Sistach se fue al Caribe
Es típico de cada año que nuestro cardenal se busque una excusa para no asistir a la Fiesta de la Familia Cristiana que se celebra en Madrid. En 2007 una inoportuna gripe le obligó a guardar cama; en 2008 se sacó de la manga la celebración de la misa por la familia a nivel local (sin que en los años venideros gozase de continuidad) y en 2009 no tuvo más remedio que asistir, pues no podía hacer el feo a otros cardenales europeos que concurrían al acto. Este año era muy llamativo ver quien presidía la celebración: los cardenales Rouco, Amigo, Cañizares y García Gasco más los curiales Antonelli y Cordes. Cuatro de los cinco purpurados españoles con derecho a voto en un hipotético conclave. ¿Dónde estaba el quinto? En el Caribe. Sí, sí, en el Caribe. En la misma República Dominicana. La excusa que ha hallado Sistach este año para no asistir a la Plaza de Colón ha sido un viaje a la República Dominicana. Y no se crean que se trata de un viaje relámpago, sino propio de todo un señor cardenal. Once días en la antigua isla La Española. Del 30 de diciembre al 9 de enero. Incluso pudo despedir el año a más de veinte grados de temperatura. Muy lejos de los rigores invernales madrileños.
Once días dan para mucho, hasta en la República Dominicana. Va a tener tanto tiempo nuestro arzobispo que tiene previsto visitar a su prima, la hermana María Rosa Baqué Sistach, religiosa concepcionista en aquel país. Como no se trata solo de un viaje de placer o de reencuentro familiar, el cardenal también tendrá su día de incremento de ego: el 7 de enero se le va conceder el Doctorado Honoris Causa por la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra de Santiago de los Caballeros. El obispo pronunciará la interesante lección "La presencia pública de la Iglesia en la sociedad". No estará tan rodeado de cardenales como en Madrid, pero al menos tendrá siempre a su lado al purpurado dominicano, Monseñor Nicolás de Jesús López Rodríguez y al arzobispo de Santiago de los Caballeros, Don Ramón Benito de la Rosa y Carpio. Como nuestro prelado es de natural detallista no faltará una visita al Santo Cerro, donde Cristóbal Colón plantó la primera cruz en territorio americano y donde tiene previsto recordar que en la catedral de Barcelona fueron bautizados los primeros indios llegados de América.
Todo el periplo parece una inocentada, pero no lo es. Por ese cuidado especial en los detalles que aludía, el cardenal salió de Barcelona el día 30, dos días después de los Santos Inocentes. La utilidad del viaje se desconoce totalmente, a no ser por la visita a la cosineta . En cuanto al doctorado Honoris Causa tampoco es que la universidad que lo concede tenga un acreditado prestigio académico, aunque ya sabemos del natural modesto de Sistach, cuyas únicas distinciones que se le conocen son las de hijo adoptivo de Banyalbufar o hijo predilecto de Camprodon.
Pese al jet lag y la profusión de actos, esperamos que nuestro arzobispo goce de un merecido descanso. El clima caribeño, la amabilidad de sus gentes y los idílicos paisajes favorecerán sin duda una relajación que permita el acopio de energías para este difícil año que acabamos de iniciar. Muchos quisieran haberlo empezado en Santo Domingo, sin embargo la crisis económica no les permite tales dispendios. Otros han acudido de voluntarios a la vecina y devastada Haití, a la que Sistach ni se le va a ocurrir acercarse. También otros (incluidos sus colegas en la púrpura) debieron padecer el frío de una mañana de enero en Madrid, con la finalidad de dar realce y aliento a múltiples familias que habían venido de toda Europa. A las que el Santo Padre tuvo el detalle de saludar expresamente en su alocución del Angelus.
No debo terminar sin enlazar mi artículo con las incesantes peticiones que está recibiendo el cardenal para la apertura al culto de la Basílica de la Sagrada Familia. Incluso le lanzo una idea: por qué no propone que el año que viene la Jornada europea de las familias se lleve a cabo en Barcelona. Se trata del último templo europeo consagrado por Benedicto XVI. Templo especialmente dedicado a la familia. Seguro que ni el Papa ni el cardenal Rouco se opondrán a esta iniciativa. Y después de ella, el mejor regalo sería volver a abrir el templo al culto como se merece, que no por ello va ver mermados los ingresos turísticos. Sea valiente Eminencia y reflexione sobre ello en el Caribe. Los cristianos catalanes se lo están pidiendo. Incluso en Cataluña Cristiana se ha publicado una dura carta contra el cierre al culto de la basílica. Hasta Monseñor Novell (lo siento Prudentius, pero es imposible el sosiego mediático), refiriéndose a la misa de Madrid, ha declarado: "Como obispo, intentaré que se haga algún tipo de acto como este también en Catalunya, ya sea en Barcelona o en mi propia diócesis".
Oriolt