a celebrar la Santa Misa veo acercarse un señor con una carpeta en la mano de color verde lo que me hace pensar en mi interior:

- “¡Vaya!, otro hijo del CPL (Centro de Pastoral Litúrgica)”.

El “monitor” (que es como les gusta que les llamen a estos hijos del CPL) se acerca a mí y sin ni siquiera saludarme me comenta con voz autoritaria:

-“Tenemos que ponernos de acuerdo en unas cuantas cosas”

Yo hago como si acato sus órdenes y le escucho con atención, entonces sin dejar de mirar el guión de su carpeta me dice:

-“Por ejemplo, el acto penitencial ¿lo hacemos rezado o cantado?”

Yo le respondo que yo prefiero rezar el “Yo confieso” y finalmente el Señor Ten Piedad sin introducciones. El “monitor” empieza a ponerse nervioso y me dice con cierto enfado:

-“Aquí no se hace (no dice reza) el Yo confieso, la gente no lo sabe, y se quedará sólo rezándolo”.

Evidentemente en la misa recé el Yo confieso y comprobé que exceptuando el señor monitor, callado y enfadado, el resto del Pueblo de Dios seguía la oración penitencial conmigo sin ningún problema.

A continuación soy yo el que formulo una pregunta, para saber si en esa parroquia la costumbre es rezar el credo apostólico o el niceo-constantinopolitano, a lo que el monitor me responde:

-Aquí no se reza casi nunca el credo ni el gloria y menos en verano

Intrigado por saber porque en verano especialmente no se reza el credo y el gloria obtengo la siguiente respuesta:

-En verano la gente tiene mucho calor, así que de esa manera acabamos antes y todos contentos

¡Qué gran argumento litúrgico!, realmente estos hijos del CPL son superdotados.

Después de otros comentarios sin demasiada importancia el monitor me dice:

-“Antes de la comunión acuérdese de avisar que salgan algunos voluntarios para repartirla”

Sorprendido le digo que no voy a hacer tal cosa, que no todo el mundo está capacitado para dar la comunión, que hay unas normas eclesiásticas para ello y se dan unos permisos específicos para los ministros extraordinarios de la eucaristía. Empezamos a discutir y finalmente decido cortar por lo sano diciéndole:

-“Mire, como no hay demasiada gente, ya daré yo sólo la comunión, que mientras se canta un canto da tiempo de sobras”.

Durante la misa tuve que aguantar estoicamente los materiales del CPL, para mí el CDL (Centro de Deformación Litúrgica).
Así por ejemplo antes de las lecturas el monitor lee una introducción que en algunos casos es absolutamente superflua e innecesaria del estilo:

“Escuchemos con atención estos interesantes consejos que da el Apóstol san Pablo a una de sus primeras comunidades”.

Una monición que no dice nada porque podría aplicarse a prácticamente todas las segundas lecturas del año.

La oración de los fieles (preparada por el CPL) también es desesperante, se pide por todo el mundo: Por los que están y los que no están, los que se ha ido de vacaciones y los que se han quedado, los que trabajan y los que están descansando, los profesionales del turismo y los turistas… Pero por la Iglesia, sus ministros y pastores o no se pide o se hace de un forma absolutamente discreta, porque ya se sabe que el CPL es un Centro completamente anti-jerarquía.

Me imagino el diálogo posterior entre el monitor, hijo del CPL, y el párroco cuando éste vuelva de vacaciones.

-Vaya cura más carca e intransigente que nos has traído

A lo que el párroco probablemente, después de un resoplido contestará:

-¡Lo que hay que hacer para poder tener vacaciones!.

P.D.: Quiero agradecer el mensaje que me ha hecho llegar uno de nuestros lectores de Reus, aunque sea para compartir que lo que comentaba en mi último artículo es una realidad en muchas otras parroquias. ¡TRISTE REALIDAD!

Antoninus Pius

http://www.germinansgerminabit.org