De un organista en paro

Estimada redacción de Germinans:

Después de leer atentamente los artículos con que M.B.P. nos ha obsequiado a lo largo de este verano, quiero mostrar mi más sincero malestar por la situación en que se encuentra la música en las iglesias, en general, de nuestro país y agradecerle la información aportada.

Soy organista, pero de los que han pasado por el Conservatorio y con un esfuerzo nada desdeñable se ha sacado su titulo oficial. Pero me pregunto ¿para qué?, ¿para tocar en la iglesia? Creo que eso va a ser una causa perdida. Después de estos años de estudio veo horrorizado como la mayoría de parroquias e iglesias están ocupadas por personajes, que con muy buena voluntad (o no) realizan esa función sin tener el más mínimo conocimiento o con una formación verdaderamente deficiente. Con el consecuente resultado: unos oficios penosos, ridículos.

¿Como se puede dejar al cargo del órgano (en ocasiones instrumentos de calidad) a personas que no saben ni siquiera poner las manos en el teclado o realizar un simple acompañamiento?

Habiendo personas, en muchos casos jóvenes en los conservatorios o escuelas de música, que se están formando en la materia y que podrían ofrecer un servicio muy digno pero no pueden por que en muchos casos se topan con la “señora o señor de la parroquia” que con sus ochenta años no suelta el órgano no vaya a ser que le quite el puesto alguien que sepa de qué va el tema.

Por no hablar de los “señoritos” pianistas infiltrados que sin haber estudiado órgano en su vida encuentran una fuente de negocio en ello. Oiga si usted estudia piano dedíquese a ello y no se meta de parásito en un ámbito del cual no domina, por mucho que sepa bajar teclas…

Pues todo el mundo sabe que un órgano no es lo mismo que un piano. ¡Así están muchos de nuestros órganos!

No hablemos de guitarras. Personajes como estos que llevan toda la vida ofreciendo un mismo servicio infumable son en parte los causantes de lo que en este foro se discute.

Aquí se está hablando de gregoriano, de polifonía, cuando la gran mayoría de sitios hay personas que están al cargo de la música que no saben ni siquiera lo que es eso, ya es mucho si saben leer música.

Pero la cuestión es que son de la parroquia, en muchas casos ni siquiera cobran (a no ser en las bodas donde ofrecen el mismo servicio) y a los responsables les parece bien, no vaya a ser que tengan que contratar un organista profesional que les valga dinero.

Mal me temo que mientras todo se valga de aficionadillos sin ninguna formación la cosa siga igual.

Señores párrocos, rectores…, sepan que existen conservatorios, centros de formación donde hay gente que estudia (organistas, directores de coro, música antigua) que son profesionales o tienen una buena formación y que no pueden o no les dejan contribuir a la noble causa del embellecimiento de la liturgia y de la dignificación del culto.

D.G.