5.05.09

El aborto a la luz de la evidencia

El común de los mortales nos guiamos, ¡para qué vamos a negarlo!, por criterios de FE, es decir de adicción a uno u otro credo. También a la hora de posicionarnos respecto al aborto. Lo habitual es que no haya manera de producir trasvases del credo católico al credo progresista o viceversa, por citar los dos credos en que estamos inmersos. Y sin embargo, tras años y años de pensamiento único, es decir de silencio casi sepulcral del credo católico, se ha abierto por fin el debate.

Hay que decir en honor de la verdad que la marea roja que llaman (la de HO-DAV), nació de los católicos de a pie y fue secundada y reforzada posteriormente por la Conferencia Episcopal con la feliz campaña del LINCE. Ésa fue la que por fin hizo saltar el debate a los medios.

Ante este enfrentamiento de ideologías coram pópulo, la inmensa mayoría adscrita al nosabe/nocontesta, de la que forman parte los descreídos y los de fe tibia y acomodaticia de uno y otro bando, los que llaman la “mayoría silenciosa”, se ven forzados a adoptar una posición intelectual y a tomar partido cuando se pasa del comodísimo pensamiento único a la opción entre dos alternativas.

¿Cómo elegir? Los posicionados por razón de fe o ideología en una u otra trinchera, no es previsible que entren en razón ni en razones. No son éstos, por tanto, los destinatarios de esta reflexión, porque ni unos ni otros están dispuestos a consentir que se cuestionen sus dogmas ni a cambiar de fe. Pero bueno, también a éstos les puede servir esta disquisición epistemológica para calibrar la solidez intelectual de sus posiciones; y si más no, para conocer los puntos flacos propios y del adversario. Y en cualquier caso para establecer, previas a la discusión, las reglas del juego dialéctico. La prueba del algodón, que diría el anuncio.

¿Cuál es la herramienta intelectual que emplearán el resto, la pléyade inmensa del n/s - n/c, la multitud de los no adoctrinados, que da y quita mayorías? La herramienta es obviamente LA EVIDENCIA, la que se ha empleado desde que el hombre tiene razón y razones. La del contra factum non valet argumentum que definieron los escolásticos: “contra el hecho, no vale el argumento”. Es que a pesar del suicida “sólo sé que no sé nada” (muy buena para el suicidio, la cicuta) la evidencia sigue siendo al razonamiento, lo que las manos son a la habilidad. Es la herramienta intelectual de los que no exhiben el título nobiliario de “intelectuales”.

¿Y de qué lado está LA EVIDENCIA? ¿Por quién se inclina? ¿Por los abortistas o por los antiabortistas, que han conseguido -primera gran victoria- hacerse llamar “PRO VIDA”?

Asentado el análisis de la herramienta con la que vamos a trabajar, vayamos directos al núcleo de la EVIDENCIA: sabemos desde hace algunos miles de años, gracias a los sietemesinos que ahí están a miles para certificarlo, que con toda seguridad durante el tercer y último trimestre del embarazo, la mujer gestante lleva en su seno un ser humano vivo y con capacidad de seguir viviendo si nace o se le hace nacer en cualquier momento de ese trimestre.

Obsérvese que por razón metodológica he dividido el embarazo en tres trimestres. Esta división la hago exclusivamente en orden a examinar el valor de la EVIDENCIA, que se basa obviamente en el “fenómeno” que diría Kant, es decir en la apariencia de las cosas que se someten a nuestro raciocinio.

Situándonos en el tercer trimestre del embarazo, es inevitable que cualquiera que tenga sangre en las venas y ojos en la cara, perciba como un INFANTICIDIO la expulsión forzada de ese feto, es decir el ABORTO de esa criatura. Esa percepción se intensifica cuando en vez de sólo razones, tiene uno a la vista las fotos y vídeos del feto antes del aborto, y sus despojos una vez abortado, en el momento de ser arrojados a la trituradora para hacerlos desaparecer en la cloaca.

En el plano de las EVIDENCIAS estamos ante una realidad incontrovertible. Sólo desde la cerrazón intelectual y el talibanismo más integrista, se puede cuestionar y discutir esa evidencia. Es el hecho ante el cual no vale el argumento. Para cualquiera con uso de razón, incluso en los niveles de analfabetismo funcional y total, la eliminación de ese feto mediante la violencia del aborto, no es cosa únicamente de la madre, sino también del feto-hijo, que es evidentemente un sujeto distinto de la madre. Para estas inteligencias primarias, la liquidación de esa criatura es un infanticidio o un homicidio (si conocen estos términos tan benignos) o un asesinato si operan con un vocabulario más limitado. Ahí está el cuerpo. No hay que buscarlo como el de Marta del Castillo.

