Católicos indignados de Barcelona
Indignados porque nos sentimos gobernados por aquellos que no quieren marchar de donde sabemos que se realizan abortos. Porque los que más deberían apoyarnos, siguen siendo la imagen de diversos centros abortistas. Porque sentimos que nuestra lucha constante por la vida está siendo despreciada por quien más nos debería apoyar. Monseñor Luis Martínez Sistach está echándose piedras sobre su propio tejado, pues va en contra de quienes sabe bien que le ofrecen el 100% de su apoyo; pero si sigue políticas contrarias al Vaticano, si sigue estrategias contrarias a la ley evangélica, nosotros, católicos y activistas defensores de la vida, nos veremos obligados a retirarle nuestro apoyo. Y por culpa de esto estamos dando una imagen muy mala al mundo. Miren si no qué dicen desde Francia y qué dicen desde Italia y no son medios marginales: este último de Italia en concreto viene de la mano del querido Vittorio Messori.
Indignados porque mientras todos vemos claro que Mn. Pousa por haber pagado abortos a diversas mujeres, por haber celebrado ceremonias religiosas entre homosexuales, por tener una “amiga especial”, debería ser si no excomulgado, sí al menos suspendido a divinis ; mientras todos lo vemos claro, el Señor Cardenal de Barcelona nos dice que debemos admirar su obra social, y no le impone ninguna pena canónica, ni tan siquiera la más leve; con lo cual, a los ojos de los católicos el cardenal y Mn. Pousa quedan, como se diría, tan amigos.
Indignados porque hace unas semanas veíamos a un párroco, Francesc Romeu bendiciendo a unas lesbianas, dándoles la comunión y defendiendo su postura sexual ( aquí tienen el enlace al video ); y el párroco de San Félix Africano destrozando una parroquia que tenía mucha vida antes de su llegada; una revista parroquial con el beneplácito de su párroco, ataca a la Iglesia con comentarios como “Insistim, ens mereixem una altra Església” (Pedres vivents, nº84, mayo de 2010), y podríamos seguir citando sacerdotes que tienen una actitud frontalmente contraria al magisterio de la Iglesia: y sin embargo no son destituidos de sus cargos.
Indignados porque no pudimos recibir al Papa como nos hubiera gustado, o más bien, como lo reciben en cualquier otro lugar del mundo. En su llegada, por más que quiso, no pudo dirigir unas palabras a la multitud que nos agolpamos en la plaza de la catedral para recibirle, porque su exquisito anfitrión el cardenal Sistach, ni tenía previsto que viniese nadie a recibirle, ni por tanto tenía prevista la megafonía para que pudiera hablar el Papa. Parece algo insignificante, pero todo un Papa recorriendo tantos kilómetros para llegar a nuestra ciudad, y cuando está aquí no puede ni saludarnos. Aparte de la pésima organización que se tradujo en mil cambios y mareos que les dieron a los voluntarios, que no tuvieron en ningún momento claro qué es lo que tenían que hacer. Naturalmente generalizo por lo que nos ocurrió a nuestro numeroso grupo, pues supongo que algunos sí habría que sabían lo que se esperaba de ellos. ¡O no!
Indignados porque da la sensación de que se margina a todos aquellos movimientos, parroquias y personas que no son de la línea pastoral y política del arzobispado, además de que se ahoga y desprecia toda iniciativa particular. Y prefiero no poner ejemplos concretos para que la responsabilidad de este artículo no recaiga sobre esos movimientos, párrocos y laicos que realmente están entregados a su labor, según el sentir de la Iglesia.
Indignados porque los cargos importantes de la diócesis no son dados a personas capacitadas intelectualmente y apostólicamente, sino más bien se honra a aquellos que tienen una política especialmente catalanista y progresista, acorde con el arzobispado. Preguntémonos si no, si no hay nadie más capaz que Mn. Turull para rector del Seminario, o nadie más capaz que Mn. Toni Román (en la fotografía) para la pastoral de Juventud. Y así seguro que muchos más.
Indignados porque el Seminario no forma a nuestros futuros sacerdotes como debe hacerlo. No entraré en detalles: todos saben a qué me refiero, pero como dato curioso, podrían preguntar a Monseñor Guido Marini qué tal fue el “adiestramiento” a los seminaristas para la misa del Santo Padre en la Sagrada Familia, donde acabó bastante nervioso, porque ignoraban cosas bien básicas que no puede ignorar un seminarista.
Indignados porque el caso del aborto no es el único en el que se hace caso omiso de Roma, sino también en la aplicación del Motu Proprio Summorum Pontificum y la instrucción Universae Ecclesiae. Los católicos que quieren vivir según la liturgia tradicional, deben de sufrir el ser tomados por integristas, y por católicos de segunda.
Indignados porque el catalanismo independentista parece ser lo que rige el corazón de nuestra diócesis. Recuerdo la monumental bronca que el Señor Cardenal dirigió a un joven en Santiago de Compostela cuando éste le echó en cara que en la misa de las santas de Mataró se trató a Catalunya como una nación, cuando ése no era momento ni lugar para profesiones de fe política.
En general, quiero decir, que estamos indignados por nuestro cardenal, y la forma de trabajar que tiene, por la política que siguen los altos cargos, etc., etc.. Es por eso que para la próxima elección de obispo podríamos suprimir el lema de “Volem bisbes catalans”, que también puede ser importante pero no primordial, y empezar a hacer que suene este otro lema: “Volem bisbes 100% cristians”. Quizá las cosas nos vayan mejor. Y si algún indignado de Plaza Cataluña lee este artículo, le ruego que nos avise cuando marchen, porque si ellos están indignados porque la clase política les ha usurpado los derechos y los dineros, ocuparemos su lugar unos miles de católicos de Barcelona, INDIGNADOS también porque buena parte de la casta sacerdotal y episcopal nos han usurpado a los fieles la fe, la moral y el culto.
Juan M. Arevaruri