Oriol Domingo: El periodista de los ojos cerrados
Hemos debido de haber hecho un buen y gran trabajo para que el responsable de la información religiosa de “La Vanguardia” a la hora de hablar de la sucesión de nuestro n.s.b.a. Cardenal Martínez Sistach tenga que empezar hablando de nosotros.
Oriol Domingo es un pesado y un manipulador. El y su peña no paran de repetir una y otra vez que la gente que formamos Germinans somos preconciliares y españolistas. Es un ignorante. Creen tener autoridad para decidir quien es y quien no es conciliar, quien es y quien no es catalán. Utilizan la senyera para envolverse y tapar la mediocridad. Instrumentalizan el amor a Cataluña que todos tenemos para presentarse como sus defensores. Sin ello no serían nada. Son unos tramposos, saben que no recibirían el apoyo del poder civil si no lo hicieran.
Esa generación de progresaurios a la que pertenece es una peña de fanáticos insoportables cuyas ideas eclesiales han ayudado a pudrir la sociedad catalana.
Cuando más necesario era que el mensaje de la Iglesia resonase en una sociedad tendente al hedonismo, ellos lo han distorsionado, lo han contaminado con intereses que no eran ni son los que Jesucristo confió a su Iglesia. Hicieron todo lo posible para que la voz de Juan Pablo II no llegase al corazón de los jóvenes catalanes. Ayudaron a impermeabilizar a la Iglesia en Cataluña contra la sacudida del Papa polaco porque sabían que eso les condenaba a la reserva. Su respuesta fue detestable y egoísta, solo les interesaba su protagonismo. Con ello sacaron a la luz sus carencias afectivas y su vacío interior. Esa fue y es la gran trampa del nacional-progresismo.
Desean a Vives porque tiene tantos registros como auditorios. No quieren obispos, quieren dependientes de perfumería. Para ello, y como mal menor, promocionarán si hace falta a Taltavull. Necesitan hombres de esa generación y esa actitud de espíritu.
Han fracasado y quieren imponer su fracaso a los jóvenes. Desean mantener a los jóvenes en su equivocada antropología y en su inmadurez insolente.
Acaparan todo el poder curial, tienen la mayoría de los medios de comunicación catalanes a su favor. Tienen subvenciones. Tienen a CiU dándoles golpecitos en la espalda. Tienen la Universidad Ramon Llull para enchufarse entre ellos. Tienen el control del Seminario y de la Facultad de Teología. Y les da miedo Germinans.
Germinans existe porque para los laicos y los sacerdotes les es difícil sobrevivir eclesialmente en una Archidiócesis como la nuestra. Por ahora seguimos existiendo porque los que quieren ser católicos a secas y ven vuestra trampa, quieren sobrevivir eclesialmente.
Decimos verdades y mucha gente que no sabe como expresar su descontento ha encontrado en nosotros aquel espacio donde poderse informar y comunicarse sin el rígido control de la Gestapo intelectual que quiere convencernos que nuestra Archidiócesis es una oasis de paz.
No saben que Germinans no hubiera podido perseverar sin decenas y decenas de complicidades. Ilusos.
Son como el final del absolutismo borbónico. Un sistema podrido que tenía miedo de cualquier muestra de disensión.
Los apoyos que hemos buscado fuera de Cataluña no los buscamos porque fuéramos poco catalanes, sino porque hemos encontrado gente más sana que ellos. Nuestros amigos del resto de España, aunque es verdad que a veces se obsesionan con el tema del catalanismo como la gran causa de la perdición del catolicismo catalán, al menos escuchan, cosa que hace tiempo ellos no hacen.
El nuevo Arzobispo de Barcelona, cuando se nombre y llegue, debería pasar absolutamente de ellos. Son como el tocino pero al revés: de ellos no se puede aprovechar nada. Como la antigua U.R.S.S. que ha quedado como ejemplo de los caminos que una sociedad no debe recorrer si no quiere quedar esterilizada.
El nuevo Arzobispo debería obviarlos y prescindir de ellos. Si lo hace, la Archidiócesis renacerá porque el nacional-progresismo es un peso muerto, una rémora. Tiene que dejar de considerarlos interlocutores: deben dejar de ser los okupas de una casa que realmente no aman. Deben batirse en retirada. A nadie pesará. Como decía el Capità Enciam: Los pequeños gestos son poderosos.
Prudentius de Bárcino