30.07.09

El Forum Ondara y el Obispo Traserra

Coincidiendo con los 75 años del obispo de Solsona Jaume Traserra, edad en en la que se ha visto obligado a presentar su renuncia a Roma, el Forum Ondara (copia de otros foros progresistas catalanes como el Forum Alsina) ha decidido presentar públicamente un ataque frontal a la gestión de Don Jaume en sus ocho años de pontificado. La verdad es que habían estado bastante calladitos como los de Girona desde la llegada de Don Francesc Pardo, pero parece que el hecho de que su obispo ya esté en situación de provisionalidad les ha dado alas, teniendo en cuenta que es poco probable a estas alturas las represalias de su obispo.

Entre las lindezas que dicen, está la de atacar a su obispo por “autoritario"·, por “haber roto el aire de familia y compañerismo” de aquella diócesis, por actuar desde la “primacía del derecho y de la ortodoxia” y por su “perniciosa discriminación” que ha ocasionado “la división del clero, de los religiosos y de los fieles". Pues que quieren que les diga, después de esta crítica, viniendo de quien viene, tengo que pensar que la gestión del obispo Traserra al frente del obispado de Solsona no tiene que haber sido tan mala, e incluso podría ser relativamente buena.

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28.07.09

Del megáfono a la canonjía

¡Quién se lo iba a decir a aquel joven y protestatario sacerdote que, megáfono en mano, encabezaba una manifestación contra la división de la archidiócesis de Barcelona! Al cabo de tan solo cinco años, ya es miembro del Capítulo catedralicio. Y eso que la canonjía solo ha sido un premio de consolación, pues los desvelos de su arzobispo habían ido encaminados a nombrarlo obispo auxiliar. Haciendo abstracción de su implicación manifiesta en la protesta anti-romana, Sistach puso sus ojitos en el bueno de Turull. Solo llegar le nombró vicario episcopal. Al año, ya lo encumbró como Rector del seminario. La penosa sustitución del obispo Carrera no perseguía otra finalidad que la promoción episcopal de Turull. En él contemplaba Sistach a su alter ego. Sí nuestro actual arzobispo fue, en su día, el fámulo del Cardenal Jubany; Turull debía ser el doméstico de Sistach. Era su absoluta reencarnación.

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27.07.09

Et dixerunt ad invicem: Manhu? (Se dijeron entre ellos: ¿pero esto que es?)

Mientras en nuestra Santa Iglesia Catedral Basílica, nuestro n.s.b.a. Cardenal Arzobispo presidía la toma de posesión de los nuevos cuatro canónigos, de la cual daremos cumplida cuenta en el artículo que mañana publicará Oriolt con reportaje fotográfico incluido, algo de realmente emocionante y trascendente sucedía a muchos centenares de kilómetros.

Un joven sacerdote hijo de Barcelona, tras buena parte de su tiempo de formación y la ordenación presbiteral en una diminuta y lejana diócesis extranjera, con apenas 250.000 almas pero 28 seminaristas mayores, cantaba su primera Misa Solemne en la forma extraordinaria del único rito romano, en un hermoso santuario mariano.

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25.07.09

Capítulo 34: La Comunión del celebrante

A la comunión del celebrante, aún hoy en el Misal de Pablo VI en cada una de sus tres ediciones típicas, preceden algunas oraciones para uso privado del celebrante.

Una vez terminado el canon, vuelven a aparecer este tipo de oraciones privadas, añadidas en la Edad Media, coincidentes en su origen y procedentes de la extinguida liturgia galicana.

Las oraciones privadas de la comunión se refieren exclusivamente a la persona del celebrante, están redactadas en singular, excepto el “Quod ore sumpsimus” que viene en plural.

Este matiz privado nos indica el rumbo que tomó en su evolución la comunión desde fines de la antigüedad cristiana: sólo la del celebrante se considera como parte de la misa. La del pueblo empezó entonces a considerarse como añadidura circunstancial.

Signo de esto es que incluso el Misal de Juan XXIII de 1962 no se menciona entre las oraciones y rúbricas la comunión de los fieles. Concisamente se afirma: “Si hay algunos que piden la comunión, se les da ahora”. No hay descripción de la ceremonia en el Misal.

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23.07.09

De la conquista de la luna al horror de la maldad

Los años Sesenta entre ilusión y desengaño

El cuadragésimo aniversario de la llegada del Hombre a la Luna nos da pie a una reflexión sobre una época efervescente como pocas en la Historia y que se vivió como un período de optimismo, de cambio, de euforia…: los años Sesenta.

Hacía tres lustros que el mundo había salido de una guerra particularmente mortífera y en la que se había colmado la medida del horror. Durante ese tiempo se había tenido que reconstruir prácticamente todo. Europa, privada de su antigua hegemonía, se había dislocado en dos bloques: el occidental y el comunista y esa división iba a exportarse a escala planetaria. La Revolución China y la Guerra de Corea mostraron lo precario que era el orden salido de la Carta de las Naciones Unidas de 1945. Los Estados Unidos se irguieron definitivamente como la potencia indiscutible del llamado mundo libre y como su gendarme contra la ambición soviética de expandir el comunismo por todas partes. Sobre la humanidad se cernía el fantasma atómico que había hecho ya su aparición exterminadora como jinete apocalíptico en Hiroshima y Nagasaki. Todo el orbe se sentía pendiente de un hilo, el que conectaba el mítico botón rojo con el mecanismo que debía poner en marcha el holocausto nuclear.

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