Gripaus blaus babaus (azules sapos insensatos)
Esperando a Obama
Nuestro nunca suficientemente bien amado cardenal Lluís, cada vez se parece más a ZP. Niega la crisis y espera del exterior una conjunción astral que resuelva todos los problemas internos. Uno, miente compulsivamente remitiendo toda la causalidad de la crisis al sistema financiero internacional. El otro, afirma en sus “visitas” pastorales que el 50% de la juventud de Barcelona participa de algún modo u otro en entidades de Iglesia. Un salto mortal con pirueta final, haciendo pasar al alumnado de la concertada “católica” y los esplais parroquiales como jovencitos de Acción Católica. ¡Vamos arreglados!
Uno, no cambia el rumbo de su política, el otro, ni un ápice de su “pastoral”. Uno se refugia en el búnker de sus inquebrantables, la España de los “Pepiños, Aidos y Pajines”. El otro, la diócesis de los Turulles, Matabosques y Aymares. Impasible el ademán. En los dos casos nos espera una crisis aguda, de duración generacional, porque esto va para largo. La España y Cataluña de la burbuja. De la inmobiliaria y de la teología nacional i/o progresista. Un altísimo directivo de Morgan Stanley, Stephen Roach, lo dejaba claro este domingo en la prensa. Sabíamos [refiriendose al mundo económico] que había una burbuja bursátil a finales de los noventa. Sabíamos que había una burbuja inmobiliaria después y sabíamos que había una burbuja de crédito. Pero Greenspan [el antiguo presidente de la Reserva Federal] negó que eran burbujas. Y se apuntó a la idea de que era la nueva tendencia [de incremento] de la productividad nos haría crecer más. Aquello era basura. Todas las burbujas vienen con nuevas teorías que sostienen que no son burbujas. Nos engañamos. Y el resto del mundo -China, Alemania- estaba encantado de dejarse engañar también y tirar de las burbujas de EEUU. Ahora vamos a pagar un precio muy alto por ello. Pues lo mismo con el progresismo eclesial, pura basura, puro encanto de dejarse engañar. Nos cargamos todo lo bueno que había en la Tradición Católica, un tesoro Sapiencial arrojado a la intemperie. Y ahora nada, por idólatras, burros y presuntuosos.