¿Qué hay que hacer para conocer “bastante bien” la realidad de Cataluña?
“No te fijes en su aspecto ni en su estatura elevada. Lo que vale no es lo que el hombre ve. El hombre mira lo que está a los ojos, la apariencia, mientras que Dios mira el fondo del corazón”. (Del I libro de Samuel:16,7)
Encontrar interlocutores fiables en Cataluña para recabar información sobre candidatos a las sucesiones episcopales de nuestra tierra, especialmente la de Barcelona, es casi tan difícil como encontrar los candidatos mismos. Esto ya sucedió en la sucesión de Don Ricard Maria Carles y la elección de compromiso y “tira la pelota hacia delante” de Sistach.
¡Nombres, nombres!, piden el Vaticano y el Nuncio. Menuda faena.
El reto que se le presenta a Nunciatura es buscar los mecanismos de información que permitan una visión clara de la realidad eclesial catalana/barcelonesa y la localización de buenos candidatos. No es una labor fácil para observadores honestos como Don Renzo pues se enfrenta a un conjunto de decorados y escenografías y a unos potentes focos que tienen por objetivo y misión perturbarle la visión. El nacional progresismo eclesial es ya poca cosa más que esto: un puro montaje teatral que debe su fuerza al apoyo que recibe del poder político del territorio y de las entidades, eclesiales y para-eclesiales de la Sociedad Civil, por la Administración sostenidas.
El envilecimiento de los canales de información tradicionales. Un apagón informativo.
Hemos ya descrito múltiples veces en esta web como la mayoría de los canales tradicionales de información eclesiales catalanes están viciados por una premeditada instrumentalización de promover y mantener una determinada visión de Iglesia, la nacional-progresista.
Hasta hace bien poco, la casi totalidad de los interlocutores eclesiales catalanes que eran capaces de enviar señales informativas captables por y para la Nunciatura y el episcopado español provenían y transmitían un mismo modelo de Iglesia. Un modelo que pretendían identificar como el “propio” de Cataluña. Y peor aún, existían en la manera de transmitir esta información una voluntad expresa y premeditada de forjar en el receptor una determinada composición de lugar que legitimara la conservación del statu quo eclesial catalán y barcelonés.
¿Quienes eran capaces de hacerse oír delante el Nuncio y el episcopado español?
(1) Los lobbys sacerdotales Unió Sacerdotal (Barcelona), Forum Alsina Gerona), Forum Ondara (Solsona) o Tranversal (Vic) “quemaron” la vía de la encuestas a los sacerdotes, como canal fiable de recabar de información, mediante el pasteleo previo de las mismas. Las respuestas a dichas encuestas, que se enviaban a los sacerdotes diocesanos desde Nunciatura para recabar información y propuestas de candidatos, eran consensuadas por estos lobbies previamente para acordar y concentrar candidatos en sus capitostes respectivos. Una práctica parecida a la que realizaban en la elección de los arciprestes. Su presencia en los medios de comunicación, lubricada por sus amistades con algunos mandamases de CiU, hacía el resto: es decir presentarse como los representantes e interlocutores válidos de la Iglesia catalana.
(2) Los obispos de Cataluña y sus curias diocesanas. Este canal tenía también sus limitaciones. Afortunadamente hoy solo queda el búnker del Carrer del Bisbe, número 5, es decir el Palacio Episcopal barcelonés. ¿Qué fiabilidad tiene Sistach y la mayoría de sus curiales? ¿Hasta la aparición de Germinans e Internet quien podía contrapesar con fuerza lo que Sistach decía en Madrid o cuando un prelado le visitaba en Barcelona?
(3) El semanario Cataluña Cristiana, eso sí en versión castellana, estoy seguro llega a Nunciatura con puntualidad británica y constancia germánica. Es otro de los grandes decorados Potemkin del obispado. Este medio controlado por Jaume Aymar, la Casa de Santiago y su trouppe de profesores reclutados en la Ramon Llull , tiene como uno de sus principales objetivos difundir una imagen de normalidad diocesana y de “romanidad” que no existe en el día a día. Por poner un ejemplo, si alguien de Sevilla lee el número del último domingo, dedicado a los 20 años de la Universidad Ramon Llull creería que nos encontramos delante de una potente institución educativa al servicio de la Iglesia, cuando se trata de una verdadera nulidad en esta misión (para mas detalle leer el acertado artículo de Antoninus Pius “Universidad Ramon Llull: 20 años perdidos" (10/05/2011).
(4) Los profesores de la Facultad de Teología de Barcelona y formadores del Seminario son de los pocos sacerdotes diocesanos que pueden ser conocidos más allá de las fronteras del obispado gracias a su participación en simposios y conferencias o por medio de sus publicaciones. Pero bien sabemos que los más conocidos y difundidos por la opinión publicada acostumbran a ser los heterodoxos, salvo excepciones. Acaso el personal de la Facultad de Teología más brillante, humana y académicamente hablando, no es el más postergado y vuelto transparente para Sistach y los medios de comunicación catalanes.
