[DE] Capítulo 49: Vestiduras inferiores (I): El amito

 

A semejanza de las antiguas vestiduras romanas, en la indumentaria litúrgica que deriva de ellas, salvo algunas ligeras modificaciones, debe distinguirse entre inferior y superior. Empezaremos a hablar de las primeras, es decir, de las vestiduras inferiores que son: 1. El amito 2. El alba con el cíngulo 3. El roquete 4. La sobrepelliz

El amito:  

El amito, que en el uso romano de hoy en día los ministros sagrados ponen sobre los hombros antes de endosar el alba, no tuvo esta denominación antes del siglo IX. Los antiguos Ordines Romani lo llaman anagolaium o anagolagium ( del griego anabolaion= manteleta o toquilla); más tarde especialmente en Alemania después del siglo XI, tuvo el nombre de humerale. El amito no deriva del velo con que los romanos y los griegos se cubrían la cabeza durante los sacrificios; ni el llamado palliolum o focal que usaban para proteger la parte del cuello dejada al descubierto por la túnica, sino más bien de un paño de forma alargada que bajanda de lo alto de la nuca a los hombros y pasando por las dos partes de las axilas a manera de corsé, tenía la finalidad de ceñir más estrechamente las vestiduras a la cintura y facultar la movilidad de los brazos. Es recordado por Casiano como costumbre de los monjes egipcios, y fue adoptado en Occidente por San Benito y sus monjes.

Por vez primera hay una referencia al amito como ornamento propio del Pontífice en las grandes solemnidades, y de los diáconos y subdiáconos, los cuales lo colocaban sobre el alba. El uso del amito, en un principio, fue exclusivamente romano. En la Galia entró con los carolingios y no en todos los lugares, pero al extenderse fuera de Italia su uso se hizo extensivo a todos los clérigos, que lo vestían bajo el alba. La costumbre antigua de sobreponerlo al alba quedó como un privilegio del Romano Pontífice y de los presbíteros asistentes al trono episcopal en las funciones pontificales. Esta es la práctica que aún se conserva en la Iglesia Ambrosiana.

 
 

Dominico revistiéndose

Dalmática hispánica

Una usanza característica, que aún está vigente hoy en día entre los franciscanos, dominicos y algunos benedictinos, fue introducida después del siglo X: cubrirse la cabeza con el amito en la sacristía, dejándolo caer sobre la casulla o la dalmática apenas llegar al altar. Esta práctica, destinada probablemente a mantener la limpieza y dignidad de los ricos ornamentos litúrgicos, dio lugar al simbolismo del amito como galea salutis , contenido en las preces que el misal proporciona para ser rezadas durante el revestimiento.

Amito aurifrisium

 

Otra costumbre, muy en boga después del siglo XII, derivó de la manera antes indicada de llevar el amito en la cabeza: adornar el borde superior con un rico bordado de seda u oro, o con un galón de tela preciosa, de modo que doblándolo sobre la casulla o dalmática, formase un artístico collar. Era llamado parura, plaga, aurifrisium o frisium . Esta lujosa forma de amito cayó en desuso con la reforma de San Pío V del siglo XVI. El frisium se conservo sin embargo entre los ambrosianos o en los ornamentos diaconales y subdiaconales hispánicos, en forma de un cuello, separado del amito, que se convierte en una pieza individual que se une a la dalmática o con un fiador o con ganchos.

 
 

Fanón papal endosado por Pablo VI y Juan Pablo II

Una derivación del amito es el Fanón ( del latín fano= paño ) llevado por el Papa en las funciones pontificales encima de la casulla. Está formado por un paño redondo de seda blanca, abierto por el centro para pasar la cabeza, surcado de rayas perpendiculares de color rojo-oro, que a manera de amplio collar, le recubre los hombros y desciende hasta la mitad del pecho y de la espalda.

Este en origen no es otra cosa que el anagolaium del que hablan los Ordines Romani, común entonces a otros clérigos. Pero quedó de pertenencia exclusiva del Romano Pontífice entre los siglos X y XII; y lo era ya al tiempo de Inocencio III (+1216) que habla en este sentido. Acerca de su forma más antigua no se tienen informaciones seguras; parece ser que hasta el siglo XV tuviese más bien forma cuadrangular.

Dom Gregori Maria