10.06.09

Los nuevos canónigos

Hace 7 u 8 ocho años el Cardenal Carles emprendía la última etapa de su pontificado, una etapa dura y dolorosa para su persona en la que prácticamente se quedó sólo. Después de tantos disgustos, desengaños y traiciones, el pobre Don Ricardo ya no se fiaba de nadie, y se encerró en la llamada “guardia pretoriana” unos pocos hombres que todavía eran de su confianza. Ese pequeño núcleo de incondicionales tenía dos centros neurálgicos, su propia casa, el obispado, con Don José Ángel Saiz como Secretario General (luego obispo auxiliar) y la fiel Paquita en su secretaría particular. El otro centro era el Seminario Conciliar con el Rvdo. Francisco Prieto a la cabeza y su fiel formador el Rvdo. Manuel Coronado (actualmente secretario particular de Don José Ángel).

Saco este tema a colación porque después de revisar la lista de los canónigos (anticipada por Germinans Germinabit ya hace días), veo que se está produciendo algo parecido. Para estos nombramientos n.s.b.a cardenal Sistach ha recurrido a su núcleo más fiel, cada día más pequeño, que coincide con el de Don Ricardo: La Secretaría General, con El Rvdo. Sergio Gordo como nuevo canónigo y el Seminario Conciliar también con dos piezas para la canonjía: El rector Rvdo. Josep María Turull (el hombre del que se ha perdido ya la lista de cargos y responsabilidades que tiene), y el Rvdo. Josep Serra, el formador más camaleónico de la historia del Seminario. No es el caso de su ex-secretario particular el Rvdo. Robert Baró (Bobby para los amigos), que le salió rana. Aún así lo ha nombrado personalmente como miembro del Consejo Presbiteral.

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9.06.09

El Vives canónigo

De tanto hablar del nombramiento de Turull como canónigo de la catedral de Barcelona (por cierto, adelantado en esta web, por Prudentius de Bárcino el pasado día 25 de mayo), ha pasado desapercibida la designación de los otros tres miembros del capítulo catedralicio y, muy especialmente, de uno que me ha causado una enorme satisfacción: Mossèn Josep Vives Trabal. Por dos circunstancias: la primera –y más importante- por tratarse de un nombramiento merecidísimo, para quien se ha pasado media vida (todavía es joven) al servicio del culto de la catedral barcelonesa y la segunda, por paradójica -al menos, en esta diócesis-, por tratarse de un sacerdote ordenado en la diócesis de Toledo.

Mossèn Vives (voy a distinguirlo del otro Vives, como el canónigo; pues supongo que esto no es ofensivo, ahora que tenemos que cuidarnos de los disparos de fuego amigo) es un sacerdote barcelonés, nada menos que de la gótica Calle del Duque de la Victoria (hoy llamada, Carrer del Duc, al objeto de menospreciar al liberal General Espartero), que lleva más de veinte años como sacerdote en la catedral de Barcelona, teniendo la responsabilidad de su culto diario desde más de doce años. Durante esta etapa se ha distinguido tanto por su sencillez personal como por su extraordinario celo en el cuidado de la devoción y el rito. Cura que no solo viste de sacerdote, sino que se cuida mucho de ir perfectamente ensotanado por el principal templo de la ciudad y que no tiene ningún reparo en pasar horas confesando, a pesar de sus múltiples ocupaciones. Cuando lo he visto en la catedral (siempre y a todas horas) con su extraordinaria humildad y sus evidentes dotes de servicio, siempre he pensado: ¡Aquí tenemos a un hombre de Dios! A ello se une el esmero en la liturgia que se practica en la catedral, que es uno de los templos barceloneses donde se lleva el culto con mayor dignidad. Como, por otra parte, es obligado que sea en la primera de sus iglesias. Pero en Barcelona pasan tantas cosas raras…

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6.06.09

Respuesta a Fray Nelson Medina, de la muy querida Orden de Predicadores

El pasado viernes día 5 de junio apareció publicado un post titulado “Germinans y los límites del anonimato” en el blog que el padre dominico fray Nelson Medina tiene alojado en el portal Infocatólica.

Por directas alusiones paso a responder.

