Premio para Peio
Mientras se agotaban los números para el sorteo del siglo (el once del once del once) saltó la sorpresa del nombramiento de mossèn Pedro Sánchez Rodríguez -más conocido por mossèn Peio- como nuevo párroco de la iglesia mayor de Santa Ana. Para los que conocen poco Barcelona, debo explicarles que se trata de un precioso templo gótico, ubicado entre la avenida Puerta del Ángel y la plaza Cataluña. Parece complicado dar con él, porque se halla en una plazoleta sin salida, a la que se accede desde la calle Santa Ana o desde el pasaje Rivadeneyra. La iglesia fue fundada como monasterio de la orden del Santo Sepulcro en el año 1141. Sobre el primitivo templo románico, se erigió en el siglo XV la actual estructura gótica. Destaca en su interior la obra de Pere Bruna en los frescos policromados de toda la cúpula y paredes, pero lo más llamativo es su bello y recoleto claustro, con doble galería y mucha vegetación. Se trata de uno de los monumentos más desconocidos de la capital catalana, pero es un verdadero oasis de paz en medio de la agitación de la gran urbe. Se lo recomiendo a todo el mundo, ya sea como visita cultural o como lugar de oración, en donde hallarán un remanso de calma y piedad en pleno centro de Barcelona. Parece que al entrar en él se detenga el tiempo.
Desde hacía 25 años su párroco era mossèn Joan Aran Suriol, jubilado ahora con 82 años, el cual fue el penúltimo preboste de la U , antes del advenimiento de nuestro amigo Brustenga. No hace falta ser muy avispado para intuir que dicha parroquia era fruta apetecible para un gran número de sacerdotes barceloneses que esperaban con ahínco ser los agraciados en el relevo. Tanto la monumentalidad del templo, como su historia (se llegaron a celebrar en ella cortes de la Corona de Aragón) o su ubicación son factores que contribuyen a sus enormes posibilidades como parroquia de referencia. La habían llegado a solicitar párrocos de renombre e incluso, algún que otro sacerdote con ganas de ir simplemente como vicario.
Y a pesar de tantos novios, el premio fue para Peio. En el que nadie pensaba. ¿Quién es el nuevo rector de Santa Ana? Algunos lo conocerán por el blog de cine espiritual que tiene alojado en Religión Digital. Pero aparte de esta actividad, en la que revela su buen gusto y un notable bagaje cultural, debe resaltarse que se trata de un sacerdote germinante.
Hago un alto para los que todavía están aprendiendo a leer: germinante no quiere decir que sea miembro de Germinans.
Desde hace ocho años, mossèn Peio tenía encomendada la parroquia de la Mare de Déu del Carmel, donde se producían las conocidas notas germinantes: gran afluencia de feligreses, intensa actividad pastoral y sacramental, celo litúrgico y ortodoxia doctrinal y una ingente labor social. Además el nuevo párroco es miembro activo de uno de los nuevos movimientos: la comunidad ADSIS ; fundada en el año 1964 por el sacerdote alavés, José Luis Pérez Álvarez, pero que tuvo su desarrollo -como tantos otros- gracias al impulso de Juan Pablo II, extendiéndose a partir de los 90 en los países de habla hispana. Se trata de un movimiento eminentemente laico, aunque ya son varias las parroquias que han sido encomendadas a sacerdotes (entre ellos prefieren llamarse hermanos) de dicha comunidad. En Barcelona seguirán con la del Carmelo, cuyo nuevo rector es un miembro del grupo venido de Chile y, ahora, con la parroquia mayor de Santa Ana.
Este relevo parroquial es sumamente elocuente: de un párroco de la U a uno de los nuevos movimientos. Ya he escrito más de una vez que el cronómetro está en marcha y no hay vuelta atrás. Que las ubres unianas y progresistas están totalmente exhaustas. Carecen de cantera, sus últimos cachorros se remontan a Romeu y Cabot, que ya frisan la cincuentena. No tienen a nadie más. Absolutamente a nadie. Como decía el gran Eugenio: "¿Pero hay alguien más…?". Su tiempo pasó y una nueva generación sacerdotal se está haciendo con las riendas de las parroquias más significativas de la diócesis, donde hasta ahora campaban a sus anchas los artífices del fracaso.
Nos hemos cansado en este portal de repetir hasta la saciedad que el futuro era de las parroquias germinantes. Ahora se están empezando a recoger los frutos. Nuestra labor de zapa ha sido innegable. Lo pagaremos caro: con el destierro, la degradación o incluso la cárcel que nos solicita un diácono permanente a sueldo de la archidiócesis. Pero habrá valido la pena. Nunca nos lo van reconocer los agraciados: Peio, Xavier Pagés, Santi Bueno, Obach, David Álvarez, Costa Bou, Ferran Lorda, etc. Los sacerdotes emergentes de Barcelona. Pero que tengan en cuenta que quien empezó enfocar la luz a un grupo sacerdotal que estaba en la penumbra fue este portal. Se lo recordaremos el día del juicio. Si lo hay.
Oriolt