La inexistente oposición al obispo Novell
Cuando en mi artículo de la semana pasada les hablaba del epíteto desdeñoso con que el obispo emérito Godayol había calificado a los sacerdotes jóvenes ("jovenets encarcarats") me olvidé de incluir en el elenco al obispo Novell. Ciertamente el prelado de Solsona tiene todos los números -no solo el factor edad- para incorporarse al pelotón de los encorsetados. Y como la inmensa mayoría de estos curas post-conciliares (estos lo son impepinablemente) cumple con creces los parámetros contrarios a la definición de Godayol: es audaz, dinámico, creativo y eficaz pastoral y socialmente. El aire fresco de Monseñor Novell en Solsona se está haciendo notar sin necesidad de forzar la máquina. No solo en su equipo de gobierno (véase la parte inferior de la foto en contraste con los tres de arriba del Forum Ondara de los que hablaré luego) sino en toda su actividad pastoral. En especial son tremendamente motivadoras las glosas semanales que publica en la Hoja dominical diocesana. Voy a traer a colación las dos últimas.
De la primera destaco este párrafo: "Movidos por evitar las diferencias que separa la Iglesia de la sociedad y al objeto de hacer accesible el cristianismo, existe el riesgo de plantear un cristianismo amable y tolerante. Más grave es el hecho de que algunos, desde esta postura, se postulan como alternativa al "cristianismo oficial e institucional". Serán los cristianos críticos, los cristianos modernos, simpáticos para el mundo que no soporta una Iglesia que pone en cuestión la cultura moderna".
Y en la del último domingo merecen reseñarse estas significativas líneas: "Nos tenemos que preguntar si nosotros mismos no hemos contribuido al progreso de estas visiones catastróficas a base de silenciar la fe en la resurrección y la vida eterna. Cuando en las homilías de las exequias y en las conversaciones en el momento del pésame, todos hablamos más de la vida y milagros del difunto que de la vida eterna, ¿no estamos propagando indirectamente estas visiones a base de favorecer la negación del tesoro de esperanza de la fe?"
Se trata de un mensaje claro, radical y sumamente entendedor; absolutamente alejado de aquellos cantos bucólicos y melifluos que se reducen al "paz y amor contra las guerras". A la vez es un mensaje esperanzador, atrayente y comprometido. Tan comprometido como difícil. Obviamente: ¿acaso el cristianismo es fácil?
La letra y la música del primigenio magisterio del obispo Novell debería suscitar la oposición de ese cristianismo progresista catalán, que todos (me incluyo a mi mismo) solemos magnificar. Sería de cajón. Pues nada de nada. Al contrario. En Solsona ha existido un núcleo opositor, bien definido, articulado en el Forum Ondara. Su declive es inexorable. Empezaron las reuniones el 1 de diciembre de 2005 y eran 13 los asistentes. El 14 de febrero de 2006 ya no hablaban de asistentes, sino de porcentajes: eran el 16% del clero de la diócesis y subrayaban que habían tenido una gran asistencia. El 3 de octubre de 2006 sigue en el 16%; en 2007 baja al 12 %; el 6 de mayo de 2008 asciende al 13%; sigue con ese 13% en 2009 y en 2010 motivados por el nombramiento de nuevo obispo asciende al 18%. En su última reunión del 5 de abril de 2011 ha vuelto a bajar al 12 %. Indudablemente siempre son los mismos; cura arriba, cura abajo. El presbiterio celsonense no llega a los 125 sacerdotes. Un 12% son 15 sacerdotes. 15 sacerdotes, en su inmensa mayoría, de la quinta de los tres de la foto que encabeza este artículo. Casi todos con la edad de jubilación más que sobrepasada, que suelen aguantar por aquellas regalías de la casa parroquial o cualquier otra necesidad prosaica, que conocen bien tanto sus compañeros en el clero como sus feligreses. El acta de su última reunión critica la pastoral de Novell, pero de una forma mucho más taimada y pastueña que aquel tremendista comunicado del inicio de pontificado, que recogió Prudentius de Bárcino en su artículo de 21-11-2010.
El retroceso del Forum Ondara es aplicable también al Forum Alsina y a otros movimientos progresistas de las diócesis de Tarragona y Vic. Cuando el obispo - sin necesidad alguna de enfrentarse directamente a ellos- les marca territorio y deja bien clara que su política pastoral estará en sus antípodas, aquellos valientes contestatarios reculan inexorablemente y se diluyen como un azucarillo. Por eso les decía anteriormente que todos tendemos a magnificar el progresismo eclesial. Pero si les quitamos su presencia mediática y su parasitismo subvencionado quedan en nada. Nos tocará aguantarlos, como en el programa Agora de este lunes por la noche en TV3, en el que para hablar de la Iglesia se reúnen Armand Puig, Francesc Torralba (¡como no!) y Torrens de Església Plural. Pero esta es una parte de la iglesia sin poder de convocatoria, mortecina, irrelevante y carente de huestes. La otra parte de la Iglesia no sale en los medios de comunicación, pero poco a poco se abre camino y ya tiene obispos que no solo la alientan, sino que la encorajinan.
Cuando hace poco leía a ese crack de la información eclesial que es Francisco José Fernández de la Cigoña referirse al nuevo gobierno episcopal de Monseñor Iceta y, en especial al ver la foto de sus semblantes y atuendos, pensé que, por suerte, la misma ya no es posible hoy en Cataluña. Ni tan siquiera en Barcelona. Aunque sea solo en los actos oficiales, todo el equipo de Sistach lleva clergyman; hasta Bacardit, aquel Bacardit que nos vino descamisado de Chile. El mismo atuendo sacerdotal que, en su casi totalidad, exhiben los sacerdotes jóvenes (los "encarcarats" de Godayol), con orgullo de su ministerio y con el riesgo evidente de ser zaheridos y ofendidos por la calle. Pero con la cara bien alta de mostrar abiertamente al mundo su condición sacerdotal. Son el futuro de la Iglesia, llenan sus parroquias, llevan a cabo la más eficaz labor social, tan indispensable en estos tiempos de terrible y prolongada crisis económica y no tienen miedo (¡ningún miedo!) a mostrar abiertamente que ellos no son sacerdotes vergonzantes.
Oriolt