(5) Las beatificaciones del Dr. Samsó (Mataró, donde asistió el nuncio Don Renzo Frattini) y el Padre Tous (Santa María del Mar, donde asistió el cardenal Bertone) y la consagración de la Sagrada Familia de Barcelona (donde asistió el Santo Padre) fueron utilizadas conscientemente por Sistach para montar otro decorado Potemkin de normalidad que le permitiera ponerse la medalla de una vitalidad eclesial que no es tanta como quiere simular. Además la poca que existe proviene de realidades diocesanas que tienen absolutamente abandonadas y que le son profundamente antipáticas (sacerdotes germinantes, Opus Dei, E-cristians, Abad Oliba, Schola Cordis Iesu, tradicionalismo, Jóvenes de San José…).
Es compresible que los prelados foráneos y los nuncios asistan a estos actos. La pena es que es casi imposible que entren en contacto con el día a día parroquial barcelonés, así que nunca contrastarán la realidad diocesana des del terreno. No lo hace ni el ordinario del lugar que éste sí lo tiene por obligación.
(6) Y finalmente, Montserrat.
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La hora de pisar el terreno
El cardenal Rouco, honestamente preocupado por la situación de la Iglesia en Cataluña y especialmente la de Barcelona, necesitada de interlocutores fiables para hacerse con el mapa de lo que aquí sucede. En este contexto aparece la importancia y razonable necesidad de hablar con el abad Soler y visitarlo. Algo parecido, aunque con menor cercanía física, sucede con el cardenal Bertone.
Enric Juliana y Oriol Domingo en una entrevista de 2007 preguntaban al abad Soler:
Se dice que el monasterio de Montserrat mantiene una óptima relación con el actual secretario de Estado de la Santa Sede , Tarcisio Bertone, antiguo arzobispo de Génova. ¿Catalunya vuelve a Roma?
- No hay que magnificar las cosas. La realidad es muy simple. El cardenal Bertone en diversas ocasiones ha visitado Montserrat e incluso ha pasado algunos días en el monasterio, conoce nuestra realidad, hay una estima mútua; yo mismo le había visitado en Génova. Además, conoce bastante bien la realidad de Catalunya. Hay, pues, una buena relación que se ha manifestado incluso después de asumir el cargo de secretario de Estado. Pero esto no significa que por estos hechos la Catalunya católica tenga más presencia, o más peso, si intuyo bien el sentido de la pregunta, en Roma.
El abad Soler, cuando afirma que el cardenal Bertone “conoce bastante bien la realidad de Cataluña” quiere indicar que es consciente que Cataluña –porque se lo han explicado en Montserrat- es una realidad diferenciada del resto de España que pide que se la respete en su identidad, forma de ser, lengua propia y autogobierno. Hasta aquí, la cosa es un tema que uno puede discutir más o menos, pero que se circunscribe a la esfera civil y/o política. El peligroso salto se produce cuando de estas coordenadas analíticas pasan, por analogía, al terreno eclesial.
La pregunta que cabe formularse es qué neutralidad y amplitud de miras tiene la composición de lugar sobre cómo es hoy Cataluña y la realidad del catolicismo en esta tierra, que posee el abad Soler y por extensión el monasterio. Seguramente hay que escuchar su opinión, pero habrá que contrastarla con otras.
¿Se puede “conocer bastante bien” Cataluña y la Iglesia que en ella peregrina por haber recalado información solo de/en Montserrat?
Cómo “conocer bastante bien” la realidad eclesial barcelonesa cuando vemos el camaleonismo y oportunismo de demasiados de sus presbíteros ejemplarizado en la anécdota del ahora me pongo clergyman porque vienen los jefes, ahora me lo quito porque me voy a la Claret a comprar un libro. ¿Qué intencionalidad revela su opinión sobre su situación de Iglesia en Barcelona y de los posibles candidatos a ocupar su cátedra?
Cómo “conocer bastante bien” en una sociedad donde cada vez hay más medios de comunicación pero donde a menudo la realidad publicada es solo una sombra de la realidad real como demuestran lo inesperado, mediáticamente hablando, de las revoluciones del Magreb o el alza de Plataforma por Cataluña en nuestro Principado; donde intereses políticos desenfocan la visión de realidad por medio de su actuación e influencias en los canales de transmisión de la información; donde los medios de comunicación se convierten en escenarios donde presentar la realidad de una manera diversa a la que es, para provocar tal o cual comportamiento; o donde el criterio, espíritu crítico e independencia periodística son cada vez menos frecuentes.
Para “conocer bastante bien” Cataluña y la Iglesia que en ella peregrina hay que patearla, tocar terreno, ensuciarse los zapatos y gastar sus suelas, observar desde la discreción, escuchar hasta los silencios y pedir al Espíritu Santo iluminación.
Quinto Sertorius Crescens