El "jovencito" párroco de la Sagrada Familia
El "jovencito" sacerdote que aparece en la fotografía no es otro que el Rvdo. Lluís Bonet Armengol, actual párroco de la basílica de la Sagrada Familia de Barcelona. No hace falta ser Einstein para darse cuenta de que es un hombre que ronda los 80 años (nació en 1931), y que ya hace tiempo que debería estar jubilado sino es por una de las máximas de n.s.b.a. cardenal Martínez Sistach: "Que todo siga como está, hasta que yo me jubile". Es el inmovilismo que tanto daño está haciendo a nuestra castigada diócesis. No importa que todo degenere progresivamente, porque nuestro arzobispo no quiere tener problemas y los cambios traen problemas. Si se jubilaran muchos de estos ancianos párrocos éstos serían substituídos por jóvenes sacerdotes, que convertirían sus parroquias en "germinantes", pero eso no interesa al Sr. Cardenal porque crearía muchos recelos, envidias y pataleos a los sacerdotes que le auparon y que mantienen con él un pacto de silencio a cambio precisamente de mantener el "status quo".
El Rvdo. Bonet es además una de aquellas viejas glorias de nuestra diócesis, incluso fue vicario espiscopal de la zona del Vallés (actual obispado de Terrassa). Don Ricardo lo cesó en 1993 cuando nombró obispos auxiliares y la figura del vicario episcopal (muy vinculada a la "Unió Sacerdotal" y a viejas glorias de los tiempos de Don Narcís Jubany) pasó a mejor vida. Eso sí, le buscó no sólo un premio de consolación, sino el mejor premio que se le podía dar: ser párroco de la Sagrada Familia. Y no es sólo por la importancia del templo (que ha merecido la presencia de Su Santidad en la inauguración). Sino también teniendo en cuenta que este sacerdote es hijo de LLuís Bonet Garí, arquitecto y discípulo del mismísimo Antoni Gaudí y hermano de Jordi Bonet, actual arquitecto responsable de las obras de la basílica. Como ven, Don Ricardo hacía muchas cosas bien, con cabeza y sentido común, otra cosa es que aquella situación lógica en 1993 se prolongue "sine die" hasta hoy y más teniendo en cuenta no sólo la ancianidad del párroco sino también los importantes cambios que está viviendo este templo de proyección cada día más universal.
Una cosa hay que reconocer a nuestro personaje octogenario y es que nunca ha vestido ni vestirá como sacerdote, en eso hay que reconocerle una coherencia. En estos tiempos en los que hay tantos bailes de disfraces y tanto chaqueterismo con tal de estar en el poder, se agradece personas que se mantengan fieles a sus principios (aunque no los comparta en absoluto). La foto de la aspersión en la consagración de la Sagrada Familia lo demuestra. Mientras los vicarios episcopales (todos con alzacuellos aquel día) aspergen el templo, el Rvdo. Bonet (el primero por la izquierda en la fotografía) vestía como siempre de calle.
Como nos informaba Oriolt en su artículo de la semana pasada, la chapuza que ha hecho nuestro cardenal con el tema de la Sagrada Familia es descomunal y como acostumbra a suceder en la mayoría de sus decisiones no deja contento a nadie. ¿Como se puede gobernar una iglesia con un desaguisado así?. Imagínense que en una parroquia se nombra un párroco para la nave central de la iglesia, y otro para la capilla del santísimo o la cripta. Por tanto si un feligrés quiere celebrar un bautizo en la nave central tiene que acudir a un párroco pero si quiere hacerlo en un lugar más pequeño del mismo templo tiene que ir a otro. Parece de locos pero eso es exactamente lo que ha hecho nuestro arzobispo. El Rvdo. Lluís Bonet continuará como párroco pero sólo de la cripta, para las ceremonias en la nave central se deberá consultar al Consejo Episcopal, que en este caso está representado por su secretario el Rvdo. Sergi Gordo. Dicho de otra manera. Para la minudencias que se encargue el Rvdo. Bonet, para los actos importantes en los que puede lucir el cardenal, él mismo se reserva el control a través de su secretario.
Pero es que todavía hay un tercer elemento en discordia que es el Patronato de la Sagrada Familia que controla las obras y el dinero que se recibe para las mismas a fin de terminar definitivamente la construcción del templo. Para ese cargo el cardenal nombró a dedo a un político de su confianza: el dirigente de UDC (Unió Democràtica de Catalunya) Joan Rigol, cuando éste se quedó sin cargo al caer el gobierno convergente (y unido) en el año 2003.
Y uno se pregunta: ¿No sería más lógico buscar un sacerdote algo más joven que coordinara todas las áreas de la Sagrada Familia, para tener una cabeza clara visible y no dar una sensación de descontrol y falta de cohesión? Pues supongo que si, pero esa solución no entra en la cabeza de nuestro arzobispo que va poniendo parches sabiendo que está relativamente cercano el final de su mandato.
Antoninus Pius