La Academia Brustenga-Torrens y sus cursos prácticos de agitación eclesial por correspondencia.
Curso rápido de agitación
Primero: Simplifique. Abróguese la representatividad del pueblo cristiano, haciéndolo pasar como un bloque, como si fuera una persona con una sola voz. Utilice como analogía la retórica comunista: el pueblo es uno y tiene una sola expresión. El partido comunista es su altavoz. Haga usted lo mismo, pero aplicado al pueblo cristiano y a su persona.
Segundo: Cree una aureola de malo en su adversario. Puede utilizar las palabras fanático o conservador, el elenco de palabras tabú con las que asociar a su enemigo es amplio. Eso siempre acompleja. Tira para atrás al contrincante, lo paraliza y te deja pasar. La sensibilidad contraria a la suya será entonces ya no cuestionada con argumentos sino simplemente enviada al gulag de la ignominia.
Tercero: asocie su pueblo a conceptos y palabras talismán en boga. Este efecto lo hará pasar por puro, por bueno. “Plural, participativo…”: valen. Utilice la carga emocional de las palabras. “De base”: un poco sobado.