15.06.10

Laporta y Sistach

La ordenación sacerdotal de este pasado domingo coincidió con el final del Laportismo en el F.C. Barcelona y el inicio de una nueva era para esta entidad balompédica. Pensando en ambas circunstancias conjuntamente me viene a la cabeza la expresión que hizo célebre el Sr. Laporta cuando explotó diciendo: "¡Al loro! que no estamos tan mal" y que bien podría hacerse suya n.s.b.a. cardenal Martínez Sistach, porque de hecho no con esas palabras exactas pero muy parecidas, nuestro arzobispo no se cansa de repetir que no estamos tan mal en la diócesis de Barcelona, como algunos (entre ellos nosotros) dicen.

Porque la ordenación de este pasado domingo es una muestra más de ese gran teatro de la mentira que quiere vendernos como buen "botiguer" (tendero) nuestro cardenal. Quiere dar una imagen, y más ahora con la próxima venida del Santo Padre" que todo va de fábula, y ¡al loro! que no estamos tan mal, como se dice en según que medios. A algún extraterrestre puede parecerle que una ordenación conjunta de seis sacerdotes es una muestra de vitalidad de la diócesis de Barcelona, pero para los que somos de aquí, sabemos que hay muchos factores que hay que tener en cuenta antes de tragarnos el gol que el tándem Sistach-Turull quieren vendernos.

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14.06.10

El cura taurino

Uno de los seis sacerdotes ordenados el pasado domingo por el Cardenal Martínez Sistach es un notorio aficionado a los toros. Se trata de Mossèn Sergi Notó Ruiz. Mi enhorabuena por su coraje y valentía. Tanto por su vocación sacerdotal como por su afición taurina. Dos de las connotaciones más mal vistas (y más políticamente incorrectas) en la Cataluña de nuestros días. La secularización ambiental perjudica ostensiblemente que afloren vocaciones presbiterales. En cuanto a su hobby taurómaco, se halla muy próxima la aprobación por el parlamento catalán de la ILP que va a prohibir los toros en el Principado. Un auténtico atropello para todos aquellos a quienes nos gustan los toros y vamos a la Monumental, pagando la entrada de nuestro bolsillo, sin recibir ni un euro de subvención. Seguro que el bueno de Mossèn Notó estará de acuerdo conmigo, no en vano es un habitual en los tendidos barceloneses, donde ya acudía de muy pequeño de la mano de sus padres.

Pero además de su intrepidez y atrevimiento, nos hallamos ante un sacerdote joven y suficientemente preparado. Licenciado en medicina, con don de gentes y un buen bagaje intelectual. Los requisitos que precisa un sacerdote del siglo XXI. Aparte de ello, ha tenido la enorme suerte de servir como diácono en una de las parroquias germinantes: la de la Virgen de los Desamparados de Hospitalet de Llobregat. Su carta de presentación es irreprochable.

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13.06.10

¡Basta del falso Neo-sacerdocio que nos inculcaron!

Mn. Josep Anton Arenas

Mn. Salvador Bacardit

Mn. Josep Maria Turull

La conclusión del presente Año Sacerdotal debe llevarnos a realizar sólidas conclusiones y a afianzar principios, huyendo de la fácil tentación de quedarnos en generalidades y reacciones puramente emocionales que fácilmente derivarían en superficialidades.

Y nada es posible sin la contextualización en nuestra realidad eclesial, en el tan manoseado “Sitz in leben” (lugar en la vida) del que tanto se llenaron la boca todos aquellos que haciéndose el modernillo se embadurnaron de altisonantes vocablos alemanes que les daban pedigrí.

En nuestra archidiócesis de Barcelona hemos vivido durante más de 50 años una autentica “entmithologisierung” (desmitologización) del sacerdocio de la que han sido protagonistas toda esa serie de personajes que desde su arribo el Cardenal Martínez ha colocado al frente de los puestos de responsabilidad y decisión de la Diócesis. Baste citar tres ejemplos paradigmáticos correspondientes a tres generaciones diferentes: Mn. José Antonio Arenas (nacido en 1932), Mn. Salvador Bacardit (nacido en el 52) y Mn. Josep Maria Turull (nacido en el 1966). Hay muchos denominadores comunes entre los tres sacerdotes más allá de los presupuestos ideológicos que los hermana y la común característica de hacer gala de una multitud de cargos diocesanos acumulados. Pero el más sobresaliente y que aquí nos interesa es haber tenido en sus manos la formación sacerdotal en nuestra diócesis conduciéndola hacia un modelo de sacerdocio secularizado al que ahora, por si no había quedado claro durante todo el pontificado de Juan Pablo II, la Iglesia ha dicho que basta.

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11.06.10

Capítulo 26: 1965 El año del gran paso litúrgico

Sondeo de opiniones positivas realizadas aquel año

“13 de septiembre: Si hoy tomamos el pulso de las impresiones de la Iglesia a través de las pastorales e informes de los obispos, a través de la opinión de las revistas católicas, en todas partes nos tropezaremos con un signo unánime: satisfacción y alegría”. (P. José Luis Martín Descalzo).

Y prosigue:

Sean algunos ejemplos:

MEXICO: “Las reformas litúrgicas –escribe uno de sus semanarios católicos- son las que el pueblo ha aceptado y comprendido mejor y con más agrado”

PORTUGAL: “Hemos podido constatar un gran entusiasmo por la reforma litúrgica. También sobre este aspecto es sobre el que más se había trabajado y el que se preparó mejor”

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Clausura del Año Sacerdotal

En el día de hoy, solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, el Santo Padre clausura el Año Sacerdotal convocado coincidiendo con el 150 aniversario de la muerte de San Juan María Vianney. Lógicamente nuestro cardenal y su séquito se encuentran allí, en este año en que nuestro arzobispo quiere estar al lado del Pontífice en todas partes. Llama la atención la "romanidad" de la que algunos de los colaborades del cardenal presumen estos días, sobre todo teniendo en cuenta que cuando están en Barcelona son muy poco romanos por no decir anti-romanos.

Este año sacerdotal ha pasado en Barcelona sin pena ni gloria, como casi todo lo que viene de Roma. Se cumple con los mínimos para salvaguardar la imagen del cardenal pero se nota que no hay interés en celebrar a fondo este tipo de acontecimientos. Al mismo Sr. Cardenal le ha ido de perlas la beatificación del Dr. Samsó, al que nosotros queremos y admiramos profundamente, pero esa ha sido la excusa perfecta para hablar de un sacerdote diocesano y olvidarnos del verdadero protagonista del Año Sacerdotal que no es otro que San Juan María Vianney, que ha sido el gran desconocido en Barcelona en este año.

Y es que al cardenal y a sus colaboradores progresistas no les interesa hablar de un sacerdote que se pasaba el día confesando y que vencía continuamente las tentaciones del demonio. Era una gran ocasión para revitalizar el sacramento de la Penitencia en nuestra diócesis, probablemente una de las peores diócesis de la catolicidad en cuanto a confesiones individuales, pero lejos de eso, se ha seguido permitiendo que se siga incumpliendo las normas del sacramento y muchos sacerdotes, empezando por colaboradores directos del cardenal, continuen absolviendo colectivamente.

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