Ésa es la razón por la cual los abortistas lo tienen crudo. Porque, claro, como la doctrina abortista se sustenta en que mientras está el feto dentro de la madre es “cosa” de ésta, que además tiene todo el derecho a disponer de esa “cosa” que afecta a su salud sexual y reproductiva, suya y nada más que suya mientras esté ahí dentro; como ésa es la doctrina en que se basa el derecho de la mujer al aborto, este derecho alcanza hasta el final del embarazo, ya sea natural, ya violento. El resultado inevitable de esos principios es que no se puede ni se debe privar a la mujer del derecho a su propio cuerpo, es decir a ABORTAR a la cosa esa que está ocupando su cuerpo, durante todo el tiempo que lo ocupa. Es lo que tiene la fidelidad a los principios: ABORTO HASTA EL ÚLTIMO DÍA DEL EMBARAZO. Sería, en el plano del homicidio, el derecho de uno a matar al ladrón que se ha colado en su casa e incluso al ocupa. “En mi casa mando yo; y como está en mi casa, me lo cargo”.

Es cierto que luego, en el bando de los abortistas hay diferencias de opinión: los hay radicales y coherentes con los principios en que se sustenta la doctrina abortista, que quieren ABORTO LIBRE desde el primero al último día del embarazo, sin necesidad de supuestos ni pretextos. ¡Ah!, y pagado con cargo a los impuestos de toda la ciudadanía. Los moderados en cambio matizan diciendo que para llegar a esos extremos han de darse determinados supuestos. Ése es el mayor torpedo en la línea de flotación de la doctrina abortista, su auténtico talón de Aquiles; porque a la luz de la EVIDENCIA más común para la inmensa mayoría de los mortales, esa doctrina reivindica (en el mejor de los casos, sólo excepcionalmente) el DERECHO DE LA MUJER AL INFANTICIDIO de su hijo. Es así: a la mayoría, LA EVIDENCIA NOS MUESTRA UN HIJO, no una cosa.

Ahora le toca el turno, en el plano dialéctico, al primer trimestre del embarazo, el que la ley pretende como plazo indiscutible para el aborto sin supuestos ni pretextos. Y aquí es donde la EVIDENCIA no está decidida en favor del movimiento PRO VIDA, ni mucho menos en las primerísimas semanas. En el extremo inicial del embarazo (igual que para los abortistas en el extremo final) es donde la doctrina se sobrepone a la evidencia. Donde no alcanzan los ojos, alcanza la argumentación de carácter científico-jurídico; y donde ésta no llega, suple la fe, es decir la adscripción doctrinal.

¿Y qué ocurre con la DOCTRINA PRO VIDA? Pues en el plano doctrinal el fenómeno es milimétricamente el mismo que en el bando abortista: LOS PRINCIPIOS son los que mandan, AUNQUE LA EVIDENCIA NO AYUDE; incluso aunque la evidencia se opusiese. Y así, del mismo modo que los abortistas se empecinan en sostener que el feto es una “cosa”, sin derechos por tanto, desde el primero al último día del embarazo, así los PRO VIDA sostienen que el embrión y el feto son un ser humano, con derechos por tanto (el primero de todos, el DERECHO A LA VIDA) desde el primero al último día del embarazo. Así de sencillo.

Es que los PRINCIPIOS no dejan más alternativa. Y si nos regimos por PRINCIPIOS, no puede ser de otro modo: el abortista coherente ha de serlo desde el primero al último día del embarazo; y el antiabortista coherente también ha de serlo desde el primero al último día del embarazo. No hay más. ¿Que luego vendrán los que en catalán llaman “setciències” (los siete ciencias) de uno y otro bando y sesudos, con voz grave y sabihonda estirarán y retorcerán los principios como si fuesen de plastilina? ¡Pues claro! Sobre todo los que en uno y otro bando no son gente de principios sino dialogantes, de conveniencias y acomodaciones.

Volviendo, pues, al examen de las EVIDENCIAS de los PRO VIDA, está claro que para ver un ser humano en las dos o tres primeras semanas, se necesita mucha FE. La evidencia no ayuda, hay que recurrir a los principios y a sus argumentos. Pero en cuanto el embrión empieza a tomar forma, y ahí si, la tecnología de la imagen está posicionada a favor de los PRO VIDA ya desde el primer mes del embarazo, y más en el segundo y en el tercero; en cuanto el embrión empieza a tomar forma, hay que tener problemas, y no precisamente de vista, para no reconocer en las fotos y vídeos que se trata de un embrión HUMANO.

