La polémica retirada de la bandera catalana en la catedral de Sant Feliu
El día 11 de septiembre, "Diada de Catalunya", una noticia corre de boca en boca por la diócesis de Sant Feliu de Llobregat: "El obispado ha hecho retirar la enorme bandera catalana que colgaba del campanario de la catedral", una gran indignación se produce entre los sectores nacionalistas y el clero nacional-progresista (muy mayoritario en la diócesis) prepara los trabucos de guerra para lanzarse sin piedad contra la sede del obispado. Algunos dudan que sea cierto el rumor, pero las declaraciones del canciller y secretario general del obispado a la par que secretario particular del obispo Don Agustín Cortés no dejan ninguna duda. El bueno del Rvdo. Juan Pedro Pulido afirma claramente: "La presencia de la "senyera" (bandera catalana) en el campanario molestaba a algunas personas de Sant Feliu. La bandera catalana es un símbolo político y no se puede colgar en una institución que tiene que ser neutral". El grupo de campaneros (que son los que colgaban la bandera) hace saber su protesta más enérgica y como medida de presión presenta su dimisión-disolución. Mientras tanto la prensa nacionalista (también mayoritaria) se pone en marcha para denunciar los hechos y dejar al obispo de Sant Feliu en una posición muy delicada.
Parece que el obispo valenciano y su fiel secretario (un "toledano" en la corte del progresismo más nacionalista), todavía no han aprendido del poder mediático y de presión que tiene el nacionalismo catalán y de lo que irrita a su propio clero este tipo de decisiones (incluyendo los tres vicarios episcopales). Así que después del revuelo montado no hay más remedio que tirar para atrás y decir "digo" donde dijo "Diego". Después de una reunión entre el obispo, el párroco de la catedral, el Rvdo. Francesc Tirado, y el grupo de campaneros, se llega a un acuerdo total, y se vende a la prensa como un malentendido. El párroco asume toda la responsabilidad indicando que lo había hecho porque no se le había informado, pero en ningún caso por cuestión de falta de estima hacia la bandera. Para despejar cualquier duda y tranquilizar al nacionalismo se incluye una declaración en la que se dice: "El obispado de Sant Feliu quiere dejar muy claro que ha mantenido y mantendrá el respeto, el amor y el honor debidos a la cultura, las tradiciones y a la identidad del pueblo catalán, así como a los signos que lo representan".
Otra victoria más del nacinalismo progresista y de un clero que se relame con su triunfo. El principal perjudicado es el Rvdo. Juan Pedro Pulido que ha quedado desautorizado y en evidencia, algo que esperaban muchos de sus detractores, porque no es de los suyos, viste como sacerdote, estudió en Toledo, es de ideas conservadoras y no es nacionalista. Todos los demonios del clero nacional-progresista juntos en una misma persona. Ya hace tiempo que van a por él, se lo quieren cargar para poner en su puesto a uno de los suyos y de esa manera aislar totalmente al obispo, que tampoco es de los suyos, pero como sucede con otros obispos valencianos en Cataluña (Piris es el ejemplo más claro), acaba cediendo para ahorrarse problemas y disgustos.
Es por ello que el obispo Don Agustín debe estar suspirando para que algún día lo liberen de semejante penitencia y lo envíen a un lugar más tranquilo y sobre todo fuera de Cataluña. El clero nacional-progresista ya tiene a su candidato: Don Sebastià Taltavull, éste sí que es de los suyos y hará todo lo que ellos quieran. De hecho si lo enviaran ahora él sería el hombre más feliz del mundo. Su relación con n.s.b.a. cardenal Martínez Sistach está tan deteriorada y es tan humillante el trato del arzobispo hacia su auxiliar que él también lo vería como una liberación de este otro tipo de penitencia.
Antoninus Pius