25 años de renovación episcopal en Cataluña


Este lunes se cumplieron los 25 años del documento "Arrels cristianes de Catalunya", un escrito claramente nacionalista, muy comprensible con la línea de los obispos que entonces había por estas tierras, liderados por los arzobispos Narcis Jubany y Ramon Torrella. Todos formaban un bloque homogéneo excepto el entonces obispo de Tortosa, Don Ricardo Carles, que era el único no nacido en Cataluña, y que había mantenido su diócesis alejada del progresismo, entre otras cosas no enviando a sus seminaristas a estudiar a Barcelona. Es comprensible que no tuvo otro remedio que firmar para no quedar en evidencia con el resto de sus compañeros.

Pasado ese tiempo la valoración positiva del hecho ha corrido a cargo del copríncipe Joan Enric Vives que en un escrito en los diarios nacionalistas "AVUI" y "EL PUNT" ha recordado lo maravilloso que fue aquel documento y ha aprovechado para cargar duramente contra los que lo critican: "Algunos lo señalan como nuevo nacionalismo exacerbado de la Iglesia, causante de la secularización, la descristianización o la falta de vocaciones que estamos sufriendo. Pero como decía el obispo Carrera, son exageraciones interesadas y versiones de viejos rencores".

El resto de los obispos se ha mantenido completamente al margen del evento, ni siquiera n.s.b.a. cardenal Martínez Sistach, hijo espiritual de los firmantes, ha tenido demasiado en cuenta la efeméride, ya que él tiene otros problemas en este momento en la cabeza, como el que nos recordaba ayer Oriolt por sus "chapuzas" con la basílica de la Sagrada Familia. De los demás: no sabe/no contesta y eso es muy buena noticia.

Y es que 25 años después la situación ha cambiado sustancialmente, y de aquel bloque episcopal nacionalista monolítico amparado y protegido por el todopoderoso presidente Jordi Pujol se ha pasado a un episcopado mucho más plural con diversas orientaciones ideológicas, con diversas procedencias territoriales y con diversas fuentes espirituales de las que han bebido cada uno de los prelados.

Así en estos momentos encontramos entre el episcopado catalán los siguientes grupos:

1) LOS NACIONALISTAS: Son los herederos de los que firmaron aquel documento, están en franca minoría, ya sólo tienen dos claros representantes, nuestro cardenal LLuís Martínez Sistach y el copríncipe y obispo de Urgel Don Joan-Enric Vives. Ambos fueron discípulos del fallecido Cardenal Narcís Jubany, Sistach era su vicario general y luego su obispo auxiliar y hombre de confianza, y Vives era el secretario de todos los Consejos Diocesanos (Consejo Episcopal, Presbiteral…) y de todas las comisiones que constituía el cardenal gerundense para sacarse los problemas de encima. No necesariamente son "progresistas" en lo ideológico eclesial, pero se rodean del clero progresista en los principales cargos diocesanos para que no les creen problemas. El caso del copríncipe es curioso porque en Urgel al no encontrar clero progresista ha dado la imagen (incluyendo el caso de nuestro admirado Rvdo. Juan Antonio Mateo) de que es un obispo mucho más ortodoxo de lo que es en realidad.

2) LOS VALENCIANOS: Son obispos importados de Valencia, como una solución de transición ante la pésima imagen que había en Roma de la Iglesia en Cataluña. Se les consideraba inmunes al "virus nacionalista" al no haber nacido en Cataluña, pero por lo general son obispos que no quieren tener problemas y nunca se enfrentan de una forma decidida al progresismo y a los errores de sus antecesores, dejan hacer, que la cosa siga como antes y esperan a ver si les toca la lotería y les envían a una diócesis menos convulsa y conflictiva. Actualmente son tres: Don Javier Salinas en Tortosa, que ha dado la puntilla a la obra de Don Ricardo allí, que ya se cargó parcialmente su antecesor nuestro cardenal Sistach, Don Agustín Cortés, hombre bueno y con fantásticos informes, pero con una diócesis heredada de la obra del copríncipe (que confiaba convertirse en su obispo titular). Intenta no crearse problemas ni enfrentarse a su clero progresista aunque de vez en cuando nos sorprende con alguna decisión valiente (como la carta enviada a sus sacerdotes pidiéndoles que no hicieran absoluciones colectivas). Y finalmente Don Juan Piris, que ha querido encarnarse tanto en la diócesis leridana que por poco la lía y bien gorda con el tema del Patrimonio (incluso más que su antecesor Ciuraneta), nombró a un vicario general de claro talante progresista, aunque demostró valentía al censurar y cesar a su delegado de medios de Comunicación una vez Roma zanjó el tema de los bienes de la Franja aragonesa. Desde Germinans creemos que está linea (valenciana) ha sido un experimento nada recomendable para el futuro.

