Un episodio más del "asnobismo" frívolo de la Casa de Santiago
El marqueting es lo que se lleva. Existe el marqueting empresarial, el marqueting político y el marqueting eclesial. Vender un chocolate que adelgaza; vender un político paquete sin experiencia profesional ni formación académica como un crack; vender una imagen de una Iglesia que funciona pese a una deriva patética que se dirige al naufragio.
Sistach, hombre demasiado de su tiempo, es un maestro del marqueting, aunque no pasaría una auditoria eclesial romana, que es lo que necesitamos urgentemente. Y que no lo avisen, que si no monta clacas de recibimiento. Todo es un gran decorado de una normalidad irreal. “Catalunya Religió”, la web de Romeu y Llisterri, sin que Sistach se lo pidiese, también camina con el mismo objetivo pese a dar por muerto al obispo emérito de Lérida.
Saben, todos ellos, que hay que dar la imagen de normalidad para dejar sin argumentos a los que piden, visto el desastre, un golpe de timón para la Iglesia. Un cambio de rumbo que los dejaría sin prebendas (los Matabosch, Arenas etc…) o sin las potenciales prebendas que conseguirían, de frustrarse la variable Vives o similares. Digámoslo claro, combaten por la imagen, porque es un camino de alcanzar poder e influencia.