10.09.09

El juego eclesial de "La Diada"

El zoológico jardín de Luisito de Hamelín

Cada animal va asociado a un personaje que hay que adivinar utilizando las pistas en verso. El boleto rellenado con las soluciones hay que enviarlo por correo al Carrer del Bisbe núm. 5 de Barcelona. Entre todos los acertantes sortearemos una cena romántica con Oriol Domingo en el restaurante “Les Set Portes”.

Para ver las pistas y el boleto de participación clique AQUÍ

Quinto Sertorius Crescens

9.09.09

Anécdotas de verano (II) No hay libros en castellano

Mi segunda anécdota corresponde a otra parroquia en la que fui a hacer una suplencia en este verano en una misa diaria. En esta ocasión tuve la agradable sorpresa de encontrarme con una sacristana andaluza muy simpática y resalada. Rápidamente conectamos y nos echamos unas risas antes de iniciarse la celebración.

Le pregunto si alguien leía las lecturas y la sacristana me contesta que estos días de vacaciones, las lectoras habituales están de vacaciones por lo que las lecturas las tiene que hacer todas el sacerdote. Pregunto extrañado si nadie de los asistentes es capaz de leer la Palabra de Dios, a lo que ella me responde que por supuesto que muchas leerían pero en castellano. Le digo que por mi parte no hay ningún problema, que saquen los libros de las lecturas en castellano y que el Evangelio y el resto de la misa ya lo haré en catalán.

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8.09.09

La lluvia fina de Tarragona

No es Tarragona una zona lluviosa, ni mucho menos cae el líquido elemento de forma fina y continuada. Al contrario, las lluvias suelen surgir de forma torrencial, en especial en estas fechas septembrinas, en el que raro es el día en que los truenos y relámpagos no amenazan las vendimias, aunque la mayor parte de las veces solo llega a caer aquello que en sus comarcas se conoce como “tupullot”. Mucho ruido y pocas nueces.

En los cinco años que lleva Monseñor Pujol Balcells como arzobispo de la diócesis, no ha habido ni un rayo, ni un trueno, ni siquiera un “tupullot”. Al revés, su actuación se puede comparar mejor con un chirimiri norteño que con las torrenteras propias de estos parajes.

La designación de Monseñor Pujol Balcells cayó en Tarragona como un jarro de agua fría. Un sacerdote del Opus Dei, que había pasado toda su vida sacerdotal entre Roma y Pamplona, que era preconizado arzobispo, sin haber sido obispo de una diócesis menor, que no tenía ascendente alguno entre el clero catalán, ni tan siquiera con los miembros de la Prelatura en Cataluña. Su único nexo de unión era un hermano sacerdote en la diócesis de Urgel, miembro de la curia episcopal tanto en tiempos del obispo Martí Alanís como del obispo Vives.

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6.09.09

La mona de Antoñito Matabosch

En el mes de Agosto de 1945, el Colegio Ntra. Sra. de Loreto en cuyo parvulario creció y recibió sus primeras enseñanzas el niño Antonio Matabosch Soler, publicó la poesía premiada en los Juegos Florales Infantiles y compuesta por el susodicho con apenas diez años.

Un fidelísimo lector, no creemos que muy devoto de la personalidad y figura del líder en acumulación de cargos de la Archidiócesis de Barcelona (18 por más detalle), nos lo envió durante este mes de agosto y estoy convencido que a pesar del gran espacio de tiempo que nos separa de aquel entonces, refleja a la perfección el talante, la personalidad y la actuación del “amiguet” de nuestro n.s.b.a. Arzobispo el Cardenal Martínez.

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5.09.09

Capítulo 37: Las Abluciones

Terminada la reserva, se procede a las abluciones. Entre ellas podemos distinguir tres, a saber: la de la propia boca (ablutio oris), la del cáliz y la de las puntas de los dedos. La primera, de la generalmente nadie ya se acuerda de ella, era hecha con un poco de vino en el cáliz y era considerada como ablución de la boca. Acto seguido se infundía otro poco de vino para la ablución del propio cáliz. Y a partir de este momento se retiraba el cáliz y tenía lugar la ablución de los dedos únicamente con agua en una “piscina” (pixis) es decir, un vaso grande lleno de agua, de esta pixis se deriva el vasito de que nos servimos nosotros para la purificación de los dedos después de dar la comunión fuera de la misa. Algo más tarde el ordinario de los dominicos de 1256 da por primera vez el consejo de que, después de la ablución con vino, las puntas de los dedos se podían purificar en el cáliz, inmediatamente después de la ablución con vino. Así se llegó a nuestra segunda ablución actual. A veces usaban para esta ablución con agua otro cáliz.

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