El pasado lunes día 25, y tras celebrar el funeral “corpore insepulto” del Dr. Jaume Riera, nuestro n.s.b.a Cardenal Arzobispo se trasladó a la Ciudad Eterna, en primer lugar para celebrar junto a sus compañeros de promoción del Colegio de la Inmaculada de los HH. Maristas, en el cual cursó sus estudios de Bachillerato, un encuentro jubilar de marcado carácter privado. Junto a esta cita personal, el Cardenal Martínez asistió a diversas consultas en los organismos curiales con los que colabora, y despachó asuntos oficiales en el “Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica” y del “Pontificio Consejo para los laicos” de los que es miembro cualificado.
Tales citas estaban concertadas en su agenda con mucha antelación y habían sido anunciadas personalmente por el Cardenal en las últimas reuniones y eventos diocesanos en los que se ha hecho presente, así como públicamente en el programa de TV3 “Els Matins” dirigido y presentado por Josep Cuní.
Lo que se nos había escapado de las previsiones era el encuentro personal que anteayer miércoles a primera hora de la tarde tuvo con el Santo Padre que lo recibió en audiencia privada.
Uno de los altos cargos curiales, con el cual mantenemos una comunión estable y fluida, nos manifestó el contenido absolutamente secreto de la reunión apostillando sin embargo un par de aspectos de altísimo interés.
En primer lugar que no existían temas de contenido curial a tratar en esa audiencia sino que esta poseía un carácter personal y en segundo lugar, y ante nuestra insistencia sobre algunos de los aspectos pastorales referentes a nuestra Archidiócesis que sí podían ser tratados, “il Monsignore” en cuestión destacó que en “Roma todo el mundo conocía todos los diversos papeles que hacía Sistach”.
Para nosotros tal afirmación es una confirmación clara de que los mensajes que hemos querido trasmitir a la Santa Sede a través de Germinans han llegado de manera nítida y se han asentado con consistencia.
Sistach es una transformista eclesial como lo era su maestro y mentor el cardenal Jubany, que era capaz de predicar hasta emocionar, a los alumnos del Colegio Mayor Monterols (Opus Dei) sobre la santidad a través del cumplimiento de la vida ordinaria según las enseñanzas de Don Josemaría, como mantener una actitud tolerante y comprensiva con los curas comunistas de Santa Coloma. Que no pestañeaba si hoy predicaba sobre la necesidad del rezo del Rosario, cuyas tres partes confesaba rezar cada día, a los fieles reunidos en la Catedral para celebrar la Virgen de Lourdes y a la vez ponía todo el organigrama diocesano en las manos de la Unión Sacerdotal o se hacía la vista tonta con las enseñanzas claramente heterodoxas que se impartían en la Facultad de Teología de la cual él era Gran Canciller. Jubany era implacable con los débiles (la minoría) y débil con los fuertes (la mayoría progre-nacionalista). Aunque sabía ser condescendiente y cariñoso con los “blanditos” es decir con los “piadosines” que no se metían en nada ni abrían la boca para nada ni protestaban por nada. Les daba un rinconcito para que pudiesen pudrirse en paz y tranquilidad, siempre a condición que jamás le causasen un alboroto o un enfrentamiento con el poder progre que el mismo había establecido.
Sistach “igualico, igualico que el difunto de su agüelico…” como decía Doña Filomena, la abuela de la familia Ulises del recordado T.B.O
Hoy en día, las cosas podían no haber cambiado tanto. Sistach y todo el aparato del nacional-progresismo que lo aupó no pretendían otra cosa. Que tuviera contenida a la derecha, alejada del poder, maniatada y amordazada, y que les diera consolaciones puntuales a cambio de no hacer alborotos ni hacer oír la propia voz y que sobretodo pusiera completamente en sus manos todos y cada uno de los organismos diocesanos desde el Seminario hasta cada una de las delegaciones pastorales y consejos.
Sistach deseaba de esta manera ejercer un rol público de pacificador, bueno más adecuadamente de apaciguador de la izquierda nacional-progresista a fuerza de poner en sus manos el ejercicio del poder real.
En eso ha salido vencedor: ha apaciguado a la izquierda honrándola con el poder fáctico y real de la Archidiócesis.
También ha conseguido crear un grupito de moderados, “blanditos” llamamos nosotros, que van desde los curitas jóvenes que van a las reuniones del Opus o algún profesorcete de la Facultad o aspirante a ello, que mantienen o un carguito o aspiran a él, más alguna “parroquieta” de renombrado prestigio y mejor renta, neutralizando la reacción y evitando que se tiren al monte como nosotros.
Pero no le salió todo tan redondo. Lo que no creía tener que soportar era un grupo organizado y combativo como Germinans, formado por sacerdotes y laicos bien formados, tenaces en sus objetivos y metas, insobornables y además laboriosos como abejitas.
Y que además consiguiera hacer llegar su voz hasta las más altas instancias romanas hasta el punto de sacar a luz las vergüenzas, y con ellas, sacarle los colores.
Nosotros en Germinans nos sentimos profundamente satisfechos de haber podido conseguir que en la Santa Sede se haya conseguido tener una perspectiva real de la personalidad y del perfil de estos cinco años de pontificado de Sistach. Además, cosa muy importante para nosotros, conocen muy bien que nuestro n.s.b.a. Cardenal se benefició de dos largos años de paz y silencio de parte de nosotros.
Desde junio de 2004, momento de su llegada, hasta el inicio del “De Bello Pallico” en septiembre de 2006 tuvo dos años con infinitas ocasiones para demostrar el pluralismo con el que decía querer gobernar la diócesis.
Las desaprovechó con todos y cada uno de los actos de gobierno y nombramientos con los que fue modelando el futuro pastoral de la Diócesis.
Ahora no sabemos hasta qué punto el resto de su pontificado, probablemente otro quinquenio, va a quedar condicionado por el desarrollo de todos los acontecimientos de los que estamos siendo espectadores y en los cuales él desarrolla un estrellato muy particular.
Lo que si sabemos es que nosotros, sobre quien recaía la responsabilidad de demostrar los argumentos que hemos sostenido desde un principio, hemos cumplido nuestra misión con creces. Roma se ha dado por enterada.
Sobre la Santa Sede recae ahora la responsabilidad de lo que se haga de aquí en adelante. No hay muchas opciones. O encajan el “argumento Sistach” es decir, Barcelona es muy difícil y este es el único medio de gobernar la Diócesis o es necesario dar un golpe de timón y que Sistach ponga el futuro de la Diócesis en otras manos dando paso a otras alternativas por lo menos tan lícitas como las que hasta ahora han gobernado.
Nosotros estamos contentos de ver como el aforismo “gutta cavat lapidem non vi sed saepe cadendo” (la gota agujerea la piedra no por su fuerza sino por la constancia en su caída) ha dado su resultado.
¿Dará resultado ahora nuestra petición de cambio de rumbo? Sólo Dios lo sabe. Nosotros lucharemos por ello.
El Directorio
Germinans germinabit