En lo que han convertido el antiguo Seminario Menor
Se ha hablado mucho del penoso panorama del Seminario Diocesano bajo la dirección del todopoderoso Mn. Josep Maria Turull, pero nunca se ha comentado la situación del Seminario Menor que actualmente se encuentra dentro de los muros del Seminario Mayor y bajo las órdenes del mismo Mn. Turull. Como era de esperar sus números también son ridículos y de momento no auguran ninguna esperanza. Pero no siempre ha sido así. Hace muy pocos años, en tiempos del cardenal Carles, el Seminario Menor tenía un edificio propio, un rector propio y una nómina nada despreciable de vocaciones que hoy son sacerdotes diocesanos.
¿Qué es lo que pasó? Que al ser nombrado Mn. Josep Anton Arenas como rector del Seminario Menor, no paró hasta conseguir que el Seminario Menor abandonara su tradicional ubicación, en la montaña de La Conreria (Tiana) y se instalara en Barcelona. Y es que Mn. Arenas no se sentía nada cómodo alejado de los centros de poder diocesanos, en los que tanto le gusta mover la cola. Para ello utilizó las artimañas más sucias como por ejemplo realizar un informe lleno de falsedades en el que se decía que el Seminario Menor se había convertido en un centro casi para delincuentes. Y todo ello cuando hacía muy poco que el propio Josep Maria Turull había salido de él, con gran indignación por su parte y por la de sus compañeros de curso. También se expulsó a las bravas y sin miramientos a todo el profesorado, acción que a punto estuvo de causar un serio conficto laboral a la diócesis.
¿Y qué pasó con el edificio del antiguo Seminario Menor? Pues que el edificio propiedad de los cartujos de Montalegre pero cedido a la diócesis, en vez de convertirlo en un centro de espiritualidad o en algo parecido se "traspasó" a la Fundación Pere Tarrés, una institucion oficialmente cristiana pero que deja mucho que desear en cuanto a su confesionalidad religiosa, no así en cuanto a la política, claramente nacionalista y vendida al gobierno de Pujol, cuando el Director General de Juventud era el jesuíta P. Enric Puig, el mismo que coordinó la visita papal. Estos últimos años han tenido que hacer verdaderos ejercicios de malabarismos para contentar también a los dirigentes del tripartito y no perder sus cuantosísimas subvenciones públicas.
Para que vean en lo que se ha convertido esta institución que tantas vocaciones ha proporcionado a la Iglesia diocesana lean esta carta que nos ha llegado al respecto:
Amigos de Germinans:
No he visto análisis vuestros sobre la Fundación Pere Tarrés, actualmente controlada por capitostes del PSC y convergentes, cuyo estilo másonico impregna tanto el ideario como las actividades de tal institución, en teoría perteneciente a la Iglesia. Os recomiendo que os asoméis a las páginas que en Internet existen sobre esta fundación. Analizad por favor su ideario, que en mi opinión es el de un deísmo desleído y puramente de fachada, casi volteriano. Investigad también sobre sus miembros más encumbrados y os llevaréis más de una sorpresa. Ante tal caballo de Troya dentro de la Iglesia solo tengo dos hipótesis: o nuestro cardenal no se entera, o bien es cómplice de los del mandil, que señorean tal institución.
No hablo por hablar: por razones de trabajo he estado diversas veces en su casa de colonias en el antiguo Seminario Menor que los cartujos de Tiana cedieron a la Iglesia para actividades a mayor gloria de Dios. La realidad es que ahora apenas quedan signos religiosos en el edificio. Se ha convertido en un hotel para pobres en el que se reúnen los grupos más pintorescos y ajenos a la Iglesia: compañías de teatro que se encierran para ensayar, asociaciones de homosexuales y lesbianas con hijos adoptados, grupos de alumnos de institutos… Aquello por las noches es más parecido a un lupanar que un centro de recogimiento, de retiro y de reflexión. Las capillas están cerradas a cal y canto o convertidas en cuartos para las maletas… Y los monitores que “alegran” y adoctrinan a los grupos de estudiantes no les hablan precisamente de Dios y del Evangelio.
Creo que el edificio pertenece todavía a los vecinos cartujos que, al ser tan buenos y tan poco suspicaces, no se han percatadado de la utilización tan poco edificante de su propiedad. Creo que el padre Tarrés si viera todo el mal que se hace en su nombre se indignaría y se llenaría de tristeza. A los mencionados cartujos además les rondan los de la Diputación de Barcelona, que con ayudas interesadas tratan de encandilarlos y están esperando la ocasión de apropiarse de su cenobio. Ruego, pues, a Germinans que siga este tema.
Fray David de la Trinidad
Josep Anton A. M.