3) LOS TOLEDANOS: Han estudiado en aquel fantástico seminario que formó en Toledo nuestro gran añorado Don Marcelo González Martín, que fue expulsado de Barcelona por los nacionalistas de Pujol y compañía bajo el grito "Volem bisbes catalans" (queremos obispos catalanes). De ese seminario ha salido todo un ejército de excelentes obispos, que están repartidos por toda España e incluso por el extranjero y que simbolizan una garantía de formación adecuada y recta doctrina. Es gracias, entre otros, a este grupo de "toledanos" que el episcopado español ha dado un giro claramente positivo con respecto a sus antecesores. En Cataluña tenemos a Don José Angel Saiz Meneses, aupado por Don Ricardo Carles y demostrando en Terrassa que las cosas pueden hacerse completamente diferentes que en Barcelona, con una realidad social y eclesial completamente igual. Su influencia en Roma ha quedado clara con el nombramiento de un auxiliar en la persona del también toledano Don Salvador Cristau, que llevaba el Seminario con más vocaciones de toda Cataluña.

4) GENERACION JASP: Utilizo el apelativo que tan acertadamente propuso mi buen amigo Oriolt: Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados. Son una nueva generación de obispos, sin anclajes con el pasado, jóvenes y decididos, dispuestos a tomar decisiones y no dejar pasar el tiempo para no complicarse la vida. Con las ideas claras y más espirituales que políticos representan la gran esperanza de futuro para la Iglesia catalana. Por otra parte se declaran abiertamente no nacionalistas e incluso remarcan claramente aquello de que "La Iglesia catalana no existe, lo que existe es la Iglesia en Cataluña", que ha sentado como una patada a los progre-nacionalistas eclesiales. El primero es Don Romà Casanova, promocionado por Don Ricardo Carles, que tuvo que aguantar una entrada en Vic con pancartas y papelitos de cuatro exaltados en su contra en la plaza de la Catedral. De Don Xavier Novell sólo tenemos buenas noticias, la última la clarificación de aquellas enigmáticas palabras el día de su consagración episcopal diciendo que iba a hacer muchos cambios, algún "progre" despistado se ilusionó con aquello, pero él ya ha dejado claro que se refería al trato personal con sacerdotes y fieles, no a la línea doctrinal.

5) CAMBIANTES: Se refiere a obispos con un pasado claramente progresista pero que han hecho una evolución en su pensamiento eclesial hacia posturas más ortodoxas. Siempre queda la duda de que ese cambio sea real y no una forma de medrar eclesialmente, o dicho de otra manera si las cosas cambiaran para otro lado si también "se adaptarían" a los nuevos tiempos. A pesar de esas dudas razonables Don Francesc Pardo ha demostrado valentía a la hora de plantar cara al Forum Alsina de Girona, al que ahora no se le oye ni musitar. Otras actuaciones del prelado gerundense también nos han gustado aunque nos decepcionó llevando a Jordi Pujol a adoctrinar a sus sacerdotes. A Don Sebastià Taltavull, independientemente de su linea ideológica, habría que hacerle un monumento, lo que está aguantando en silencio, de desprecios y desplantes de su propio arzobispo (Sistach) que lo aceptó como auxiliar, es digno de elogio. Por otra parte ha demostrado una proximidad y un trato humano excelente con todo el mundo, algo que es de agradecer más allá de sus ideas, como ya sucedía anteriormente con su antecesor el malogrado Don Joan Carrera.

6) OPUS DEI: Tiene un sólo representante en la persona de Don Jaume Pujol, arzobispo de Tarragona, ya que era sacerdote de la prelatura del Opus Dei antes de ser consagrado obispo. Es evidente que su formación intelectual y su claridad doctrinal están fuera de toda duda. Después de unos años de prudencia, cambió al todopoderoso Rvdo. Miquel Barbarà como Vicario General, hombre de confianza del cardenal Sistach y de sus antecesores en Tarragona, en la linea del continuismo, en la que fue propuesto varias veces como obispo. Por suerte sin conseguirlo.

Antoninus Pius