Prerrequisitos

En un primer párrafo del artículo en cuestión, fray Nelson manifiesta “admiración por los compañeros de esa aventura de Fe y servicio a Cristo y a la Iglesia que es Infocatólica”. Tras considerar a todos los que allí nos alojamos como “compañeros”, es decir miembros de una misma compañía o familia, pasa a una afirmación moral: la necesidad de estar dispuestos a revisarnos a nosotros mismos (auto-revisión o autocrítica)

Tras los cual, y haciendo una aséptica referencia a Germinans como “un blog que se llama Germinans, que es anónimo y no admite comentarios”, realiza una invitación a obrar de modo distinto: una corrección moral.

Notas a los prerrequisitos

1. Usted es muy libre de considerarse compañero de quien quiera. Nosotros, por el hecho de estar alojados en un determinado portal no nos consideramos compañeros más que de nosotros mismos. Nuestra presencia en Infocatólica es coyuntural y no define nuestra identidad como grupo ni siquiera nuestros objetivos que son anteriores al nacimiento de dicho portal informativo.

2. Para poder hablar de compañerismo habría que dar por hecho un mínimo sustrato de conocimiento personal y de objetivos mutuamente compartidos. Nosotros no conocemos de usted más que lo que usted dice de sí mismo en sus diversos blogs y publicaciones http://www.fraynelson.net/ o http://fraynelson.com/blog/ . Al mismo tiempo, usted no conoce nada de nosotros más que los artículos que cada uno escribimos en Germinans y esto bajo pseudónimo.

3. Germinans Germinabit no es un blog. Es una página web (albergada “a manera de blog” en Infocatólica) de información eclesial en Cataluña, realizada por sacerdotes y laicos de la Archidiócesis de Barcelona, que utilizan pseudónimos en sus artículos y que publica todas las opiniones que sus lectores deseen enviarles en su apartado “Cartas al Directorio” al través del correo [email protected]

4. Si después de estas puntualizaciones usted desea “invitarnos a obrar de modo distinto”, hágalo, pero nosotros lo entenderemos como una corrección fraterna realizada por un sacerdote dominico y no como una “revisión de nosotros mismos”, ya que usted y nosotros no somos un mismo ente.

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La Misa Romana. Capítulo 28: Nobis quoque

Como lo hace suponer un manifiesto paralelismo con el “Communicantes”, el “Nobis quoque” tiene una relación muy cercana con el “Memento etiam”. Sin embargo el entronque de ambas oraciones, a la luz de su evolución, es difícil seguirlo. Su razón de ser es pedir también para nosotros, después de orar por los difuntos, una parte de la felicidad eterna.

Nobis quoque peccatoribus famulis tuis, de multitudine miserationum tuarum sperantibus, partem aliquam, et societatem donare digneris, cum tuis sanctis Apostolis et Martyribus: cum Joanne, Stephano, Matthia, Barnaba, Ignatio, Alexandro, Marcellino, Petro, Felicitate, Perpetua, Agatha, Lucia, Agnete, Caecilia, Anastasia, et omnibus Sanctis tuis: intra quorum nos consortium, non aestimator meriti sed veniae, quaesumus, largitor admitte. Per Christum Dominum nostrum.1

Y a nosotros, pecadores, siervos tuyos, que confiamos en tu infinita misericordia, admítenos en la asamblea de los santos apóstoles y mártires Juan el Bautista, Esteban, Matías y Bernabé, [Ignacio, Alejandro, Marcelino y Pedro, Felicidad y Perpetua, Águeda, Lucía, Inés, Cecilia, Anastasia] y de todos los santos; y acéptanos en su compañía no por nuestros méritos, sino conforme a tu bondad.

Pero ¿por qué precisamente en este sitio y no en el Memento de vivos o como ya hacemos en el “Communicantes”? ¿Por qué otra oración con el mismo carácter? En primer lugar hay que afirmar que el Nobis quoque es una oración más antigua que el Memento de difuntos, pero muchos siglos posterior al Supplices, constituye pues una añadidura o prolongación para pedir una comunión fructuosa, es decir poniendo en íntima relación la eucaristía con la vida eterna. Es por eso que hay que interpretar el “quoque” en el sentido de “et” (y) cosa enteramente posible en la baja latinidad. Además como se trata de una autorrecomendación del clero, enlaza perfectamente con la petición más general a favor de todos los fieles: lo hace pues, no con una fórmula independiente, si no con una frase a modo de añadido a cualquier otra oración intercesora, es decir, un apéndice.

