Madrid 133 - Barcelona 26

Descripción: http://www.seminariomadrid.org/pagina/wp-content/gallery/convivencia-en-lourdes-2008/20080803_convivencia-lourdes-2008_566.jpgDescripción: http://www.seminaribarcelona.net/img/RecesTiana2011.JPG

El resultado de escándalo del título no es la puntuación final de liga soñada por Tomás Roncero ni el abultado tanteo de un imaginario partido de baloncesto. No: la goleada inmisericorde obedece al número de seminaristas de la diócesis madrileña en comparación con el de la de Barcelona. Y aquí sí que el resultado barcelonés arrastra un vertiginoso e inexorable declive. Está claro que Sistach no ha sido un Pep Guardiola. Ni Turull su Messi.

Repasemos los datos de los últimos diez cursos.

 
Madrid
Barcelona
 
Madrid
Barcelona
2002-2003
143
61
2007-2008
128
32
2003-2004
144
68
2008-2009
125
30
2004-2005
120
42
2009-2010
123
33
2005-2006
122
38
2010-2011
125
26
2006-2007
119
35
2011-2012
133
26

Este curso es la primera ocasión en que se han superado los cien números de diferencia.

Y no nos detengamos en los catastróficos resultados barceloneses, si examinamos el total de las diócesis catalanas, observaremos que todas juntas no alcanzan el número de la madrileña por si sola.

Terrassa: 35
Urgel: 9
Gerona: 7
Sant Feliu: 6
Vic: 5
Tarragona: 3
Lérida: 3
Tortosa: 2
Solsona 1
TOTAL 71

71 seminaristas de los que casi la mitad pertenecen a la demarcación de Terrassa. Un seminario fundado hace solo cinco años por el obispo Sáiz Meneses.

Si a esos 71 seminaristas se le suman los 26 de Barcelona arroja un producto de 97 en toda Cataluña. ¡36 menos que Madrid! ¡Y nada menos que en 10 diócesis!

Que tampoco se crea nadie que Madrid engulle a todos los futuros sacerdotes del centro de España. Las otras dos diócesis que forman la provincia eclesiástica (Getafe y Alcalá de Henares) cuentan con 42 y 19 estudiantes, respectivamente. Y Toledo, tan cercana, con 67.

Estos demoledores números -que se han ido acrecentando en los últimos cursos- demuestran palmariamente qué algo se hace mal. Es falso que en Madrid, Getafe, Toledo y Alcalá de Henares exista un microcosmos que permita el surgimiento de vocaciones y, en cambio, en Cataluña las circunstancias del entorno impidan su afloramiento. No puede ser. Es absolutamente inexplicable una diferencia tan brutal.

El obispo de Urgel, Monseñor Vives, manifestaba el otro día cucamente que la tendencia a la baja se había iniciado en Cataluña y ahora ya se había trasladado al resto de España. Se sacaba de la manga el número de la diócesis de Segovia, que, a su decir, carecía de seminaristas. Aparte de que el dato es inexacto -cuenta con uno, la que no tiene ninguno es la de Sigüenza- no es parangonable. Podría equipararse Segovia o Sigüenza con Solsona (diócesis pequeñas y despobladas) pero lo que no admite discusión alguna es la diferencia abismal entre Barcelona y Madrid. Similar población, similares problemas de secularización, similares dificultades ambientales.

Como les decía anteriormente, algo se ha hecho mal. Más bien rematadamente mal, para que se ofrezcan estas paupérrimas y declinantes estadísticas. Con un agravante: el futuro es aterrador. Cada año se llevaba a cabo una ordenación de varios diáconos en Barcelona, coincidiendo con el día del Seminario. Este fin de semana previo a la festividad de San José no se ha producido. Motivo: solo hay un diácono para ordenar y Sistach consideró que quedaba muy pobre para enmarcarlo en la celebración que tuvo lugar en la Sagrada Familia (casi ya su Sagrada Familia). La ordenación tendrá lugar un domingo cualquiera en la Catedral. Pero es que ese va a ser el primer diácono de la era Turull. Todos los sacerdotes consagrados hasta ahora entraron en el seminario en la época anterior. Ahora vendrán los misérrimos frutos de Turull y volverá a demostrarse que las alarmas de Germinans no eran vanas. Por desgracia. Y nuestro arzobispo sigue ufano manifestando que le complace mucho anunciar que este curso han ingresado nueve seminaristas (pero no son 9 sino realmente 5 como puede comprobarse en las listas oficiales de la Conferencia Episcopal Española). En Madrid 21 y reales. No hay nada peor que engañarse a uno mismo. Y con ello engañar al resto de sus diocesanos.

Oriolt