Ted Kennedy o los estragos del Catolicismo a la carta
Cómo teólogos modernistas desviaron la carrera de un político católico.
El pasado 25 de agosto, murió Edward Moore Kennedy, más conocido por su diminutivo Ted, a sólo dos semanas del fallecimiento de su hermana Eunice Kennedy Shriver. De esta manera, ha vuelto a saltar a la actualidad el clan más famoso de los Estados Unidos, al cual siempre se lo ha considerado lo más cercano a una familia real que tiene ese país. Lástima que, como sucede con gran parte de las antiguas dinastías europeas, la irlando-americana de los Kennedy haya perdido la consciencia de sus obligaciones históricas y morales, cuyo cumplimiento fue en otro tiempo su timbre de gloria y la razón de su encumbramiento. ¿Cómo es posible que los que llegaron a ser hijos predilectos de la Iglesia se hayan convertido en promotores de causas contrarias a las enseñanzas del magisterio católico? El propio senador Kennedy, que fuera en la primera época de su vida un firme defensor de la vida desde el instante mismo de la concepción terminó sus días apoyando la opción que en los Estados Unidos se llama “pro-choice”, es decir la que defiende la completa libertad de la mujer para controlar su fertilidad y decidir la continuación o la interrupción de su embarazo (lo cual implica el aborto libre). Desgraciadamente, la tercera generación Kennedy sigue sus pasos: el gobernador de California Arnold Schwarzenegger, marido de Maria Owings Shriver (hija de Eunice Kennedy Shriver), es también un abanderado de la opción “pro-choice”, y Caroline Kennedy Schlossberg, hija del asesinado presidente Kennedy, ambiciona el puesto de senadora por Nueva York, dejado vacante por Hillary Clinton, defendiendo, entre otras cosas, el aborto y los “matrimonios” homosexuales.