El Sumo Pontífice de la Humanidad
Es propio de los cimientos estar profundamente enterrados bajo la superficie del suelo; y tanto más profundamente enterrados, cuanto más sólido e imponente es el edificio que sostienen. Pero es propio de almas superficiales olvidar y hasta negar los cimientos sobre los que se sostienen las fortificaciones y las paredes maestras. Es que tampoco paran mientes en estas construcciones, a cuya demolición proceden con gran premura: con la pretensión de diseñar un nuevo hábitat más acorde con los tiempos modernos y construir otras paredes, dicen que maestras, fuera de los cimientos y sostener sobre ellas inciertas techumbres. Es lo que tiene empeñarse en andar sólo sobre la superficie, haciendo expresa profesión de ignorancia de lo que queda oculto bajo nuestros pies.