19.02.09

La Misa Romana: Historia del Rito. Capítulo 15: El Sanctus


Primeras noticias

La anáfora de San Hipólito es la única plegaria eucarística en que falta el Sanctus. Por una cita de San Clemente, que alude evidentemente al texto litúrgico del Sanctus tal como se encuentra en las liturgia orientales (combinación de los dos pasajes de Isaías y Daniel) deducimos que ya se usaba a fines del siglo I, señal manifiesta de que lo cantaba también la Iglesia primitiva. En efecto, armoniza maravillosamente con la idea de acción de gracias, toda vez que la razón última y definitiva de nuestras alabanzas será siempre la santidad infinita de Dios, uno y trino.

El texto litúrgico del Sanctus en lengua latina deja sin traducir la palabra “Sabaot” (multitudes, ejércitos) que no se refiere únicamente a los coros celestiales, sino a todos los seres creados por Dios. En todos ellos brilla y resplandece la gloria de Dios, que llena la tierra. En lugar de “gloria sua” del texto escriturístico se dice en el texto litúrgico “gloria tua”. El centro de la glorificación está, sin duda, en los cielos; por eso se le añaden las palabras “caeli et” ausentes en el texto bíblico, que se refería sólo al culto del templo. Con esta adición se hace resaltar la aspiración universalista de la naciente religión cristiana. No sólo el templo, sino toda la tierra y el cielo están llenos de la majestad de Dios. Así queda además mejor justificado el porqué se atribuye este canto a los coros celestes. Otra prueba de lo arraigada que estaba en la antigua Iglesia la idea de que la liturgia de los cielos tiene que ser el modelo de la nuestra, la de la tierra. En la anáfora egipcia de San Marcos se desarrolla con toda pompa la magnificencia de esta liturgia celeste.

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17.02.09

Cómo y por qué nuestros abiertos, dialogantes y "conciliares" nacional-progresistas eclesiales callaron cuando se gestaba la actual crisis económica en España


España sufre y sufrirá con mayor virulencia la crisis económica internacional. Está ya archicomentado que la crisis financiera internacional, provocada por unos banqueros irresponsables que dieron crédito al personal sin recabar suficientemente su solvencia, víctimas de su propia codicia, ha pinchado la burbuja inmobiliaria española. Ha acabado con la fantasía de más de una década de un crecimiento español que se creía ilimitado. Sin el aire de una financiación fácil, el globo se ha deshinchado. “Patacada” contra la dura realidad.

La frase totémica “el precio de la vivienda nunca bajará” sobre la que todo se edificaba ha sido burlada, cayendo en la trampa de creer que el valor de las cosas –hoy de la vivienda- se escapa de la ley de la oferta y la demanda. ¡Qué carcajadas darían algunos de los miembros de la escuela de Salamanca del siglo XVI, la primera de economistas que haya existido!

Pero quién se acuerda, en la España postmoderna, de “carcundias” como el obispo Diego de Covarrubias (1512-1577), antiesclavista y discípulo de Francisco de Vitoria y de Domingo Soto o de otro grande de la doctrina económica: Martín de Azpilicueta. La flor y nata de la escuela de Salamanca, de lo mejor que Castilla ha dado el mundo y a su libertad. Esto nunca lo reconocerá la M.E.B. Domingo (Máquina de Etiquetar Binaria Oriol Domingo, que estampa en el cogote ajeno solo dos pegatinas: de la Iglesia abierta / de la Iglesia cerrada). Ni un Enric Juliana, el pedidor de obispos dúctiles, es decir maleables.

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Turull eufórico con lo de Taltavull


Después del nombramiento de Don Sebastià Taltavull como nuevo obispo auxiliar de Barcelona, muchas miradas se fijaron en el Rvdo. Josep Maria Turull, ya que sin duda él ha sido el gran damnificado de toda esta historia. No sólo no ha conseguido salir como obispo, sino que además tal como están las cosas, y después de los inmensos dolores del parto episcopal (utilizando expresión del buen amigo Oriolt), difícilmente tiene alguna posibilidad de llegar al episcopado en estos ya pocos años que le quedan a n.s.b.a. cardenal Martínez Sistach. Y es que el arzobispo “protector” de Turull lo intentó de todas las maneras, primero metiendo “morralla” en las ternas para que fuera él el elegido, después negándose a aceptar otro auxiliar al grito de “¡O Turull o nadie!", y ni siquiera la estrategia ante Roma de “Uno para ti y uno para mí", intentando colar a Turull junto a Taltavull o a algún otro, no ha llegado a cuajar. Roma sólo aceptó a Taltavull y aún teniendo éste buenos “padrinos” tuvo un camino tormentoso para conseguir la mitra.

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13.02.09

Retorno a Gerona


Siempre resultante agradable y muy gratificante visitar la “tres veces inmortal Ciudad de Gerona”. El centro histórico y casco antiguo de la capital del Oñar es todo de piedra y singularmente acogedor, como de porte adusto y señorial sus gentes, tanto aquellas procedentes de augusto linaje como aquellas menestrales y artesanas.

Tal cómo había prometido a mi inseparable y buen amigo Dom Gregori Maria, pero esta vez acompañados por el ilustre prócer Lucio Sereno que nos guió por las intrincadas calles de su hermosa ciudad, regresamos sobre aquellos que fueran nuestros pasos ya hacía algunos meses pero esta vez a visitar las obras de restauración tanto de la insigne catedral gerundense como de su vecina colegiata de San Félix.

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10.02.09

¡Qué difícil es confesarse en Barcelona!


Y hablo por experiencia propia. Es domingo por la tarde, cuando las iglesias están más llenas, porque las misas vespertinas son ideales para que los retardatarios que dejan todo para última hora o los que vuelven de un fin de semana fuera de la ciudad puedan cumplir el precepto. Se supone que habrá sacerdotes disponibles para confesar… Estoy en el Eixample, con varias iglesias para escoger. La que me queda más cerca es la de los Teatinos en Consejo de Ciento y allá nos encaminamos. Es todavía temprano: son las 6 de la tarde. Cuando llego, un chasco: la iglesia está cerrada. Resulta que hasta las 8 no hay misa. ¡Paciencia! Probaré con los Redentoristas de la calle Balmes. Llego y veo a un par de personas rezando, pero los confesionarios están vacíos. Me acerco a la sacristía para pedir un sacerdote y me la encuentro cerrada. La misa empieza a las 7, así que probablemente media hora antes –en unos minutos– se ponga alguno de los religiosos a confesar. Tengo tiempo de probar en San Raimundo de Peñafort, en la Rambla de Cataluña. Allí también la misa es a las 7, así que el paseíto me servirá para repasar el examen de conciencia.

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