8.10.09

Los catastróficos números de seminaristas de Turull

Al finalizar el pasado curso, los nervios eran evidentes entre los miembros del equipo de formadores del Seminario de Barcelona, con el Rvdo. Josep Maria Turull a la cabeza. Y no era para menos, los números de futuros seminaristas para el siguiente curso se movían en una horquilla de 0 a 2. Por eso no se dieron datos como se hacía otros años, cuando n.s.b.a. cardenal y el propio Rvdo. Turull iban presumiendo todo el verano de los muchos seminaristas que iban a entrar el próximo curso, números que siempre al final quedaban muy reducidos, pero que servían a ambos eclesiásticos para sacar pecho durante los meses estivales.

Este año el silencio ha sido absoluto, y los nervios también. Finalmente los ingresos se han reducido a dos seminaristas latinoamericanos. Con todo el respeto hacia estos hermanos nuestros, que han traído juventud y vitalidad eclesial a nuestras comunidades maltrechas barcelonesas, uno se pregunta si no hay un sólo joven nacido en nuestra diócesis que quiera ser sacerdote en nuestro seminario. Ante tal desesperación el Rvdo. Turull y el Sr. Arzobispo tuvieron que buscar soluciones de emergencia y recurrieron a los de siempre, al Opus Dei, que corrió a ayudar a nuestro desesperado cardenal. Así que a los dos seminaristas que tenían en cartera se le añadieron tres “pamplonicas” (denominación cariñosa para llamar a los jóvenes dirigidos espiritualmente por el Opus Dei y que se encuentran estudiando principalmente en el Seminario Internacional de Pamplona pero también en otros seminarios de todo el mundo).

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5.10.09

La agenda del Cardenal

El pasado sábado, nuestro Cardenal fue entrevistado por su periodista de cámara, Oriol Domingo Pamies. Las declaraciones de Sistach son de una maestría equilibrista verdaderamente memorable. En primer lugar, confiesa y proclama su apoyo a la manifestación contra el aborto del 17-O en Madrid. No podía ser de otra manera, pues el día anterior había asistido a la Permanente de la Conferencia Episcopal, que había efectuado esta expresa declaración:

“Entre las iniciativas para la defensa del derecho a la vida y para la justa promoción de la maternidad, numerosas asociaciones han llamado a los ciudadanos a expresarse en favor de estos fines con una manifestación convocada para el 17 de octubre en Madrid. Los obispos consideran legítima y conveniente tal convocatoria y la participación en la misma.”

Pero en segundo lugar, nuestro prelado equilibrista, en la entrevista pactada, nos descubre el porqué no podrá acudir a la manifestación. Por un simple problema de agenda. Concretamente, nos dice el muy cuco:

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Preservar la Fe de muchas familias "Olivé"

En el transcurso de este mes de septiembre han sido catorce las cartas que hemos recibido de feligreses de la parroquia de San Ramón de Collblanch. Con diferentes estilos y enfoques todos coinciden en lo mismo: el actual párroco con sus arbitrarias decisiones y sus escandalosos comportamientos está sometiendo a esa comunidad a una durísima prueba.

La narración de tan siquiera un solo hecho para nada anecdótico sino sintomático, nos revela la dimensión del problema. El pasado Jueves Santo, durante la concelebración de la Misa de la Cena del Señor, Brustenga desoyó con soberbia y altanería la sugerencia de su vicario Mn. Muñoz de consagrar en la misa más formas para el Reservado que sirve de comunión para el Viernes Santo. Y efectivamente llegada la Acción Litúrgica del Viernes Santo las hostias consagradas faltaron. En los lugares cercanos a la puerta de la sacristía se encontraban un grupo de feligresas habituales y de religiosas que no aún no dan crédito a lo que vieron sus ojos: ante la falta de hostias, Brustenga entró en la sacristía, abrió una bolsa de formas sin consagrar (no había ningún tipo de sagrario en ella) y llenando una patena las distribuyó como si de la sagrada comunión se tratase. Brustenga es un hombre que ha perdido la fe y como tal, no puede estar al frente de una comunidad cristiana y ser para ésta un obstáculo. No se trata aquí de una cuestión de formas o estilos. El “affaire Brustenga” tiene otra dimensión. Son fieles normales, de una parroquia popular, de un barrio trabajador, de una comunidad como tantas otras de nuestra Diócesis: una comunidad que se encontraba a gusto con su anterior párroco Mn. Portabella, un hombre para nada sospechoso de conservador o reaccionario, de carca o de integrista, al contrario un sacerdote más bien de tendencia progresista. Esa no es la cuestión aquí.

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3.10.09

Capítulo 40: Despedida del altar y Bendición final

En el culto estacional

Lo que más llama la atención en el ceremonial del final de la Misa en la hoy llamada forma extraordinaria del rito romano, es decir el misal de 1962, es que el celebrante invita primero a los fieles a que se retiren y luego les da la bendición. Cuando explicamos antes la oración sobre el pueblo, vimos que no era éste el orden primitivo en el rito de despedida. Después de la poscomunión, verdadera bendición final, se daba el aviso de que se retiraran y en seguida se formaba la procesión para el regreso a la sacristía. Solían, sin embargo, acercarse los fieles al papa para pedirle una bendición especial, cuando bajaba al altar. Es más, todo esto se hacía con un verdadero rito: inmediatamente antes de ponerse en marcha la procesión, primero los obispos y luego por su orden los sacerdotes, los monjes y los cantores de la schola pedían con un “Jube, domine benedicere” (Dígnate, señor, bendecidnos). A continuación se acercaban también los abanderados, los pajes de hacha, acólitos, los que tenían cuidado de la barandilla, crucíferos y demás funcionarios del servicio papal. En el fondo es lo mismo que hacen actualmente los fieles cuando un prelado sale de la iglesia al final de una solemnidad: forman un pasillo y se postran para recibir la bendición. De aquella bendición pues, arranca la historia que condujo a la actual bendición final.

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1.10.09

Católicos de granja: Las élites catalanas y su descatolización

Hubo un tiempo en que las élites catalanas (léase: nobleza y burguesía) eran católicas de tradición y convicción. Las grandes familias tenían sus capellanes y oratorios privados (de éstos se ven todavía algunos de valor artístico en las masías). Enviaban a sus hijos a educarse en los colegios (en régimen de internado o externado) de las grandes órdenes y congregaciones religiosas de enseñanza, entre las cuales destacaban: los jesuitas, los escolapios, los lasalianos y los maristas para los muchachos, y las religiosas de la Compañía de María, las dominicas de la Enseñanza, las adoratrices y otras de fundación francesa. Frecuentaban la amistad de prelados y de religiosos ilustres y tenían conexiones estrechas con los principales centros monásticos catalanes (Montserrat, Poblet, Pedralbes). Pertenecían a asociaciones y círculos católicos y se asesoraban y hacían dirigir por sacerdotes y religiosos de prestigio. Eran benefactoras de instituciones, promovían obras de caridad, establecían fundaciones piadosas.

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