Soy un lector habitual de la página web "Catalunya religió", o sea que cuando miren las visitas, quiero que sepan que no sólo les leen sus incondicionales, también lo hacemos los admiradores de Germinans. Lo hago en primer lugar porque ya que la pagamos entre todos, gracias a las subvenciones oficiales que salen de nuestro dinero, me siento con ganas de amortizarla, pero sobre todo lo hago porque me interesa saber cual es la opinión de una página que se llama cristiana pero que cuenta con todas las bendiciones, laicas por supuesto, y apoyos económicos de nuestro gobierno tripartito, que para nada es propicio a la Iglesia. Viendo lo que dicen y hacen los de Catalunya religió tengo la seguridad de por donde no tiene que ir la Iglesia católica en Cataluña.
El otro día leyendo la página me llevo una gran sorpresa, al ver una entrevista al Sr. Miquel Mir, autor del libro: "El preu de la traïció. La FAI, Tarradellas i l’assassinat de 172 maristas" (El precio de la traición. La FAI, Tarradellas y el asesinato de 172 maristas). Tuve que leerla dos veces y volver a mirar el anagrama de "Catalunya religió" porque no me lo podía creer. Hasta llegué a pensar que lo había soñado como consecuencia de los calores veraniegos que provocan insomnio por las noches y que nos hacen hacer alguna cabezadita durante el día. Luego me fijo que la entrevista provenía de Catalunya Cristiana, y deduzco que los redactores de turno de verano de Catalunya Religió debían haber recibido consignas de Jordi Llisterri antes de irse de vacaciones, de que todo lo que salía en Catalunya Cristiana desde la llegada de Mn. Jaume Aymar a la dirección, era de fiar.
Pues a Mn. Aymar también se la han colado sus redactores aprovechando las vacaciones. Porque no es comprensible ni de Aymar ni de Llisterri que se publique una entrevista en la que se deje por los suelos a dos presidentes de la Generalitat de Esquerra Republicana como son Lluís Companys y Josep Tarradellas, especialmente el primero que es considerado como el presidente mártir y gran heroe de Cataluña. No olvidemos que Esquerra Repúblicana está en el gobierno catalán, que el vicepresidente Josep Lluís Carod Rovira es el que controla las cuestiones religiosas y que la Directora General de Asuntos Religiosos de la Generalitat es también del partido de Companys y Tarradellas. Es decir que son los que les pagan y dejan a sus líderes históricos a pisar de los caballos.
El objetivo del libro es recuperar "la memoria histórica" de aquel cruel asesinato de 172 maristas, después de haber sufrido la persecución, el chantaje y la traición a la institución marista que pagó 200.000 francos franceses por su rescate pero que una vez pagados el dinero voló pero los maristas no volvieron nunca sino que fueron asesinados. Los datos del libro no pueden ser más claros: "El dinero del rescate fue cobrado por Aurelio Fernández, jefe del Departamento de Investigación y de las Patrullas de Control, y secretario general de la Junta de Seguridad Interior de la Generalitat, que los entregó a Josep Tarradellas, entonces conseller de Finanzas y conseller primero de la Generalitat". Posteriormente Aurelio Fernández fue conseller de Sanidad y Asistencia Social de la Generalitat en el gobierno de Lluís Companys.
El libro también desmiente la versión oficial de que los causantes de las 8.352 victímas de la violencia revolucionaria, eran anarquistas e incontrolados. Nos dice el autor: "en la violencia revolucionaria tuvo una parte importante la CNT-FAI, pero también gente de Esquerra Republicana, gente del PSUC y gente del POUM. Que toda esta gente también participó en la violencia revolucionaria y que mientras duraron las detenciones y confiscaciones, había un gobierno de la Generalitat presidido por Lluís Companys y con Josep Tarradellas como jefe del Ejecutivo. No eran un grupo de incontrolados, sino que en el fondo todos querían hacer una revolución. Hay que decir que las Patrullas de Control estaban constituidas por miembros de todos los partidos de izquierdas: CNT-FAI, PSUC, POUM y ERC".
Si tenemos en cuenta que el PSUC es el origen de Iniciativa per Catalunya, tercer socio del gobierno tripartito, la verdad es que el actual gobierno izquierdista de Cataluña no puede quedar peor por lo que se refiere a sus antepasados. Mientras el autor del libro asegura haber recibido amenazas de sectores anarquistas pero también "tarradellistas" resulta que las publicaciones de Aymar y Llisterri colocan esta entrevista alegremente en sus respectivos medios de comunicación.
Pero esto no es todo, me dirijo a una parroquia vecina para coger Catalunya Cristiana y encontrar la entrevista en castellano y después de pagar religosamente unos euritos por los dos últimos numeros me llevo otra sorpresa. En el numero del 19 de agosto me encuentro con la siguiente carta del lector:
Sobre Lluís Companys
Tengo en mis manos un artículo publicado en Catalunya Cristiana el pasado 15 de julio, donde se hace referencia a la muerte de Lluís Companys. Para un católico y catalán como yo, y también para miles de cristianos y catalanes que recuerdan el año 1936, la figura de Lluís Companys es la de un político nefasto y detestable.
El 6 de octubre de 1934, cuandos e rebeló con las armas contra un gobierno legalmente constituido, sus colaboradores asesinaron la misma noche a Mn. Josep Morta, párroco de Navàs, incendiaron el templo parroquial, al igual que también quemaron y profanaron los templos de Vilafranca del Penedès, Morell, Vilanova i la Geltrú, Castellvell de la Marca y Sant Jaume dels Domenys.
El 20 de julio, Companys proclamó la revolución por radio y en el discurso del 20 de diciembre confirmó las estructuras anarcomarxistas. Durante sus treinta y dos últimos meses de gobierno hasta que huyó por la Vajol, todos los templos de Cataluña estaban cerrados al culto, profanados y quemados los altares y las imágenes. Las escuelas cristianas fueron usurpadas y perseguidos a muerte muchos sacerdotes, religiosos y gente de bien. También se incautaron fábricas y bienes.
Los jueces que firmaron la sentencia de muerte de Companys siguieron la misma dureza de cuando Companys firmó el fusilamiento de 190 militares de graduación en Barcelona en 1936. Asimismo, Companys firmó un gran número de penas de muerte, entre otras, las de Sara Jordà, madre de nuestra amiga Rosa Maria Tutau, de Figueres.
Cataluña no fue vencida, como se afirma en el artículo. Lean, por favor, las memorias del beato Pedro Tarrés, vicepresidente de la Federación de Jóvenes Cristianos de Cataluña. Este santo catalán considera el día más feliz de su vida la derrota del ejército rojo en Barcelona con la esperanza de que se volvieran a abrir los templos clausurados y que Montserrat renaciera con todo el gozo bajo el canto del "Rosa d’abril".
Francesc A. Picas (La Jonquera)
Me juego un peso, que si Mn Aymar está en su despacho de director, esta carta no aparece en el semanario, sólo hace falta mirar la linea extremadamente nacionalista que ha llevado en el resto del año. Pero son las cosas de las vacaciones, que a algunos les pueden sentar mal.
Francisco Fabra