Sistach contraprograma

El pasado 10 de abril Prudentius de Bárcino desvelaba, en su sección Non omnis moriar, que el cardenal Martínez Sistach había prohibido expresamente la jornada sobre el beato Juan Pablo II, que tenían programada el Instituto Superior de Liturgia y el Instituto de Teología Espiritual de Barcelona. El acto había sido anunciado -y publicitado- para el día 18 de mayo de 2011, coincidiendo con la fecha de nacimiento del papa polaco. El motivo del veto del arzobispo barcelonés se centraba en la presencia de los directores de los Institutos Teológicos de Vigo y Toledo, Guillermo Juan Morado y José Rico Pavés, al parecer demasiado ortodoxos para los gustos locales. Los organizadores de aquella jornada, los sacerdotes Jaume González Padros y Pere Montagut Piquet, tras años de desaires episcopales, por primera vez no se arredraron y consiguieron trasladar el acontecimiento que tenían preparado desde hacía tiempo a la diócesis de Toledo, al cual dio cobijo su Instituto Teológico "San Ildefonso". A tal fin, este próximo 18 de mayo se celebrará en el seminario mayor toledano el acto académico "El beato Juan Pablo II, Papa. Memoria agradecida de un pontificado". Las ponencias, el día y su duración son exactamente las mismas que prepararon los dos sacerdotes citados para Barcelona, si bien solo difieren en que, al final de la conmemoración, tendrá lugar la misa de acción de gracias por el nuevo beato en la catedral primada, presidida por el arzobispo Don Braulio Rodríguez Plaza.

A Sistach le sentó como un tiro que trascendiese (¡y en Germinans!) la censura de una jornada académica sobre Juan Pablo II. El alcance de la noticia fue tal que el prelado barcelonés (cuyo protagonismo ha adquirido dimensión internacional tras la relevancia de la exoneración del Pare Manel Pousa) quiso contraprogramar aquel acto con uno de mayor altura ortodoxia y superior empaque episcopal. Siempre les he dicho que nuestro obispo tiene buenos anclajes en Roma y sabe a que puertas llamar para que le salven la cara. Por ello ha convocado una jornada para el día 1 de junio de 2011 , logrando que su figura estelar sea ni más ni menos que el cardenal Ruini, que fue, durante un largo período, el vicario de la diócesis de Roma de Juan Pablo II.

Ciertamente es un invitado de campanillas, pero debe saberse que el acto se ha organizado deprisa y corriendo y a remolque de la noticia que publicó Germinans. Porque la jornada se preparó después de haberse trasladado la primigenia a Toledo. Porque, para no coincidir con la que habían preparado los doctores González Padrós y Montagut Piquet, se ideó que fuera convocada por la Facultad de Teología y la Facultad de Filosofía, utilizándose a sus decanos Armand Puig y Joan B. Martínez Porcell. Porque a fin de contentar a todos se ha establecido que se producirán las intervenciones de los citados decanos Puig y Martínez Porcell así como de los doctores González Padrós y Montagut. Porque se ha convenido que la ponencia de estos cuatro intervinientes no podrá superar los diez minutos, ya que deben reservarse 45 minutos para el cardenal Ruini. Porque se ha tenido que emplear a fondo el cardenal Martínez Sistach (por medio del decano Armand Puig) para convencer a González Padrós y Montagut de su presencia en el acto. Y no sigo los porqués, por riesgo de parecerme a Mourinho.

Lo único cierto es que ambos sacerdotes tendrán el privilegio de intervenir personalmente en dos jornadas: la que habían preparado (que se celebrará en Toledo) y la que ha contraprogramado Sistach (que se celebrará en Barcelona). Todo sea por Juan Pablo II y todo sea también por la generación de sacerdotes y laicos que crecimos y maduramos en nuestra fe, durante el largo pontificado del papa polaco. A todos aquellos a los cuales la fortaleza y el dinamismo de Karol Wojtyla revigorizó sus creencias. A todos los que el grito de "No tengáis miedo" caló en lo más profundo de sus almas y les hizo desaparecer la condición de católicos vergonzantes. Desde aquí mi respaldo y reconocimiento a mosén Jaume González Padrós y mosén Pere Montagut Piquet. Dos sacerdotes excelentes. Dos profesores brillantes. Dos curas de Juan Pablo II. El mérito de la jornada es suyo. Incluso -aunque sea de forma indirecta- la presencia del cardenal Ruini. Sin el traslado de la jornada a Toledo no tendría lugar el acto del 1 de junio. Por fin, el clero jasp de Barcelona está perdiendo el miedo. Y su pastor diocesano tiene que ir a remolque de sus acciones.

Oriolt