Digamos en resumen que a la luz de la EVIDENCIA los PRO VIDA lo tienen difícil en el primer trimestre del embarazo, pero ni siquiera durante todo él. El primer mes (el más latente, puesto que aún no se ha producido ningún signo externo del embarazo y por tanto tampoco se ha podido plantear el aborto), del que ni te enteras; ése es el más cuesta arriba. Pero a partir de ahí la EVIDENCIA se impone cada vez con más fuerza.

En cualquier caso, no son nada las dificultades de los PRO VIDA, comparadas con las tremendas de los abortistas. Es que entre RESPETAR Y PROTEGER LA VIDA humana “incluso” durante el primer trimestre del embarazo, o CARGÁRSELA “incluso” en el tercer trimestre, ¡¡¡no hay color!!! Realmente no es nada difícil optar por uno u otro bando, guiándose sólo por los ojos que tiene uno en la cara y la sangre que circula por sus venas.

Pero al final de los finales, a los abortistas siempre les queda en la recámara el argumento de fe: ser abortista es progre (cuanto más abortista = del primer al último día, más progre); mientras que ser antiabortista es carca, o peor todavía, católico. Y si tiene uno la osadía de defender la vida desde la concepción, es acusado además de integrista católico. En esos términos está el debate.

El Directorio

Germinans germinabit

29.04.09

¿Es posible salvar a jesuitas, claretianos y escolapios en Cataluña de ellos mismos?

1-Todos las canónicas regulares de Cataluña llegaron hasta el siglo XVI. Eran siete abadías y veintidós prioratos, sin tener en cuenta las siete canónicas anexas a las sedes episcopales. Unos sesenta canónicos regulares en total. Después de una visita apostólica solicitada por Felipe II, el Papa Clemente VIII las suprimió y secularizó el 1 de agosto de 1592 por medio de la bula Sacer et religiosus monachorum status por su falta de cultura, espiritualidad, moralidad, vida regular y organización, -no tenían provincial, ni capítulos, ni visitadores-. Acababa la historia, como comunidades de religiosos regulares, de Sant Vicenç de Cardona, Sant Pere d’Àger, Santa Maria de Vilabertran, Sant Joan de les Abadesses, Santa Maria de l’Estany, Santa Maria de Besalú, Santa Anna de Barcelona …

2-Los jesuitas entran en España el 1539 por Cataluña. En 1545 fundan su primera casa en nuestro Principado, la comunidad de Barcelona. Los escolapios entran en España por Cataluña. La primera casa en la península es la de Guissona, más tarde la emblemática fundación de Moià de 1683. Son nuevas congregaciones en el marco de la renovación religiosa de la contrarreforma.

3- Por su fama de observancia y vida apostólica, el Consell de Cent de Barcelona pide a los franciscanos capuchinos que vengan a fundar a la ciudad, pese a la oposición del rey. Desde Nápoles llegan los frailes que el 1578 fundaran un convento, provisionalmente en Montjuic y la rectoría de la parroquia de Sant Gervasi. Por iguales motivos, diversos presbíteros y seglares, ardientes del deseo que llegue a Barcelona la reforma de la vida iniciada por Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, llaman y facilitan la fundación en 1586 y 1588 de los y las carmelitas descalzos y descalzas respectivamente. Son las primeras casas en Cataluña. En ambos casos, capuchinos y descalzos/as son reformas de órdenes anteriores, franciscanos y carmelitas “calzados”, entradas en una fase de decadencia. En ambos casos, la contrarreforma acaba por despertar los corazones de estos últimos y se ve revitalizada la vida religiosa de las ramas “calzadas”.

Leer más... »

¡Felicidades eminencia!

Hoy se celebra el cumpleaños de n.s.b.a. cardenal Lluís Martínez Sistach, nuestro actual pastor cumple 72 años y es por ello que quiero aprovechar mi artículo de esta semana para enviarle mi humilde felicitación.

Los cumpleaños son días de celebraciones y de felicitaciones, por tanto días de alegría y emoción, pero también son un recordatorio de que el tiempo pasa inexorablemente y que nuestras vidas nunca se detienen sino que avanzan hacia su fin, que no es otro que el encuentro definitivo con nuestro Padre celestial.

En este contexto, quiero situar este cumpleaños cardenalicio. Ya han pasado cinco años desde que nuestro actual arzobispo tomara las riendas de nuestra castigada diócesis. Es bien conocido lo que pienso de este lustro, ha sido como un plan quinquenal de los de la antigua Unión Soviética, en el que el único objetivo ha sido la supervivencia personal, a costa de favorecer y no hacer enfadar a los que amargaron la existencia al pobre Don Ricardo.

La noticia de hoy es que ya sólo faltan tres años para que nuestro cardenal presente su renuncia como arzobispo de nuestra diócesis. Más o menos 1000 días para ese momento, eso sin contar que como ya ha sucedido en Sevilla (también con un cardenal), se nombre anteriormente un obispo coadjutor que amargue los últimos momentos de su pontificado.