La lista de los santos

He hecho mención varias veces de la lista de los santos. Tal como la conocemos en la actualidad presupone una larga historia de formación. Los nombres de los santos Juan y Esteban, que hoy vienen los primeros de la lista, son también los más antiguos que se mencionaban en esta oración. Cuando San Gregorio (590-604) dio a la lista su forma definitiva, uno de los criterios para su reforma fue el de no repetir ningún nombre de los santos mencionados en el Communicantes. Y lo aplicó con tanta rigidez que ni siquiera repitió el de la Santísima Virgen, aunque era tradición antigua nombrarla en esta oración.

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4.06.09

Padre Alberto: A pesar de todo, Tu es sacerdos in aeternum secundum ordinem Melchisedec

El lamentable caso del famoso Padre Alberto, popular comunicador del mundo televisivo hispano de los Estados Unidos, ha puesto de relieve y de plena actualidad la cuestión de la noción del sacerdocio católico. Uno se pregunta cómo es posible que un hombre de Dios, que hablaba de las verdades católicas con un convencimiento y una capacidad de persuasión tales que arrastraba en pos de sí audiencias que hacían la envidia de los más avezados presentadores televisivos, haya podido, en el giro de pocos días y con ocasión de un lío de faldas, pasar a sostener lo contrario de lo que antes defendió. Pues ahora resulta que, como el Reverendo Cutié quiere casarse con su novia y eso no es posible en el seno de la Iglesia Católica Romana, se ha pasado a la confesión Episcopaliana, que no obliga al celibato a sus ministros. De sacerdote a pastor…

Sacerdotes católicos que se enamoran y no son capaces de mantener la promesa de celibato que formularon el día de su ordenación los hay y no pocos: unos simplemente cierran los ojos y se amanceban; otros prefieren renunciar al ejercicio del orden y piden a la Santa Sede la reducción al estado laical; otros, en fin, deciden atacar la ley misma que quebrantan para justificar su conducta y desembarazar su conciencia y se organizan en asociaciones combativas de sacerdotes casados (civilmente, claro está) que no están dispuestos a escoger entre la Iglesia y su mujer. El Padre Alberto no ha optado por ninguno de estos tres caminos, sino que ha ido bastante más lejos y por el atajo de la apostasía.

Como Enrique VIII de Inglaterra (cuya pasión irracional por Ana Bolena le hizo llevar a la Iglesia de Inglaterra al cisma, renegando de su antigua y filial devoción a Roma y al Papa) o como el príncipe Alberto de Brandeburgo (que secularizó la Orden Teutónica y pasó al luteranismo para casarse y formar una dinastía reinante en Prusia) Cutié ahora “quema lo que ha adorado y adora lo que ha quemado” sólo que no como el fiero sicambro, que dobló la cerviz ante san Remigio, sino con la arrogancia del infatuado por el aplauso fácil y del que halaga sus pasiones en lugar de domarlas.

Lo grave en toda esta historia es lo que subyace al hecho de que un sacerdote católico aparentemente ortodoxo y convencido cuelgue tan alegremente sus hábitos y pase a otra religión con la facilidad con la que se cambia de camisa. Cabe preguntarse qué noción del sacerdocio tenía porque no es normal que asuma ese paso con la naturalidad con que lo ha hecho y sin problematizarse sobre su identidad. Todo parece reducirse para él a un cambio de temas, de público y de escenario para sus prédicas (en lo que es muy ducho por lo visto). Pero la cosa es muchísimo más delicada, ya que un sacerdote no es simplemente un predicador (aunque, a la luz de la conducta del Padre Alberto, parece que éste, en realidad, siempre lo consideró así). Analicemos qué es lo que puede haber llevado al reverendo en cuestión a dar un paso que tanto daño acarreará a muchos que creyeron en él.

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