Oriol Domingo prefiere el fax
Oriol Domingo es un periodista obstinado y contumaz. Venga o venga o no venga a cuento, sus artículos siempre hacen referencia a “esos individuos o grupos que actúan en el anonimato de internet”. Su profilaxis es ejemplar: jamás nombra a Germinans, aunque se refiera a Germinans y todo el mundo entienda que se refiera a Germinans. Está claro también que a Oriol Domingo no le molesta el anonimato (aunque, en realidad los que escribimos en Germinans, utilizamos algo tan viejo como el pseudónimo o tan moderno como los nicks), sino que lo que le enerva es el éxito de la web. Oriol Domingo, aunque añore la época del vinilo, también tiene su blog. Bajo el manto protector de La Vanguardia, no vaya a coger un resfriado. El audaz Domingo. Pese al prestigio del medio, su blog es un auténtico fracaso en visitantes, comentarios y repercusión.
Dejando aparte su escaso apego internáutico, su artículo en la edición impresa del pasado domingo en La Vanguardia alcanza el súmmum del delirio. Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, vuelve a hablar “de los individuos o grupos que actúan en el anonimato de internet y cuentan con el apoyo de ultraconservadores, católicos o no, españoles”. El matiz de la última línea revela el pensamiento Domingo. Fíjense en los dos epítetos despectivos: ultraconservadores y españoles.