[DE] Capítulo 46: La indumentaria litúrgica. Origen y desarrollo (I)
El origen de la indumentaria litúrgica no hay que buscarlo, como erróneamente aseguraban algunos liturgistas medievales, en las vestiduras litúrgicas prescritas por Moisés y adoptadas por el Templo; como máximo, la Iglesia pudo adoptar de éstas la idea de la conveniencia de una indumentaria litúrgica diferenciada para el servicio del culto.
Nuestros indumentos litúrgicos derivan simplemente de las antiguas vestiduras civiles grecorromanas. El mismo estilo de vestir que utilizaban en su uso civil las personas en sus relaciones sociales, sirvió en la celebración del servicio litúrgico. Escribe W. Strabon: “ Primis temporibus communi indumento vestita missas agebant, sicut et hactenus quidam orientalium facere perhibentur ” (1). A este propósito no tenemos testimonios explícitos de los primeros siglos, pero podemos suplirlos con pruebas monumentales aportadas por las pinturas de las catacumbas, en las cuales los ministros sagrados están representados durante la celebración del culto con vestiduras no diversas de las usadas por el común de los ciudadanos romanos.
Esta identidad de vestuario civil y litúrgico, se mantuvo en la Iglesia durante bastantes siglos, incluso llegada la paz, como dan fe muchos documentos, de entre los cuales daremos cuenta de los más importantes.
El papa Inocencio I en el año 428 escribe a algunos obispos de la Galia: les reprende ciertas extrañas singularidades introducidas por ellos en su forma de vestir, declarando que el clero debe distinguirse del pueblo “doctrina, non veste; conversatione, non habitu; mentis puritate, non cultu” (2).
En África, San Agustín (+430) atestigua de sí mismo diciendo que vestía del mismo modo que cualquiera de sus diáconos y sus compañeros, bastándole una túnica linea ( túnica de lino) como vestido y el byrrus por encima.
Unos frescos en el cementerio de Calixto, construido por el papa Juan III (560-573) representa al papa Sixto II y a Cornelio, vestidos con la dalmática, la planeta y el palio. Éstas, excepto el palio que era una insignia netamente eclesiástica, constituían la indumentaria civil de los honestiores (más acomodados) en tiempo de San Gregorio Magno (+606). Su biógrafo refiere haber visto en el monasterio romano ad clivum Scauri los retratos de su padre, el senador Gordiano, y del mismo Pontífice, representados ambos con la misma indumentaria, con dalmática y planeta. Sólo el palio distinguía a San Gregorio.
Byrrus provincial (dibujo) |
S. Ambrosio (mosaico) |
Sin embargo es fácil comprender que por reverencia y respeto hacia los Sagrados Misterios, los ministros sagrados endosasen durante el Santo Sacrificio, la mejor indumentaria, reservada probablemente para tales funciones. Esta circunstancia explica algunas expresiones un poco ambiguas que leemos en algunos escritores de la antigüedad a este respecto.
En el Canones atribuido a San Hipólito se habla de presbíteros y diáconos revestidos para la Sinaxis con indumentos más bellos de lo habitual: “induti vestimentis albis pulchrioribus toto populo, potissimum autem splendidis…; etiam lectores habeant festiva indumenta” (3).
Orígenes observa que aliis indumentis sacerdos utitur dum est in sacrificiorum ministerio, et aliis cum procedit ad populum” (4).
Paladio, en su vida de San Juan Crisóstomo, narra que cuando éste comulgó, en la vigilia de su muerte, en el oratorio de San Basilisco, “depuestos los vestidos ordinarios, endosó los cándidos (blancos)”.
Otro tanto atestigua San Jerónimo, respondiendo a ciertos herejes que consideraban la gloria de la indumentaria contraria a Dios: “ Quae sunt ergo inimicitiae contra Deum, si tunicam habuero mundiorem? Si episcopus, presbyter, diaconus et reliquus ordo ecclesiasticus in administratione sacrificiorum candida veste processerint?” (5).
El Liber Pontificalis atribuye al papa Esteban I (257-260) una ordenanza en torno a las vestiduras sagradas que demuestra evidentemente ser un anacronismo: sacerdotes et levitas vestibus sacratis in usu cuotidiano non uti, nisi in ecclesia (6).
Después de esto, únicamente se puede probar que a principios del siglo VI cuando se hizo la compilación del Liber Pontificalis , había vestiduras exclusivamente reservadas para la celebración litúrgica, no en razón de su forma particular, sino sólo por su uso cultual. Más tarde este respeto reverencial es frecuentemente recordado por las ordenanzas episcopales.
Aún en el año 889, Ricolfo de Soissons prohibía a los sacerdotes celebrar con la misma túnica (alba) que habitualmente vestían en su vida ordinaria.
NOTAS
- En los primeros tiempos hacían la misa vestidos con ropa común, como hasta hoy vemos hacer a algunos orientales.
- por la doctrina, no por el vestido; por la conversación, no por el porte; por la pureza de la mente, no por el acicalamiento.
- Vestidos con vestimentas blancas más hermosas que las de todo el pueblo, y mejor todavía, espléndidas…; también los lectores lleven ropas de fiesta.
- Unas vestiduras usa el sacerdote mientras está en el ministerio de los sacrificios, y otras cuando se dirige al pueblo.
- ¿Cuáles son pues las enemistades contra Dios, si llevo una túnica más limpia? Si el obispo, el presbítero, el diácono y el restante orden eclesiástico van con vestiduras blancas para la administración de los sacrificios?
Los sacerdotes y los levitas no usan las vestiduras sagradas en el uso cotidiano, sino sólo en la iglesia.
Dom Gregori Maria