Cuatro obispos catalanes contra el separatismo


La comisión permanente de la Conferencia Episcopal Española ha hecho pública una nota ante las próximas elecciones del 20 de noviembre. Cada vez que se acerca una convocatoria electoral, nuestros obispos se marcan una declaración, absolutamente superflua y que nunca ha tenido relevancia en ninguno de los innumerables comicios que se han venido celebrando en este país. Todos ellos precedidos de la consabida nota.

Sin embargo, en el último manifiesto se ha incluido un punto que ha suscitado el escándalo en el equipo médico habitual del nacional-progresismo eclesial catalán.

En el párrafo polémico los obispos proclaman lo siguiente:

" Recordamos de nuevo que se reconoce la legitimidad moral de los nacionalismos o regionalismos que, por métodos pacíficos, desean una nueva configuración de la unidad del estado español. Y también, que es necesario tutelar el bien común de la nación española en su conjunto, evitando los riesgos de manipulación de la verdad histórica y de la opinión pública por causa de pretensiones separatistas o ideológicas de cualquier tipo"

Bien está. La particularidad de esta declaración es que la misma viene avalada por los cuatro prelados catalanes que son miembros de la comisión permanente de la CEE : el cardenal Martínez Sistach; los obispos de Terrassa y Lérida, Saiz Meneses y Piris y el auxiliar de Barcelona, Sebastià Taltavull. Solamente en el trienio 1990-1993 hubo cuatro obispos catalanes en la permanente de la CEE (Carles, Torrella, Guix y Marti Alanís). Insólitamente, cuando se ha vuelto a incrementar notablemente el peso catalán en dicho organismo, se ha hecho pública una nota en la que se llama a "tutelar el bien común de la nación española en su conjunto, evitando los riesgos de manipulación histórica y de la opinión pública por causa de pretensiones separatistas o ideológicas de cualquier tipo". Remárquense especialmente los conceptos "nación española" y "pretensiones separatistas".

http://a2.twimg.com/profile_images/1477853997/29__2.jpgEste texto ha suscitado las cajas destempladas del establishment eclesial local. El primero que mostró su ira fue el diputado Duran Lleida, que últimamente se mete en todos los berenjenales posibles. Luego le han secundado los medios subvencionados locales: el inefable Llisterri de Avenida Gaudí 13, Jordi Busquets en El Punt/Avui y el orate dominical de La Vanguardia. Por cierto y abro un paréntesis, este último me tiene muy preocupado por el aspecto de abandono y molicie con el que últimamente se nos muestra (vean su foto reciente).

Pero a lo que iba, lo que resulta tremendamente sintomático es que ni Durán Lleida, ni Llisterri, ni Jordi Busquets, ni el orate dominical se han acordado de destacar que cuatro obispos catalanes han aprobado esta nota y que la misma se ha elaborado en la reunión en la que se hallaban presentes. El nacional-progresismo eclesial solo se acuerda de censurar a Rouco y a Martínez Camino. Pero: ¿y Sistach?, ¿y Piris? Puede que si solo estuviera Sáiz Meneses, se le recordaría su origen toledano. Y de Taltavull, como es una incógnita nadie habla. Pero, claro, atacar a Sistach, a estas alturas del partido, sería ponerse a la altura de Germinans, de La Cigüeña de la Torre o de Libertad Digital. ¡Hasta aquí llegaron las aguas! La progresía recela de Sistach (recordemos la definición de un obispo por parte de los anónimos fills del concili) , pero ha sido - y sigue siendo- un prelado útil. Ni los curas progres, ni los laicos de tal ralea, ni mucho menos los medios de comunicación del citado hierro han sufrido menoscabo alguno durante su mandato. No digamos los miembros de CIU y el PSC, especialmente recompensados bajo su pontificado (Rigol, Enric Puig, García Clavel, Pipo Carbonell, etc).

Estamos acostumbrados a esta inexplicable doble vara de medir. Ahora saldrá algún obispo catalán matizando la nota, seguro que habrá una declaración (aún más superflua e inicua) de la conferencia episcopal tarraconense, pero que nadie se olvide que Sistach, Piris, Saiz Meneses y Taltavull nos han llamado a: "tutelar el bien común de la nación española en su conjunto, evitando los riesgos de manipulación histórica y de la opinión pública por causa de pretensiones separatistas o ideológicas de cualquier tipo". Cada uno es responsable de sus actos y prisionero de sus palabras.

Oriolt