Caso Pousa: La “Torna” del canonista Sistach

Para facilitar la comprensión a nuestros muchísimos lectores de fuera de Cataluña es necesario explicar que en catalán llamamos “torna” al añadido que se le hace a una pieza entera que no llegando al peso requerido debe complementarse con un trozo de más. Cuando el pan pesaba en la balanza, a la hogaza principal que quizás no alcanzaba el kilo, se le añadía un pedazo más hasta que la balanza señalaba el justo peso. En la compra de cuartos o medios corderos a un precio más económico que el corte al detall, también llamamos torna a ese trocito de pecho o cuello de carne que el carnicero le añade para equilibrar la oferta a su favor. Pero a veces la torna es un regalo. Cuando, por ejemplo, en el corte de una medida concreta de tela, si sobra en la pieza un trozo que no sirve ni para retal, este se ofrece como obsequio al cliente. Torna también es el redondeo que hace el vendedor a favor del cliente al cobrarle o devolverle el cambio.

Clarificando esto vamos a explicar como en la nota del arzobispado de Barcelona y en el tratamiento de la noticia por los medios de comunicación vamos a vivir, especialmente en los próximos días diversas situaciones de “torna”.

En primer lugar hay que explicar al gran público que una excomunión no es un despido profesional o como una expulsión de un miembro del seno de una asociación o institución. Una excomunión es una pena medicinal con vistas al bien espiritual del sujeto que la recibe a la espera de un arrepentimiento y una posterior y plena reincorporación a la comunión de la Iglesia. Es el castigo educativo de un padre a su hijo con ánimo de corrección y enmienda.

Es cierto que toda pena de excomunión, incluso las llamadas latae sententiae (diríamos las automáticas), para ser una pena justa debe estar precedida por un proceso administrativo, que no penal, de comprobación de los hechos antes de ser esta declarada. Pero las reiteradas declaraciones públicas del sujeto (en el caso Pousa, en los medios de comunicación y en el libro publicado) la hacen innecesaria.

Pero es que todo este proceso administrativo y penal es innecesario si miramos al bien del individuo, de Mn. Manel Pousa, y al bien de la Iglesia.

Lo que de entrada si es necesaria, como medida cautelar y prioritaria, es la suspensión a divinis, no por la presunta colaboración en aborto terapéutico sino por la ilícita simulación de sacramento en la unión de parejas homosexuales. Partiendo de aquí, hay que acompañar al sacerdote hacia el arrepentimiento y la conversión, proveyendo los medios necesarios para su bien personal. Empezando por un cambio radical en su orden de vida, si este quiere continuar ejerciendo el ministerio y presenta síntomas de dejarse ayudar en ese camino. No es un camino ni breve ni fácil, y necesita más un obispo que actúe como un padre y un hermano que no alguien a la manera de un juez civil. Dudamos que Martínez Sistach, más allá de la pantomima, sepa hacerlo. No lo demostró en muchos años en el Tribunal Eclesiástico.

Signo de todo ello es que aquí las declaraciones a los medios de comunicación sobran. Además evidencian que se está actuando, por una parte movidos por la presión mediática que pide la excomunión como venganza a un crimen (¡esos no somos nosotros, marmota altopirenaica!).

Pero por otra parte, al citar la labor social de Pousa, se ponen vendas antes de la herida, temerosos de la reacción mediática de los progres en el poder que echarán pestes no tanto contra la autoridad eclesiástica sino contra la Iglesia misma como tal. ¡Como si el único que realizara labor social en la Iglesia fuese Manel Pousa y la fundación Pare Manel! ¿Se imaginan a Sor Genoveva, que realiza otra inmensa labor social en el campo de la reinserción de presos, jactándose de colaborar en un aborto? ¿Es qué cada vez que los organismos diocesanos vayan a reprender alguna acción - de sacerdote, religioso o laico- van a destacar que dejan a salvo su labor social? ¿Acaso no es una obligación de todo cristiano su contribución a la caridad, ya sea en tiempos de crisis o en tiempos de bonanza? Esa coletilla no solo hace daño a los ojos, hace daño a quienes desinteresadamente, sin ruidos ni alharacas, realizan también una gran labor social, pero no buscan publicitarla con ataques a la doctrina de la Iglesia.

Porque la autoridad en la Iglesia, no puede ni debe ejercerse jamás, a partir de la presión ni cómo reacción, pues de ser así está en juego la justicia de sus actuaciones. Y en el administrar justicia el bien supremo de los individuos está por encima de todo. El de los católicos, que tienen derecho a recibir de sus pastores legítimos la recta doctrina también a partir de sus actos de gobierno, y el de Mn. Pousa que como presbítero tiene derecho a ser dirigido hacia su fin último, que es su salvación, por todos medios posibles.

Pousa corre el riesgo de convertirse en la torna de este caso porque nadie piensa en él como un padre. Y quizá ni siquiera como un amigo de verdad, quizá porque él, en su ingenuidad, su testarudez o su soberbia (no lo sabemos) también es manipulado por la izquierda ideológica o por toda suerte de rebotados (su amigo Carles Flavià incluido) para sus fines personales de venganza o ataque a la Iglesia. O bajo el pretexto de querer construir otra Iglesia. ¡Otra Iglesia es posible!

Por último, como ya se ha referido, también Germinans corre el riesgo de convertirse en la torna, confundiéndonos con aquellos que desean usar tabula rasa en los problemas de nuestra Iglesia, y haciéndonos responsables morales del “castigo a Pousa”.

Se confunden, yerran o van de mala fe los que lo hacen o los secundan.

Este artículo debería dejar claro el ánimo que nos mueve y la capacidad de distinción de los diversos planos morales de este caso.

En su artículo del pasado lunes, Prudentius de Bárcino, afirmó con tanta rotundidad como dolor que en esta diócesis estamos “ abandonados a las rencillas, envidias, rencores, ansias de venganza, desordenes afectivos e ideológicos, que buena parte del clero vive una triste pendiente de autodestrucción y que a pocos les importa”.

A nosotros nos importa Manel Pousa y la solución de su problema evidenciará en que manos estamos y hacia donde nos dirigimos. Lo menos importante, la torna, la manida excomunión.

El Directorio de Mayo Floreal
de Germinans Germinabit