Leer más... »

28.04.09

Perlas ocultas del libro “Què pensa Joan Carrera”

Al fin he podido comprar el libro-entrevista de Francesc Romeu a Monseñor Carrera. Parece que han solucionado su raquítica tirada inicial y el libro ya puede adquirirse en las principales librerías. Al menos en Barcelona. El libro de Romeu es sumamente interesante acerca de la personalidad rica y compleja del obispo Carrera. Pero lo más escandaloso es la interpretación parcial y sesgada que se ha venido realizando de las respuestas de nuestro anterior obispo auxiliar.

Sí uno se asoma únicamente a las frases entrecomilladas que, a título de reclamo, aparecen en la contraportada del libro, se encontrará con un Carrera unidireccional, que se declara nacionalista, que solo destaca a Juan XXIII y que se posiciona contra la COPE.

Veamos:

“Me vi obligado a ser nacionalista, porque mi país era atacado, y lo tenía que reivindicar y defender. Pero no me era grato. Sí Cataluña hubiese gozado de lo mismo que cualquier otro país, yo me habría preocupado de otras cosas”

“Tenía compañeros que como no entraban en política, todo lo ceñían a la prédica. Precisamente, yo consideraba más sano tener un canal político, a través del cual realizar esas cosas, pero no mezclar a toda la comunidad. No me gustaba juntar la política de partido con la pastoral. Cada cosa en su lugar”.

“Cuando he hecho declaraciones sobre la COPE, he recibido llamadas de la Secretaría de la Conferencia Episcopal. Y he tenido que defenderme.”

“Me gustaría que aquello que inició Juan XXIII finalmente sucediera. Me refiero a eliminar la apariencia de lujo, aires de grandeza y ambiciones políticas en la cúpula de la Iglesia”.

“En estos momentos, la perdida de la fe avanza. Mucha gente aparece como no-creyente, y es muy consciente que no es creyente y que no quiere saber nada. Cada vez se celebran más bodas civiles, más niños no celebran la primera comunión o no son bautizados”
.

Busquemos las perlas ocultas, que no destaca Romeu:

Sobre Don Marcelo (pag. 23):

Don Marcelo, personalmente me quería mucho, cosa que siempre le agradecí. Era un hombre que conmigo tuvo –hago una especie de divagación- un trato personal exquisito”.

Leer más... »

27.04.09

Abad Escarré: "Quaesivi bona sibi" o cómo sólo buscó su propio interés

El pasado 21 de octubre, y en conmemoración del centenario del nacimiento y cuadragésimo aniversario del fallecimiento del Abad Escarré, tuvieron lugar dos parlamentos en el Auditorio del “Palau de la Generalitat”. Nos vemos obligados a dejar de lado la alocución del entonces Vicepresidente de la Generalitat Josep-Lluís Carod-Rovira , de marcado tono panfletario y sin más documentación histórica de referencia que los estudios de Montserrat Minobis y Jordi Vila-Abadal y una cita verbal indocumentada del P. Oleguer Porcel, monje desterrado en Cuixà. Porque la alocución que realmente nos interesa fue la del actual abad de Montserrat Dom Josep M. Soler que afirmó que la frase que mejor resumiría la intensa trayectoria del P. Abad Escarré es dejar claro que fue “discípulo de Jesús y que amó a Montserrat y que por ese motivo vivió y trabajó propter domum Domini, para la casa del Señor, como rezaba su lema abacial” (sic)

Desafortunadamente todos los perfiles biográficos publicados en prensa con motivo de esas efemérides siguen coincidiendo injustamente en considerar a Francisco Escarré y Jané, de profesión monástica Aurelio María, como la panacea universal de la bondad humana y cristiana, del espíritu monástico de acogida, del patriotismo catalanista y de la paternidad abacial encarnada…

Pero todo esto se encuentra muy lejos de la realidad histórica del personaje, convertido en mito al servicio de otros intereses, del que llegara a ser abad de Montserrat Dom Aureli Maria Escarré.

Quién en tres diversas publicaciones (“Confessions d´un exmonjo de Montserrat”, “Montserrat 1936” y “L´abat Escarré: historia i mite”) nos da cuenta de ello es un ex monje de Montserrat, el gerundense Mn. Narcís Xifra Riera, que vivió intensamente todos los acontecimientos vividos en la abadía desde su entrada en ella con apenas nueve años hasta que los sucesos históricos de 1936 y las maniobras del futuro abad Escarré lo condujeran al exilio junto con otros muchos compañeros de profesión monástica.

Leer más... »